—Ajá —el chico soltó una carcajada, aumentando su indignación—. Y supongo que por eso estabas dibujando corazones en el libro como un puberto, ¿verdad? Para acordarte mejor.

   Jaemin sintió como sus mejillas se ruborizaban violentamente. ¡Mierda! Lo había visto. 

   —No te preocupes, no eres el primero que se duerme con la voz del profesor Kim —dijo él, encogiéndose de hombros—. Por cierto, mi nombre es Renjun, ¿y el tuyo?

   —Jaemin —se obligó a contestar, esbozando una sonrisa para evitar parecer contrariado—. Y sí, tienes razón con lo del profesor, es un dolor de cabeza escuchar su voz por tanto tiempo, hasta me dan ganas de poner una alarma para despertarme.

   Renjun rió y asintió, dándole la razón.

   — ¿Quieres ir conmigo a la cafetería? Escuché que hoy hay descuento en las ensaladas.

   Jaemin entrecerró los ojos, ¿Tenía cara de querer comer saludable o qué? O acaso.... ¿¡Aquella era una indirecta!?

   —Bien, vamos.

   No tenía caso discutir por algo como eso.

   Se acomodó mejor la mochila a la espalda y caminó a lado de Renjun por los pasillos. Esa había sido su última clase pero aún era demasiado temprano para volver a casa, así que decidió desayunar ahí. Últimamente tenía mucho tiempo libre. Sus padres le habían dicho que no se preocupara por trabajar, o al menos no todavía. Jaemin se sentía incómodo dependiendo de ellos cuando perfectamente podía ganarse su dinero, pero estaban tan obstinados con el tema que terminó haciéndoles caso. Esperaba que con el tiempo entendieran que ya había crecido y que no necesitaban darle todo.

   — ¿Te parece si escoges una mesa mientras yo me formó en la fila? —Renjun giró sobre sus talones y lo miró, extendiendo la mano para que le diera dinero—. ¿Quieres que te compre el menú de hoy?

   —Seguro —Jaemin sacó del bolsillo trasero de sus pantalones, su cartera y le dio un billete—. Te veo en un segundo.

   —De acuerdo.

   Y él fue a formarse mientras Jaemin trataba de ubicar un lugar en donde pudieran sentarse, tarea que no fue complicada puesto que no había muchas personas comiendo a esa hora.

   La cafetería estaba justo frente al estacionamiento principal del Instituto, por lo que veía con facilidad quien entraba y salía de la escuela. Jaemin vio al profesor de su última clase subirse a su auto. Si tan sólo el hombre hablara más fluidamente y un poco menos soso, entonces él no tendría por qué dibujar corazones con el nombre de Jeno en su clase.

   Renjun regresó con dos bandejas de comida diez minutos después y Jaemin sentía que su estómago estaba a punto de comenzar a rugir. La comida en ese lugar no era tan mala como pensaba y eso era agradable.

   —Entonces, ¿no te gusta la clase del señor Kim? —Renjun preguntó, mientras abría con los dientes un sobrecito de cátsup para ponérselo a su huevito. Jaemin frunció el ceño, ¡que asqueroso! Esas cosas no podían llevarse bien juntas.

   —No es que no me guste, es que creo que habla muy lento —Jaemin se encogió de hombros, apartando la mirada para no asquearse por su desayuno—. ¿Qué me dices de ti? ¿Problemas con alguna clase?

   Mientras masticaba, Renjun se quedó pensativo.

   —Nop, creo que hasta ahora todo ha sido muy fácil.

   —Tienes razón, aunque no por eso dejo de creer que deberíamos de estu...

   —Oh...  —Renjun lo interrumpió violentamente, abriendo sus ojos como platos y golpeándolo en el hombro. Jaemin dio un saltito en su lugar debido a la impresión, ¿Qué le estaba pasando? ¿Le había dado un ataque?—. No vayas a voltear, pero hay un tipo realmente sexy en el estacionamiento.

Move On |NoMinWhere stories live. Discover now