𝕯𝖎𝖛𝖎𝖓𝖚𝖒 𝖎𝖌𝖓𝖊𝖒

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Resopló con frustración punzante, sintiendo como su estrés se deslizaba por sus labios, alzando con destreza su mano y trazando con la tinta de su pluma en la fina capa de papel de su hoja, continuando escribiendo.

Al notar que se estaba haciendo tarde, y que el ocaso estaba primeramente apareciendo a primera hora ante su rostro, su mano se movió con rapidez, escribiendo cada palabra con pasión en sus letras, sintiendo que las gotas de sudor empezaban a brotar como las gotas de rocío en las mañanas, por tal esfuerzo de mantener una estructura coherente en su apresurada escritura.

La escritura era su forma de ser.
la escritura era su vida.

Paró en concreto en sus últimas palabras frescas, viendo con recelo lo que había escrito, sintiendo a la vez como una gota de sudor se deslizaba por sus pómulos tintados en rojo por tal esfuerzo de darle profundidad y repercusión, apartando que sus sentimientos se habían introducido en el texto intrusivamente.

Dazai no se conformaba con una simple confesión, aquel hombre no le bastaba solamente solapar burdamente lo que desconocía o, lo que a simple vista veía. Quería que aquellas simples palabras carentes de tristeza y brillantes de un ardiente fuego de amor, repercutieran en el joven a quien admiraba de lejos todos estos años que pasaban día a día acompañándolo desde que se conocieron por casualidad de la vida.

Que sintiera lo mismo.

Que el divino fuego tuviera piedad de sus palabras.

Doblo la hoja con delicadeza después de su arduo trabajo, moldeando las líneas rectas perfectamente con sus dedos en cada doblez, envolviendo su oda de amor con la envoltura de la carta. Cerrando con cuidado la misma y sonriendo complacido por su trabajo recién realizado.

Miro por encima de su obra, sintiendo que sus manos temblaban un poco por lo que pudiera pasar al saber que el de cabellos oscuros, no correspondía recíprocamente sus sentimientos. Aunque en sí, el sabia a la perfección que esto solamente se trataba de alguien anónimo, alguien quien estaba solamente observando a lo lejos y dedicando palabras extraordinarias a un joven escritor.

Alguien sin pena ni juicio de decir algo.

Por lo que, no tenía derecho a quejarse de ese trato, el mismo se había condenado a interactuar con el pálido chico de ese modo; así que su verdugo era si mismo.

Exhaló aire y prosiguió a guardar aquella carta en el bolsillo de su traje con normalidad.

─Ciruelo

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─Ciruelo. ─dijo en voz baja, botando con habilidad la carta encima de otra.

─Uhm ─bajo la mirada y checo sus cartas, alargando una sonrisa engañosa de un noble daimon al contrario, aún mirando al de bufanda, fingiendo que poseía alguna carta de veinte puntos -un echo- que no era cierto─, sakura.

Akutagawa se quedó en silencio por a ver caído en su trampa, y sus labios se elevaron levemente.

─Aburrido. ─continúo Dazai colocando la carta.

𝗥𝗔𝗦𝗛𝗢𝗠𝗢𝗡 | DazakuWhere stories live. Discover now