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El tío Bilbo siempre había tenido un retrato en su estudio, al menos desde que Frodo podía recordar, colocado en medio de todos los mapas y escritos que ocupaban sus paredes. En él, una hermosa mujer observaba a la inmensidad, apenas un ligero boceto, transmitiendo un sinfín de sentimientos desde sus ojos.

Cuando le preguntó a su tío, este tardó en responderle.

-Ella era una Dammrum -le había susurrando, como si compartiera un gran secreto con él-, al menos así los llamaban los enanos en sus textos. Tenía un rostro hermoso, muy hermoso, y largos cabellos que parecían el más puro ónix. De baja estatura y esbelta, era ella en su negra túnica, ceñida de plata pura, delicada en apariencia pero fuerte e indomable como los vientos de levante, una verdadera guerrera -le miró a los ojos con nostalgia, acariciando la imagen-. La primera vez que la vi me pareció hermosa, hermosa como un oscuro lago bañado por la luz de la luna llena del verano. Demasiado bella, y a la vez letal...

Después de esto, y del dolor que sintió en la mirada del tío Bilbo, no volvió a reunir el valor de preguntar por ella de nuevo.

Y no supo nada más sobre aquella dama...

Hasta entonces.

"En un agujero en el suelo, vivía un Hobbit..."

El Hobbit: Tras su Retrato...Where stories live. Discover now