Dabble

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El tictac del reloj desesperaba lentamente al impaciente don italiano que se encontraba en la sala de aquel pequeño departamento, ¿¡porqué razón su gattina estaba tardando tanto!? ¡Era noche buena por amor a todo lo sagrado, ni siquiera debería estar trabajando! Era sencillamente algo que no se explicaba, ya con anterioridad le había insistido a su hermoso novio que no fuera a trabajar, pero este le había insistido en que prefería castrar al italiano antes que perder su trabajo con aquel tono tan amenazador e inquietante que, en sus pensamientos internos, se sintió aterrado por que realmente cumpliera su palabra, así que prefirió no insistir con ese tema más de lo debido, pero ahora no sabía si había hecho bien.

El reloj volvió a sonar a lo que llevó impacientemente su mirada de este a la puerta antes de gruñir por lo bajo, ¡estaba llegando ya 5 minutos tarde! Era seguro que si él hubiera ido a recogerlo eso no pasaría  pero desde que en la última vez fue a la oficina de su querido y algo gruñón novio (Característica que a él más bien le atraía) a recogerlo en limusina supo que a el no le había gustado para nada ese detalle, sobre todo al no dirigirle palabra durante todo el trayecto ni el resto de aquella noche.

Otro minuto más pasó, ¿¡hasta cuándo tenía que estar esperando allí!? ¡Su amado Karamatsu se estaba retrasando por más de 1 hora! Eso era imperdonable, había pasado la tarde entera dedicándose a la cocina para prepararle una hermosa cena navideña ya que al parecer la idea de salir a un restaurante de 5 estrellas Michelin no parecía agradable a su amado.

Un tictac más se sumó a los anteriores, ¿y si le había pasado a su Karamatsu? ¿Estaría en peligro? ¿Lo habrían secuestrado? No, no podía permitirse eso, ¡esos malnacidos que se atrevieran siquiera a tocar un solo del hermoso cabello azulado de su gattina las pagarían completamente.

Paso un nuevo minuto, la desesperación ya lo mataba, estaba que saltaba por las paredes hasta que la puerta principal sonó muy suave y delicadamente.
-Ichi, ya llegué, al final no pude agarrar el último tren y tuve que venir a casa andando.
-¡Gattina mía, no sabes cuánto te extrañé, pensé que te habían secuestrado, estaba apunto de ir contra esos malnacidos!
Karamatsu se quedó perplejo un par de segundos antes de suspirar mientras negaba para golpear la mejilla contraria suavemente, resignado.
-Estoy bien, ahora vamos, es noche buena y algo huele delicioso.
-¿Eh? Claro, vamos mi gattina.

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⏰ Last updated: Dec 31, 2019 ⏰

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Una noche de navidad agitada.Where stories live. Discover now