Defensa de cuchillo (Técnica 1)

17 3 0
                                    

Octavio no me otorga ni un solo respiro: repetimos una vez más los desplazamientos y enseguida empezamos un nuevo ejercicio. Este último consiste en los desplazamientos que se deben realizar si el arma que empuñamos es un cuchillo: la posición inicial es la misma que la primera y las manos "en guardia" (es decir, la mano de la misma pierna adelantada, empuñando el cuchillo; y la mano de la pierna que va atrás a la altura del pecho, la mandíbula y el cuello, protegiéndolos). Entonces avanzamos con el mismo mecanismo que con los desplazamientos anteriores. Si la primera técnica me había dejado mareada, aquella me deja queriendo devolver el almuerzo.

— Muy bien —dice Octavio—. Ahora te voy a enseñar algunas técnicas de defensa de cuchillo.

Dicho aquello, saca su cuchillo y me incita a ponerme enfrentada a él.

— Haz como si fueras a apuñalarme en el estómago —me ordena, entregándome el cuchillo.

Yo lo miro, dubitativa. Tengo miedo de que no consiga detener mi ataque a tiempo y yo lo lastime por accidente. Sin embargo, entonces recuerdo cómo se enfrentó a tres soldados ebrios y me decido. En cuanto ataco con el arma en la mano derecha, el enano detiene mi ofensiva con el filo del antebrazo izquierdo en mi antebrazo y el filo de su mano derecha en mi bíceps, casi a la altura de mi codo. Con su mano derecha, el Rubio envuelve mi codo y lo empuja de manera a voltear mi cuerpo y a dejar mi brazo flexionado contra mi espalda y sigue empujándolo hacia arriba para, al final, quitarme el arma de las manos y colocármela en la nuca.

— Esta es una técnica —dice—. ¿Crees poder repetirla?

Sin esperar respuesta, el enano se coloca de modo a estar enfrentado a mí y empuña el cuchillo con una habilidad preocupante. Reproducimos la situación lentamente, para que yo tenga tiempo de asimilar. Entonces, cuando el filo del cuchillo no está ya muy lejos de mi estómago, intento imitar la técnica que me mostró. Titubeo un poco al principio, dudando acerca de dónde colocar qué brazo, pero rápidamente encuentro la posición correcta y procedo a voltear a Octavio y ajustar su brazo a su espalda. Entonces le quito el cuchillo y lo coloco junto a su cuello, con extremo cuidado de no apoyar el filo del arma.

— Muy bien —me felicita él—. Repitámoslo una vez más y después intentaremos otra técnica.

Y así lo hacemos, con el mismo brazo y luego con el otro. Luego de haber practicado con ambos brazos al menos seis veces, cambiamos. 

Moneda. Diario de entrenamiento (SPIN-OFF)Where stories live. Discover now