28. El desastre de la pasión

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   La película en realidad era tan buena como decían las críticas. Jeno se divertía un montón, riéndose hasta que el estómago le dolió y el aire se le fue. A Jaemin se le encogió el corazón de verlo así, relajado y feliz. Como hacia tanto tiempo no lo veía. Esa era la clase hombre que tanto le gustaba tener en su vida. Del que se había enamorado.

   El final de la película estaba por llegar y Jaemin se estiró para tomar un caramelo de la mesa. Jeno no dejó de acariciarle el cabello desde que inició la película, pero en ese momento lo hizo. Jaemin giró el rostro hacia arriba e hizo un puchero, inconforme por no recibir más de su atención. No obstante, Jeno lo sorprendió, con su rostro a centímetros del suyo, respirando sobre su boca sin ninguna consideración.

   — ¿Te está gustando la película?

   Jaemin parpadeó, medio atontando por la cercanía medio feliz por su atención. Sus labios rozaban los suyos con cada palabra y tuvo que tragar saliva con fuerza para estabilizarse.

   —No más que tú.

   A ciencia cierta no sabía de donde había salido ese comentario tan ridículo. Suponía que desde el inconsciente. Con ese valor y desconcierto, subió una de sus temblorosas manos a sus mejillas y la acarició, paseándose por su rostro, hasta llegar a sus labios, presionándolos con anheló. Jeno no lo había besado desde que llegó a casa y Jaemin se estaba desesperando.

   — ¿En serio? —con una sonrisa juguetona Jeno le atrapó el dedo entre los labios, lamiéndoselo. Un brillo perverso pasó por sus ojos y Jaemin reprimió un jadeó, su boca estaba caliente y húmeda—. Pues a mí la película si me está gustando. Terminemos de verla.

   Se había terminado la magia.

   Jaemin tenía ganas de golpearlo. Era como si le hubiera echado un balde de agua fría. 

   Indignado, giró su rostro hacia la pantalla, bajo la burlesca risa de Jeno. ¡El muy maldito todavía se daba el lujo de reírse de él!

   —Jae.

   — ¡Cállate! Ya ve la película.

   —Mi amor.

   Le estaba picando las costillas con el dedo y Jaemin no podía evitar reírse. Siempre había sido muy sensible en esa parte del cuerpo y odiaba lo mucho que él lo supiera. Pero ¡no! No podía estarse riendo, ni bajar la guardia. Se suponía que tenía dignidad y que por eso estaba molesto.

   —No te enojes —Jeno le acarició la barbilla y lo obligó con un movimiento suave, a que lo mirara a los ojos—. Era una broma.

   — ¿Broma de qué? No estoy enojado —Jaemin odiaba escucharse tan afectado—. Yo no dije nada. Ahora cállate y ve tu asquerosa película que evidentemente es mejor que yo.

   Y el muy maldito se volvió a reír.

   Cansado de ser su chiste personal y de no poder aparentar indiferencia, Jaemin aferró los brazos al sillón para darse impulso y ponerse de pie. Por desgracia sus planes fueron frustrados cuando Jeno le puso las manos sobre el pecho e impidió que pudiera moverse. Regresándolo a su posición original.

   — ¡Suéltame!

   — ¡Awww! Eres tan adorable, como un gatito enojado.

   — ¡No es cierto!

   Encima de que se burlaba de él le decía que era un animal, ¡que idiota era!

   —No quiero hablar contigo. ¡Déjame ir! —En realidad no estaba enojado, pero de vez en cuando le gustaba ser dramático. 

Move On |NoMinWhere stories live. Discover now