25. Deberían besarse para romper la tensión

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Harry y Draco miraban como la chica se reía, con muecas de asco e incredulidad.

-Tu novia está loca. De remate.

-Lo sé, pero así la amo.

Y Draco mientras miraba a Annie, sentía que el peso sobre sus hombros se hacía más liviano. Más soportable.

(...)

La victoria de la final de quidditch para los Gryffindor fue una locura. Se festejó en la sala común durante días y no había quien les borrase la sonrisa. Annie había estado ayudando a Draco con el armario, pero no podía hacer mucho. Requería de magia negra y Annie no era muy aficionada a esta.

Annie y Harry caminaban por uno de los corredores, cuando un alumno de Gryffindor le entregó a Harry un rollo de pergamino.

-Es de Dumbledore.

Annie lo miró. Aún no se había olvidado de la misión que tenía que hacer.

-¿Crées que..?

-No lo sé -suspiró- tendré que ir a averiguarlo.

-Iré con Draco.

Se besaron y emprendieron caminos diferentes. Al llegar al séptimo piso y esquivando a Peeves, Annie vio a la profesora Trelawney tumbada en el suelo, con uno de sus chales cubriéndole la cabeza, los relucientes collares de cuentas enredados en las gafas y varias botellas de jerez esparcidas alrededor, una de ellas rota.

-¡Profesora! -Annie se acercó presurosa y la ayudó a incorporarse. Ella soltó un fuerte hipido, se arregló el pelo y se levantó agarrándose del brazo que le tendía Annie-. ¿Qué ha pasado, profesora?

-¡Buena pregunta! -repuso con voz estridente-. Iba caminando tan tranquila, pensando en ciertos presagios oscuros que vislumbré hace poco…

-¿Quiere que la ayude a llegar a la enfermería o algo? -ofreció. La mujer negó mientras se balanceaba y trataba de caminar en línea recta.

-No gracias, querida. Yo misma puedo -y se perdió doblando el pasillo. Annie se mordió el labio y pasó tres veces frente al tapiz, dejando ver una puerta. Miró a ambos lados y abrió la puerta. Se encontró la misma sala de otras veces.

-¡Draco! -gritó Annie tratando de localizarlo.

-¡Annie! -gritó el rubio y apareció por una esquina. Corrió hasta ella y la atrapó en un abrazo, elevándola y dándole vueltas- ¡ya está arreglado! ¡No me matará!

Annie sonrió tristemente y lo abrazó. Se separaron y el rubio mostró su rostro serio.

-Los mortífagos entrarán a Hogwarts en unas horas, Annie.

-Lo sé.

-Yo... cuídate, ¿si? No sé en cuánto tiempo nos volveremos a ver, pero cuídate. Haz que todos esten en sus salas comunes y.. protégelos con hechizos..

-Protegeré a todos los que pueda -asintió- matarás a Dumbledore.

-No quiero hacerlo -susurró el rubio. Annie suspiró y elevó las manos a los costados del rostro de Draco al ver como su rostro dejaba ver el miedo que sentía- quiero pelear con ustedes, no quiero huir como un cobarde.

-No lo eres. Nos estás ayudando, fuiste muy valiente al aceptar nuestra ayuda con el armario en vez de hechizarnos.

El rubio abrazó a Annie, buscando un consuelo que no tendrá por los siguientes meses.

Annie y el Misterio del PríncipeWhere stories live. Discover now