Miró a su amigo con una ceja alzada y al notar que estaba haciendo justamente lo que quería, distrayendo de sus verdaderas intenciones, se sintió estúpido. Había caído en su juego.

   —Yo me voy a buscarlos, ¡y nada de lo que digas me hará cambiar de opinión!

   Movió la cabeza para darle énfasis a sus palabras pero sólo consiguió que de nuevo el birrete se le moviera, tapándole la vista. Haechan se rio sin piedad de él, pero cuando estuvo a punto de dar el primer paso para buscar a su desconsiderada familia, Jeno apareció.

   Él estaba realmente radiante, caminando erguidamente mientras llevaba las manos tras su espalda, como si escondiera algo. Jaemin sin querer lo miró embelesado, le gustaba ese brillo y alegría que desprendía. Toda la mañana de camino al auditorio había estado ansioso pero cuando le preguntaba que tenía, esquivaba sus preguntas diciéndole que aquel era un buen día.

   Suponía que en ese momento lo iba a averiguar todo.

   — ¿Dónde estabas? ¿Por qué me dejaste solo? —deseó no tener las manos ocupadas, para poder ir corriendo hacia él. Tenía ganas de abrazarlo.

   —Lo siento mi amor —Jeno dijo, todavía sonriendo mientras la distancia entre sus cuerpos se reducía—. Tenia cosas que hacer.

   Tomó todos sus regalos y papeles, para posteriormente pasárselos a Haechan que le dio una mirada llena de picardía antes de gritar ¡Que vivan los novios! Y desaparecer dando brinquitos.

   Jaemin ladeó la cabeza con extrañeza, su amigo a veces era demasiado eufórico, incluso para su propio beneficio.

   — ¿Qué le pasa? Desde que bajé del estrado ha estado actuando muy raro —aliviado de ya no tener las manos ocupadas, Jaemin pasó los brazos por su cuello y lo atrajo hacia sí, sonriendo contra su boca.

   —Supongo que está contento —Jeno se encogió de hombros. Sin esconder su radiante emoción.

   —Ah, ¿sí? Bueno, Haechan siempre está contento —Jaemin señaló, rozando con ternura sus narices—. ¿Qué traes ahí, hum? ¿Acaso me compraste un perrito?

   Jeno negó, con una sonrisa que le llegaba hasta los ojos. En el proceso soltó una risita nerviosa y Jaemin se extrañó por verlo así. Era tan lindo como inquietante.

   — ¿Qué pasa Jen? —preguntó sin poder contener más su curiosidad—. Me estás dando algo de miedo.

   Jeno antes de responderle cerró los ojos y suspiró. La felicidad infinita en su mirada había sido remplazada repentinamente por una de puro nerviosismo. Jaemin temió que algo malo hubiera pasado en su ausencia de cinco minutos.

   —Jae... —su voz ronca lo sacó de sus cavilaciones—, quiero hacerte una pregunta.

   Al comprender que nada de aquello era una broma o producto de su imaginación, Jaemin se separó de su cuerpo y lo miró fijamente, tratando de no asustarse.

   — ¿Qué es lo que...

   Pero, no pudo continuar hablando.

   La cajita de terciopelo negra que Jeno sostenía, en donde había un anillo de diamantes con su nombre grabado, estaba finalmente ahí, frente a él. Como lo había imaginado tantas veces.

   Lágrimas cálidas bajaron por sus mejillas, y Jaemin, presó de un sentimiento de amor y adoración agobiante, lo miró directamente a los ojos.

   —Mi amor, han pasado cinco años desde que compré este anillo para ti. Algo que no contemplábamos en nuestras vidas nos separó y pospuso nuestros planes —una sonrisa melancólica se esbozó en su boca—. Pasamos por un montón de cosas durante estos años. Nos amamos, nos apoyamos, pero sobre todo, maduramos. Y creo... creo que...

   Jeno se interrumpió a sí mismo, tragando saliva y decorando su expresión con una sonrisa que le nacía desde el fondo de su corazón.

   —... que estamos listos para dar el siguiente paso. Na Jaemin, ¿quieres casarte conmigo?


Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.


FIN. 

You've reached the end of published parts.

⏰ Last updated: Feb 19 ⏰

Add this story to your Library to get notified about new parts!

Move On |NoMinWhere stories live. Discover now