—Conozco esa mirada, ¿planeas decirle?  —murmura Natasha al mismo tiempo que retuerce sus dedos en espera de una respuesta.

Suelto un suspiro. Riley ríe desde la cocina y mi estómago se revuelve al momento en que el sonido de su risa ingresa por mis oídos, de la misma forma en que lo hizo la primera vez que la vi sentada en la cocina, tenía lagrimas secas en las mejillas, y tuve que resistir las ganas de agacharme para estar a su altura, mirarla a los ojos y preguntarle qué le pasaba.

—No lo sé —respondo con un suspiro, llevándome el rostro a las manos—. A veces suena como una buena idea en mi cabeza, pero después comienzo a pensar en todas las desventajas... En que quizás terminará sin querer verme por el resto de su vida y me pregunto, ¿es realmente necesario? Quiero decir, las cosas están bien ahora, podemos empezar de nuevo, ¿no era eso lo que queríamos?

Nat pone una de sus manos en mi hombro y me fuerzo a alzar la mirada para verla. Ella hace una mueca que lo más probable partió como una sonrisa y después se encogió de hombros.

—Sé que ya hemos tenido esta conversación como un trillón de veces —dice ella—. Pero creo que deberías decirle, quizás no ahora, o mañana. Pero pronto, Steve. Ella merece saber toda la verdad. Y, Riley no es tonta, tarde o temprano se dará cuenta que algo no anda bien y encontrará la forma de enterarse. Creo que merece escucharlo de ti.

Como si eso no lo supiera. Como si no llevara todo el tiempo desde que Riley volvió de Londres sintiéndome como la peor persona del mundo. Como si no considerara la idea de contarle todo cada maldito segundo.

—Tengo miedo, Nat —digo, y me doy cuenta que es la prima vez que lo admito en voz alta—. Tengo miedo a que no quiera volver a verme. Haz visto como me odia, no creo que sea una coincidencia, lo que sea que Wanda hizo...

Natasha frunce el ceño seguramente considerando las palabras que acabo de decir, y por la forma en que parece echar humo pensando, sé que le encuentra sentido a mis palabras.

—Creo que prefiero estar en su vida, aunque me odie y todo lo demás, a simplemente no verla nunca más. No se si sería capaz de sobrevivirlo —digo dejando caer mis manos sobre mi regazo.

—Sobreviviste cinco años —dice ella poniéndose de pie—, yo creo que sobrevivirías más que bien sin Riley. De todas formas, no lo sé, quizás podría sorprenderte.

{...}

No lo admitiré nunca en voz alta, pero, la verdad es que echaba de menos a Scott

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No lo admitiré nunca en voz alta, pero, la verdad es que echaba de menos a Scott.

Solo un poquito.

carry on | steve rogers | TERMINADAWhere stories live. Discover now