Yo.

Sólo si te bañas.

Jeno.

Bueno

¿Qué tanto no te amaré para bañarme por ti?

   Suelto una carcajada que reprimo contra la almohada para no despertar a mis padres. Jeno no puede estar hablando en serio ¿Cómo no le va a gustar estar limpio?

Yo.

¿Hoy sales temprano?

Jeno.

Quizá más que de costumbre

Pero puedo llegar a tu casa

Yo.

¿Estás seguro?

¿no tienes que estudiar o algo así?

Jeno.

Mmm

Me gusta más la idea de verte

Yo.

Tengo que hablar con Renjun

¿recuerdas?

Pero después podemos vernos, yo te aviso a qué hora

   Escucho pasos en el pasillo y le echo un vistazo al reloj del teléfono. Ya casi es momento de que suene mi alarma, debo ir a prepararme sino quiero que se me haga tarde.

Yo.

Te veo en un rato, dulzura❤️

¡Y que no se te olvide bañarte!

   Pone muchos emojis llorando y yo aguanto otra risa. Dejo el teléfono sobre el buró y me dirijo hacia el baño para darme una ducha. 

   Vuelvo a tomar el celular y checo si Renjun me ha contestado. El mensaje continua sin ser visto y su última conexión, siendo la misma. Esto comienza a preocuparme un poco. Mi mejor amigo es de los que les gusta revisar sus redes sociales antes de ir a la escuela, debe estar muy cansado para no hacer ni eso.

   Con el agua caliente de la ducha trato de deshacerme de las malas sensaciones y una vez que me cambio de ropa y me cepillo el cabello, me cuelgo la mochila y bajo hacia la sala, en donde mi madre le está acomodando la corbata a mi padre.

   La cena de ayer debió ser un completo éxito, pues parecen estar tan unidos como siempre. Ya no hay miradas mordaces ni silencios incomodos. Parece que por fin han logrado solucionar las cosas.

   —Buenos días —los saludo mientras me dirijo a la cocina para tomar mi desayuno. Escucho que me responden con otro, buenos días, y después de guardar la bolsa de papel en la parte delantera de mi mochila, mi padre camina hacia mí y me toma de la muñeca.

   — ¿Cómo te fue? —susurra con complicidad, mientras veo su rostro acercarse al mío, seguro esperando que mi madre no lo escuche—. Ayer no te oí llorar, supongo que eso es una buena señal.

   Me avergüenzo de que mi propio padre me escuchara llorar tan patéticamente por Jeno en las noches.

   — ¿Por qué no esperas a que te lo cuente en el auto?

   Una sonrisa traviesa se dibuja en sus labios y no tarda mucho en volverse un gesto que me causa escalofríos.

   —Tú madre te va a llevar hoy.

Extraño |NoMinWhere stories live. Discover now