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-CAPÍTULO 2-

Me levanté antes del alba. Samantha estaba más inconsciente que dormida, así que no la desperté. Yo, en cambio me sentía súper animada. Después de más de dos meses en el mundo muggle, mis ganas de hacer magia eran más grandes que nunca.

Me duché con agua templada y me lavo el pelo. Pretendía hacer tiempo, pero tardé menos de quince minutos. Mi primer hechizo, fácil pero eficaz, fue secarme el pelo. Era una de las razones por las que estaba deseando hacer magia. Con la cantidad de pelo que tengo, secárselo era tarea imposible.

Me cepillé el pelo frente al espejo, lentamente, y en el peine se quedaron unos cuantos. Cogí los que pude para tirarlos, y me fijé en que son casi transparentes de tan claros y finos que son.

Fui a mi habitación para ponerme el uniforme y la túnica de Slytherin. La vestimenta hacía que mis ojos fueran también de ese color, verde oscuro. Seguí observándome en el espero, y me fijé en la gran cantidad de pecas que recorrían desde los pómulos hasta el comienzo de mis labios, poblando totalmente la nariz. La arrugué un poco, suspiré y me dirigí a la sala común. Está vacía.

Con cuidado, volví a mi habitación y cogí el libro que leía anoche antes de dormirme. Me lo compraron mis padres poco antes de empezar el curso. Estaba en galés. Volví a la saña común, me senté en uno de los sillones y empecé a leer.

No sé cuánto tiempo seguí enfrascada en el libro, pero una voz desafortunadamente familiar me sacó de las páginas.

-          ¿Leyendo libros muggles, Maddoll?

Fulminé con la mirada al chico pálido con expresión prepotente que estaba enfrente de mí, sentado en otro sofá.

-          Sí, parece un libro para ti- continuó.

-          Tú también podrías leerlo, Malfoy… ¿O es que el galés es demasiado difícil de entender para ti?

-          No leo libros de muggles. Y tú, si no quieres perder el poco respeto que te queda, deberías hacer lo mismo- me observó de arriba abajo antes de añadir-. No estás en Slytherin por casualidad. Así que no lo desaproveches de esa manera. No deshonres tu nombre de mago con… eso.

Puse los ojos en blanco, intentando entender cómo se puede ser tan odioso. Parecía que acababa de ducharse, porque su pelo estaba aún mojado. Por un momento, tuve la tentación de acercarme a él y colocarle el pelo, o quizá sólo pasar mis manos por él. Al segundo me lo quité de la cabeza.

-          Tenemos ideas distintas de lo que es deshonrar el nombre de un mago, Malfoy- le dije.

Me miró sorprendido. Luego adoptó su expresión de orgullo de nuevo.

-          Esa sería una respuesta típica de un Gryffindor. No seas como tu hermana. Estás en esta casa. Empieza a adoptar estas formas de pensamiento. Empieza a valorarte, y a valorar tu suerte de estar aquí.

Pasé todo el desayuno pensando en mi conversación con Malfoy.

-          Imbécil insoportable- murmuró Evan-. Aunque, la verdad, no sé por qué no le plantas cara. Yo lo haría. Si no te defiendes, te convertirás en uno de sus objetivos.

-          Simplemente no sabía qué decir- suspiré.

Evan arrugó la nariz como respuesta a mi tono cortante. Bajó la cabeza y se comió poco a poco su plato de cereales.

Yo miré a los míos detenidamente. Miré a Evan de reojo y vi que iba por la mitad de su bol. Podría ganarle.

-          Te apuesto dos galeones a que termino los cereales antes que tú.

Lost in the darkness.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora