Como olvidar los malos recuerdos que seguían aturdiéndome en la escuela, cada fin de domingo en la noche, alistar en uniforme y esperara que nada me faltara puesto que si no llegaba ordenada me devolverían a casa y eso no era lo que deseaba, siempre mantenía al tanto lo completo aunque fuera un poco radical, un suspiro que salía cada vez que llegaba a al portón negro de la entrada y al 'primero en saludar un señor de blancos cabellos que parecía no tener sentimientos tampoco, serio, enojado y poco cortes, talvez eran las características de todos los que cuidaban una puerta el resto de su vida, sin embargo el año en que cambiamos de edificio me sentía un tanto emocionada pues tenía a mi parecer más oportunidades de conocer a otras personas y así alejarme de una vez de aquellas amistades que eran toda una pesadilla completa, al presentarnos al aula varios y varias chicas nuevas llegaron, dos personas que por primera vez lograron entender solo cierta parte de la complicada cabeza y timidez de este ser humano, compaginamos hasta cierto punto y logre tener nuevas amistades, y entonces por primera vez sucedió algo que no pensaba sentir, el hermano mayor de una de mis nuevas amigas me parecía ciertamente atractivo, era una año mayor que yo por ir a un grado avanzado, no pensé que las cosas fueran normales al sentir aquello, pero simplemente como todo en la vida lo calle, cuando no presentaron mi cara no podía dejar de delatar aquella atracción que me envolvía, el chico no era tonto y se dio cuenta sin embargo no dijo nada y fue un chico muy amable, las compañeras nuevas compañeras eran aún más bonitas que yo, o así lo percibía, otras se acercaban a él y le coqueteaban, como podían hacer semejante cosa, cuando observaba que las tocaba e la cintura o las abrazaba la repulsión volvió a ceder ante mí, pues solo quería sentir amor, cariño, comprensión, sinceridad, protección, cosa que no sentía en la vida y deseaba volver a tenerlas a toda costa, cometí el gran error de expresar lo que sentía y hable con la hermana aun para mi suerte el físico importaba mucho, experimente un nuevo tipo de rechazo y al parecer dolía bastante, fue entonces que empecé a preguntarme sobre mi físico y si debería cambiarlo, la poca autoestima que tenía empezó a colapsar poco a poco hasta que la vida logro arrebatarla dejando inconformidad y asco de mi propio cuerpo, creyendo que nadie me vería bonita porque ya estaba tocada y sucia por un hombre detestable.

Luego de unos meces olvide sentirme así y lo que había pasado con el chico, no era de tanta importancia agregado a todo lo que pasaba en mi alrededor, sin embargo las peleas y gritos entre compañeras nunca cesaron, la burla y la denigración no dejaban de aparecer, algo que me perturbaba aun poco era la manera en que un profesor me observaba, cada vez que llegaba no dejaba de verme las piernas y me daba cierto temor y repulsión creer lo que se imaginaba viéndome, una día elegía a las chicas que serían las porristas del colegio para el desfile de independencia, entregaba un tarea y el cuaderno para la revisión semanal y mi rostro despectivo ante su mirada baja observando mis piernas, preguntaba si necesitaba algo, me ofreció ser porrista del colegio y una de las chicas sobresalto su ego, diciendo que el docente estaba ciego, si acaso no se daba cuenta que era una mujer fea y no tenía siquiera derecho a ofrecer ese tipo de cosas, como siempre le di la razón y deje pasar esa oportunidad, como podría una persona como yo desfilar con un vestido tan hermoso hecho solo para princesas, si solo era el monstro del cuento.

Entre miles de cosas el tiempo paso no obstante para bien o mal siempre eran las cosas desastrosas las que gobernaban mi desolado mundo, y volvió aquel sentimiento extraño por otro chico, esta vez era del mismo grado pero estaba en otro salón, empezaba a creer que debía ser ciega para no generar tales sensaciones con los hombres, pues conllevaba cierto malestar emocional que cansaba el doble de las cosas que pudieran pasarme en el resto del día, era desgastante y muy cruel para mi frágil e inestable corazón, pero esta vez alguien más se involucró para hacerme el peor daño, creí que había aprendido del primer error y esta vez le comentaba a mi hermana menor sobre el chico, daba la casualidad que el primo de el era compañero de clase de mi hermana, volví a equivocarme y esta vez una carta llego a mis manos, una carta que según mi pensamiento era del chico que me gustaba, decía que también sentía lo mismo por mi y que deseaba ser mi novio, que me vería en la segunda planta del edificio para corresponder su respuesta, entusiasmada y sin decirle nada al respecto fui hasta donde se encontraba y le confesé mis sentimientos, sorpresivamente su rostro cambio de tranquilo a impacto y su mirada empezó a verme desde la cabeza hasta los pies, sus claras palabras fueron "tú no me gustas, esa carta no la escribí yo y mucho menos a ti, lo siento no eres linda para mí, lamento que te hayan jugado una broma tan sucia" algo dentro de se rompió de nuevo y el rechazo se volvió intenso y duradero, junto con la traición al enterarme que la carta había sido escrita por el amigo de mi hermana y fue ella quien me la entrego diciendo que era del ese chico, muchas veces me pregunte porque lo haría, acaso un juego inocente creyó que manejaría bien, pues a pesar de eso comprendí que la vida no tenía nada bueno que ofrecerme, llegue a casa y estaba mi abuela dormida, llore como la primera vez que me sentí sucia y la peor de las basuras existenciales, tome el cuchillo de la cocina y lo puse en mis muñecas, mi hermana lloraba pidiéndome perdón por sus acciones, sin embargo la necesidad de dejar de existir se volvía muy fuerte, al final tire a la esquina el objeto punzante y llore toda la noche sobre mi almohada, esperando a quedarme dormida para dejar de sentir, los sueños y pesadillas que nunca me dejaron descansar para variar.

No volver a callarWhere stories live. Discover now