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Freddy suspiró, viendo la hora en su teléfono. Detestaba estar ahí desde temprano cuando podía trabajar desde casa. A simple vista jamás en la vida tendrías el conocimiento que Freddy Fazbear estaba en un sitio para adultos buscando por hombres mayores y que ya había encontrado a uno, al cual le había mandado fotos explícitas. Solo veías a un joven Fazbear con un traje increíblemente costoso hecho a su medida caminando hasta su oficina.

Ambas puertas fueron abiertas por él, entrando a su oficina por fin. Ahí mismo estaba Chica ordenando las carpetas con proyectos dentro y también organizando las reuniones importantes de Freddy. Chica era su secretaria desde hace muchísimo tiempo, y agradeció que estuviera ahí para no hacer las cosas más aburridas.

—¿Dormiste bien, Freddy? —Chica preguntó, dejando que Freddy se siente por fin. Podía notar que Freddy no estaba de humor por la mañana para preguntas, así que solo sonrió. —¿Te respondió, verdad?

La miró, sonriendo de inmediato al recordar que ese día lo iba a ver. —Iré a verlo al salir de la empresa. Le dije que quería verlo hoy a las seis. Primero tengo que regresar a casa a cambiarme, no quiero llegar así con él. —explicó.

—¿Por qué no?

—Las preguntas de siempre; dónde trabajo. —miró uno de los documentos que tenía ahí, agarrándolo. —aunque me pareció extraño que no se haya dado cuenta quien soy…

—De todas formas lo va a saber hoy.

—Sí, lo sé pero, ¿No te parece extraño?

—¿No es lo que te gusta? ¿Que no sepan quién eres?

Freddy se quedó pensando en aquello. El resto del día avanzó con normalidad hasta que era la hora de la salida. Freddy agarró sus pertenencias y algunos documentos que tenía que revisar en casa, saliendo de la empresa para dirigirse a su residencia. Estaba nervioso por ese día, ya quería que todo pasara. Sonrió pequeño, gustándole que su plan estaba saliendo a la perfección.

Chip de su lado también estaba nervioso, no sabía que era lo que iba a pasar ese día. Tenía miedo de que no aparezca y lo deje ahí tirado. Viendo la hora, tenía que irse ya para llegar a tiempo. En su camino a la puerta, escuchó la voz de alguien que lo llamaba.

—¿A dónde vas, Chip? —alguien preguntó. Chip volteó, encontrando a Marcelo (music man). Ya había regresado de Italia desde la mañana. —¿Vas a verte con alguien?

—¿Desde cuándo te importa, wey? —preguntó con una risa al final, saliendo del departamento para irse de una vez.

Al llegar al lugar, tragó saliva leve, sintiendo los nervios en todo su cuerpo. Según las indicaciones que le había dado, estaba justo frente a él, solo que no le veía el rostro al darle la espalda. Se acercó con cuidado, suspirando después para sacar todos los nervios de él.

—Eeh… hola, ¿Tú eres Freddy? —preguntó de repente. El nombrado volteó, haciendo que de unos pasos hacia atrás para verlo mejor. Se había olvidado que los hombres a veces eran más altos que él. Chip se quedó sin habla al verle el rostro, incluso lo sintió arder.

Era imposible ser tan hermoso, ¿Cómo existía?, ¿Cómo estaba ahí frente a él como si nada? Cómo si no fuera el hombre más lindo y bello que sus ojos hayan visto desde que tiene memoria. Freddy solo lo miraba con aquellos divinos ojos azules, la expresión de seriedad y un leve movimiento de su cabeza para decirle que sí.

—¿Chip Hernández? —pronunció. Hasta su voz era linda.

Chip asintió, sonriendo después. Freddy le dió una sonrisa de vuelta. Si, le gustaba aquel hombre. Era todo lo que estaba buscando y no iba a pedir más. Con solo verlo se daba cuenta de que no era un sugar daddy que le pagaría todo pero, no le importaba, era atractivo y grande.

𝐁𝐄 𝐌𝐘 𝐃𝐀𝐃𝐃𝐘 | frechipDonde viven las historias. Descúbrelo ahora