|| CAPÍTULO TRES ||

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—Alguien tuvo una noche agitada —comenta y me doy cuenta de que ella es de ese tipo de personas que apenas conoces ya sientes que tienes confianza, como si hubieran sido amigos en otra vida y solo estuvieran retomando la amistad de nuevo.

Party monster —murmuro y tomo un sorbo de la botella de agua frente a mí.

—¿Party monster es tu amigo? —no me sorprende que ella sepa del sobrenombre de Gregory, lo que si me sorprende es su silencio. No he logrado que ella se calle desde que me senté y de pronto, menciono a Gregory y reina el silencio así que la miro abiertamente. Érica está sentada muy derecha pero su cabeza está baja, su ondulado cabello cubre su cara y ella juega con sus manos sobre su regazo. Arrugo mis cejas y noto el lindo atuendo que lleva puesto: un suéter azul holgado y unos vaqueros que se amoldan muy bien a sus caderas y a sus piernas.

—¿Qué pasa? —le pregunto.

Ella posa sus ojos al otro lado del salón y se encoge de hombros.

—Nada.

Me molesta que no me mire cuando habla.

—Érica.

Ella se levanta de golpe y yo me inclino hacia atrás en mi asiento para mirarla.

—Tengo que ir por dulces, ¿quieres algo?

—La clase ya va a empezar.

—Ya vuelvo.

—Érica.

Y sale del salón como si necesitara salir de aquí con urgencia. La clase comienza y durante todo el rato, echo vistazos a la puerta, esperando verla entrar y disculparse con el profesor por llegar tarde, pero ella nunca regresa. Ojeo su mesa y tarde me doy cuenta de que se llevó todas sus cosas.

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Al salir, ando por el pasillo principal de la facultad y la busco sin éxito alguno. En la distancia, alguien me saluda con la mano efusivamente y me paro hasta que ella se acerca: Charlotte. En plena luz de día, luce aún más hermosa que anoche. Su cabello negro vuela hacia atrás con la brisa mientras su rostro se ilumina con una sonrisa emocionada. Su vestido se talla a su figura demasiado bien, cada curva, cada forma es clara. No me esperaba verla tan pronto así que la saludo con la mano como un idiota.

<<Relájate, Apolo.>>

—Mi querido charlador nocturno —me dice en un tono suave frente a mí.

—¿Mi casi psicóloga?

Ella se ríe y siento alivio de que le parezca gracioso.

—¿Ya saliste de clase? —me pregunta y yo asiento—. ¿Vamos por café?

¿Ah?

Me quedo en blanco unos segundos y ella solo me observa divertida, ¿me está...? No, no, Apolo, solo está siendo amigable.

—Claro.

Charlotte me guía a un café cerca de la universidad, nos sentamos frente a frente en una mesa al lado de una ventana inmensa. Ella me cuenta que está entregando un trabajo final en una materia muy importante y comienza a describirlo. Yo solo trato de no enfocarme en sus labios cuando habla, mierda, tiene unos labios hermosos.

—¿Apolo?

—¿Sí?

—¿Estás bien? Creo que te he mareado, perdón, es cuando comienzo a hablar, no paro.

—No te preocupes, soy bueno escuchando, me gusta escuchar.

Ella toma un sorbo de su café y yo la imito.

A través de la Lluvia [Hidalgo #3] [En librerías] ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora