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Millie odiaba los viernes, o bueno, no el día en general, mejor dicho, la última clase de ese día, que era Educación Física, creo que cabe decir que era un asco para eso.

Le fastidiaba cansarse tan rápido, solo faltaba que diese una vuelta a la cancha y ya estaba jadeando en el piso.

Y para empeorar, al profesor se le había ocurrido hacer un partido de basketball como nota para la clase, ahora sí, no sabía que haría.

Tuvo la mangnífica idea de hacer equipo con Jaeden, sí, ese fantasma del basketball de un metro y medio y anoréxico, (creo que eso es demasiada exageración). A decir verdad, eran buenos amigos, hasta que llegó Noah y eso hizo que Millie fuera invisible.

—Hola, Jaeden —se acercó lo más natural que pudo.

—Te diría que sí, pero haré equipo con Noah.

—¡¿Es que al caso los equipos no son de seis personas?! —alegó incrédula.

—Oh, en ese caso, está bien.

—Noah te tiene idiota, mucho peor de lo que ya eras.

—Eso no es cierto.

—¿Entonces por qué no paras de seguirlo con la mirada y tienes ganas de estrangular al chico con quien está hablando?

—Pues...¡eso no es justificación!

Aquellos dos se quedaron discutiendo, hasta que una voz, que a decir verdad su acento era muy raro, los calló a los dos.

—¿Y tú quién eres? —YoonGi enarcó una ceja al ver al chico.

—Soy Rolf Jacob Sartorius —se presentó con una sonrisa.

—Jacob para los compas, Jaeden... —murmuró Millie.

—Ah, tú, hola —saludó en tono neutro sin muchas ganas.

—¿Me puedo unir a su equipo?

—No.

—Cállate, Jaeden —le brindó un codazo—. ¡Claro, Jacob!

𝐅𝐈𝐋𝐋𝐈𝐄┃Amargada. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora