Mientras Sakura terminaba de preparar las tazas del humeante líquido. El rubio se fue al baño. Le dolía cada movimiento brusco de su cuerpo. Sospechaba que jamás había estado tan dañado como en esta ocasión. Pasó por su cuarto y de pasada vio el armario con sus pergaminos a la vista. Tomó un pergamino, el número 9 de su herencia. Desplegó su contenido al liberar los sellos.

Varias fotos, de sus padres mayormente y dibujos que su madre realizó en la dulce espera. Tomó un marco con una foto donde Minato y Kushina estaban abrazados. Uno al lado del otro, se los veía felices. Era notoria la barriga de la hermosa pelirroja esperando por Naruto. La voz de Sakura lo sacó del limbo de sus pensamientos. Fue a la cocina y colocó la foto en el centro de la mesa.

– ¿Qué caso tiene tener fotos guardadas? –pensó el rubio

Luego de la taza de café y habiendo hablado durante buen tiempo. Naruto le indicó que estaba cansado. Le dijo que necesitaba dormir y que no quería retenerla más en su casa. ¡Terrible mentira! Ensayaba una y otra vez en su mente la manera de pedirle que no se fuera. Sakura lo comprendió al instante. Al fin y al cabo, era una situación familiar para ella. Se veía a sí misma siendo niña, llorar por Sasuke cuando se fue. ¿Cuántas veces había intentado alejar a Naruto? ¿Cuánto deseaba, al mismo tiempo, que él no se fuera? La pelirosa dijo estar bajo órdenes de Hokage-sama para cuidarlo. Así que dormiría en ese departamento esta noche.

-Como quieras Sakura-chan – mostrándose resignado, pero por dentro muy feliz- Iré por una cobija para dormir en el sofá –levantándose

- ¿Qué quieres decir con eso? –Dijo seriamente- Seré yo la que duerma en el Sofá. Tú aun no te recuperas y debes dormir bien.

- El sofá es incómodo, -frenándose y mirándola – tú dormirás en mi cama.

-Soy el médico aquí y estas a mi cuidado –sonriendo- No dejare que duermas mal esta noche. Así que… vamos a la cama.

Ambos se ruborizaron al comprender las palabras de la pelirosa, que intentó arreglarlo:

-¡Quiero decir que te llevare a la cama! –Más colorada- ¡No no, quise decir que tú dormirás en la cama! –totalmente avergonzada

-Tu propuesta es interesante Sakura-chan –bromeando- Pero aún estoy muy débil, je je.

- ¡Baka! –Roja como tomate- ¡Vete a dormir!

Naruto dejó escapar una sonrisa. Al menos por un momento pudo alegrarse. Sakura lo notó y se puso feliz. Él se recuperaría con el tiempo, el volvería a ser el mismo de siempre.

Un par de horas después Sakura despertó en el sofá. Definitivamente era incomodo dormir allí. No podía entender como Naruto lo soportaba cuando ella se había quedado en el departamento algunas veces. Buscaba la mejor posición para volver a dormir, y se puso a recordar. El rubio en varias ocasiones había dormido en ese mismo sofá, cuando Sakura deshecha en lágrimas por Sasuke ocupaba la cama de Naruto. Había velado por ella. Había soportado dolores de espaldas en las mañanas con una sonrisa amable. ¿Por qué no pude verlo antes? ¿Cómo pudo ignorar sus cuidados, su sonrisa y su amor? La pelirosa se levantó para ir al baño. Cada vez que volvía al pasado de su relación con Naruto no podía ver más que sus propios errores. Se miró al espejo, podía notar en sus ojos la frustración de la culpa.

-Ya no importa lo que hice o lo que no hice,- se dijo- importa lo que estoy dispuesta a hacer.

Unos extraños ruidos la sacaron de sus pensamientos. Pasando por el cuarto de Naruto (al salir del baño) pudo escuchar con claridad sollozos. Sakura solo traía puesta una larga camiseta negra de Naruto, que el rubio le había prestado para usar como piyama. Dicha prenda le llegaba hasta las rodillas haciéndola ver increíblemente sensual. Era una verdadera lástima que Naruto no estuviera despierto para poder verla. La pelirosa creyó haber soñado esos ruidos, pero antes de salir del cuarto volvió a escucharlos. Se acercó a la cama del rubio y pudo saber que ocurría. Naruto tenía una pesadilla evidentemente. Se movía de un lado al otro de la cama sin encontrar sosiego. Estaba llorando, sufría, era muy triste verlo de esa manera.

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