《2》

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Después, ese alguien le dijo:

—Brazos, piernas, bocas, orejas, ojos, corazones, pechos y los agujeros de su nariz... -comenzó a enumerar con cautela- le daré dos de cada uno, ¿le parece bien?

El de ojos violeta lo miro estupefacto, sin saber muy bien cómo responder.

—Bueno, hombre, a ver... —intentó no trabarse con las palabras, diciendolas de alguna forma que el de mayor rango no pudiera tomarselas a mal— Una boca es suficiente.

 —intentó no trabarse con las palabras, diciendolas de alguna forma que el de mayor rango no pudiera tomarselas a mal— Una boca es suficiente

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Rubius💜
Eeh, no a lo segundo
12:31
Sí a lo primero
12:32


Ese día Samuel se despertó de buen humor. Apenas durmió, pero su corazón correteaba contento por su pecho, y él podía jurar que hacía tiempo que no se sentía tan despierto.

Ahora, en frente de ocho de sus amigos, se sentía morir.
Primero, había salido a resolver unos asuntos en el pueblo, y fue en el momento en el que retomó el camino a su casa que escuchó una voz familiar tratando de llamar su atención mediante gritos y jaleo.

Con confusión, giró su cuerpo hacia la dirección de donde los ruidos provenían.
Su rostro cambió de semblante y sus ojos violáceos se iluminaron de forma sincera, pulcra. Caminó con prisa hasta quedar frente a frente con su compañero. Se suponía que no se verían hasta dentro de un par de semanas.

—¡Willy! —exclamó emocionado.

El mencionado, que cargaba la más amplia y bonita de sus sonrisas, puso las manos en los hombros del mayor, este tomó su rostro entre las suyas y depósito un beso en su mejilla. Willy se sonrojó. Ambos se separaron nerviosos, no solían darse demasiadas muestras de cariño.
Una voz tras ellos irrumpió tosiendo de forma sarcástica hasta conseguir ganar la atención de todos.

Rubius, con una torpe sonrisa que trataba de ocultar su vergüenza, abrió los brazos. Samuel lo miró confundido sin decir nada.

—Joder, Vegetta, mínimo dame un abrazo de bienvenida, ¿no?

Este rió, negando con la cabeza e hizo lo que él menor le había pedido.

—Si es que eres un impaciente —murmuró divertido.

Ruben también soltó un par de carcajadas satisfecho y lo estrechó entre sus brazos un poco más, entonces se separaron. Y cuando lo hicieron, lo examinó de arriba a abajo, sin decir nada, mientras que el mayor continuaba saludando a los demás con abrazos, besos, con alegría y nostalgia.
El de cabellos claros se alegraba de ver de nuevo la expresión contenta del contrario. Hacía tiempo que no se veían y raramente se mensajeaban. Así que cuando Willy le explicó que ellos dos ya no vivían juntos, sino que su compañero había tomado la decisión de mudarse lejos poco después de que el menor de ellos comenzase a vivir solo por su propia voluntad, vio la oportunidad de ir a visitarle un día y se lo dijo a aquel muchacho de bellos ojos verdes, que al instante se apuntó al plan. Tras ello, terminaron los ocho ideando aquella sorpresa que, justo como habían esperado, tomó desprevenido a su compañero.

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⏰ Última actualización: Feb 26, 2020 ⏰

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