Luego de un corto rato, sintió como su mano era apretada también. Kovu miró sus manos y luego nuevamente a ella.

La princesa abrió los ojos lentamente. Mirando a su pareja, apretó más su mano.

—Kiara...—Sus ojos se llenaron de lágrimas.

—Hola, príncipe—Aunque le costaba, sonrió.

Su pareja se acercó a su frente y la besó dulcemente.

—Gracias al cielo que estás bien.—Sonrió el moreno

Kiara dibujó una sonrisa en su rostro sin mostrar los dientes.

—Tu padre sabe de lo nuestro. Todos ya lo saben —Se corrigió rápidamente y sonrió.

—¿¡Q-qué?!—La joven se exaltó.—¿¡y qué dijo?!—Ambos aún no se soltaban la mano.

—Tranquila, princesa.—Rio el joven.—Lo aceptó. Dijo que te merezco.

La joven suspiró mirando a su pareja.
Kovu acarició sus brazos con dulzura.

—Gracias a los reyes del pasado.—Ambos rieron.

—Perdona lo que hizo mi madre...—Susurró triste el moreno.—Si no fuera por ella, no estarías aquí en ese estado...—Señaló su pecho todo vendado.

—Shh, tranquilo...—Susurró de forma tranquila y dulce.—Estoy bien y es es lo que importa.—Acarició su mejilla—Gracias a ti por lo que hiciste.

—Se lo merecía...—Susurró.—Era una mujer muy mala en cualquier sentido que lo vieras...—Sonrió con tristeza.

—Y tú...—Sonrió—Tú fuiste muy valiente—Repitió la frase dicha por ella cuando eran unos niños y apenas se estaban conociendo.

—Sí, tú también fuiste valiente.—El de ojos verdes le siguió el diálogo.—Me llamo Kovu.

—Y yo Kiara.—Ambos rieron recordando aquel momento y Kovu se acercó a sus labios para besarla.

En ese momento entraron los demás a la habitación. Sus hermanos, sus padres, los familiares de Kovu y los integrantes de ambas tribus.

—¡Kiara! Mi pequeña—Sonrió la mayor de ojos claros.

Kovu se separó de su pareja y admiró aquella escena familiar. Suspiró. Como desaría haber tenido una familia así. Y ahora la tenía; Kiara, Simba, Nala, Kion y Kopa eran su nueva familia.

—Kovu, no sé cómo agradecerte.—El hermano mayor de la joven se acercó.

—No me lo agradezcas...—Sonrió el moreno.

♥♥♥

Pasaron tres semanas y Kiara ya estaba radiante y sonriente como siempre. Era como si no le habría pasado nada. Ahora, se dedicaba a pasear por donde quiera con Kovu, pues no debían esconderse.

—¿Fresas o moras?—Ambos iban caminando por unos pastizales cerca del palacio.

—Mmm, moras—Sonrió el joven de ojos verdes.

—¡Las fresas son mejor!—Exclamó la de cabellos claros.

—¡Claro que no!

—¡Sí!

Ambos fruncieron sus ceño y luego carcajearon. Cuando las rosas se calmaron, Kovu miró a la joven:

—Kiara, ¿Puedo hacerte una pregunta?—El chico se paró frente a su pareja.

—Claro que sí—La de ojos rojos sonrió.

—Escucha, todo este tiempo que he pasado junto a ti he sido más que feliz. Eres la única mujer en mi vida y la más hermosa de todas.—Kiara sonreía pero se encontraba confundida. ¿Adonde quería llegar?—Lo que quiero decir es que...—se arrodilló frente a ella con una pierna y la miró.—Kiara...—Sacó una pequeña cajita de su bolsillo.—¿Me concederías el honor de convertirte en mi esposa?

Kiara abrió los ojos con sorpresa y se llevó las manos a la boca. Sus ojos estaban a punto de llorar, su corazón latía tanto que parecía que se le iba a salir del pecho. Se quedó petrificada, nunca había pasado por tantos sentimientos en un solo momento.

—S-sí...—Susurró entre lágrimas—¡Sí, acepto!—Gritó y se tiró sobre él. Ambos cayeron al piso abrazados, Kiara sobre él.

—¡Te amo, te amo!—La joven no dejaba de gritar de la felicidad que sentía. Ambos se besaron apasionadamente mientras se abrazaban y Kovu, riendo, le puso el anillo en el dedo correspondiente. —Kovu, es hermoso—Dijo la joven admirando el anillo sin salir de la posición en la que estaban.

—Lo mejor para la mejor chica, para la mejor princesa y para mi mejor futura esposa—Sonrió acariciando sus piernas, las cuales estaban al aire libre por el vestido corto que llevaba.

—Te amo...—Susurró la princesa juntando las frentes.

—Yo más, princesa—Sonrió copiando su acto sin dejar de acariciarla con los ojos cerrados.

Luego de unos momentos así, Kiara se levantó y su futuro esposo lo siguió.

—¡Hay que decirle a mamá y papá!—Agarró su mano y lo arrastró por todos los pasillos del palacio hasta encontrar la sala en la que estaban sus padres.

Al fin Kovu había encontrado al amor de su vida. Una chica dulce, amable y hermosa. Kiara había encontrado a la pareja ideal y no era ningún príncipe con capa roja y perfecto.

Nadie es perfecto en la vida, pero hay quienes encuentran la perfección en aquellas personas. Hay quienes encuentran similitudes y razones por las cuales estar con aquellas personas.

Así había pasado con Kovu y Kiara, ninguno de los dos esperaba enamorarse mutuamente. Pero ocurrió, el amor verdadero puede llegar de cualquier lugar y cuando menos te lo esperas.

Fin.

͠s͠ᴏ͠ʟ͠ᴏ ͠ᴀ ͠ᴛ͠ɪ ͠ᴛ͠ᴇ ͠ɴ͠ᴇ͠ᴄ͠ᴇ͠s͠ɪ͠ᴛ͠ᴏWhere stories live. Discover now