Parte única.

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Daniel nunca se imaginó vivir algo similar a esto, la felicidad lo invadía desde la puntita de los pies hasta el último pelo en su cabecita teñida y eso es algo a lo que realmente no estaba acostumbrado. A veces, cuando la inseguridad lo invadía solía pensar que no se merece nada de lo que tiene, por suerte tiene ese par de ojos azules que además de mirarlo con todo el amor del mundo, le recuerdan que se merece esto y mucho más.

Pasó todo el show sentadito a un costado del escenario, desde donde todo se veía mejor. La sensación de ver a quien más amas en el mundo brillar de este modo era algo que iba a guardar en el fondo de su corazón por siempre. Se besaron en el back hasta que el comienzo del show fue inevitable, decían que era su cábala y de este modo las cosas salían de la mejor manera. Daniel pensaba que más que la cábala, lo que hacía que todo lo que su novio hiciera fuese un éxito, era aquel talento gigante que lo caracterizaba.

Pero quién era él para negarse a una buena sesión de besos, ¿No?

Conectaron miradas en aquellas canciones que sabía bien que habían sido escritas para él, recuerda las lágrimas del momento y aquella sensación de que absolutamente todos los golpes de la vida habían valido la pena si hoy podía vivir un amor tan intenso cuando se las cantó por primera vez. Recuerda los deditos pasando por sus mejillas en un intento de secar sus mejillas, los te amo susurrados entre besos que vinieron después.

Valentín es el amor de su vida, cada pequeña sensación que siente al observarlo, escucharlo hablar, reírse o putear. Cuando lo abraza y lo llena de besos, cuando le hace berrinches, cuando se despierta y lo encuentra durmiendo escondido en el huequito de su cuello. Cuando su voz se suaviza al decirle que lo ama. Incluso en los malos momentos lo confirma. Y no podría sentirse más correcto.

El show terminó, las luces finalmente se apagaron y Valentín hizo su entrada al back. Lo esperó con los brazos abiertos y rió al ser levantado del suelo. Ojalá pudiera verlo así de feliz y eufórico todos los días. No hubieron palabras de por medio, simplemente abrazos apretujados y besos cargados de sentimientos que ni ellos mismos eran capaces de entender.

Tuvieron que parar cuando el resto de sus cercanos comenzaron a acercarse, Valentín estaba rodeado de personas que lo amaban y era maravilloso. Daniel siente el alma llenita de alegría y un calorcito en el pecho maravilloso al observarlo. Ya quiere tenerlo para él solito, hay mucho que quiere decirle.

Por suerte, ese momento no tarda mucho en llegar.

-A ver, vení, vení. Te extrañé mucho. –Valentín hace puchero y Daniel siente que tanta belleza no debe ser real. Se ríe porque en medio de tanto, es lo único que le sale. Termina paradito entre las piernas de su novio que se sentó sobre lo que suponía, una caja donde se almacenaban los parlantes. Le restó importancia a su curiosidad cuando aquellos brazos envolvieron su cintura y lo hicieron sentir en casa otra vez. – ¿Y? –Sabía bien a lo que se refería. Pese a ser, literalmente hablando, la persona más talentosa en el planeta tierra, el ahora rubio buscaba constantemente saber la opinión de los demás. Daniel solía decirle que si pudiera prestarle sus ojos para que pueda verse de la manera en la que él lo ve, no tendría dudas en hacerlo.

-Mmmm, medio flojito.-Murmuró, enroscando los bracitos en el cuello contrario. Rió cuando recibió un "dale, tonto" en ese tono infantil que tanto le gustaba. –Ni un chistecito aguantas, flojito. Creo que sos la persona más talentosa que alguna vez pisó la tierra y no, no lo digo porque te ame demasiado. –Tuvo que parar a dejar un corto beso sobre los labios contrarios porque el brillito en sus ojos al mirarlo le parecía una cosa de otro mundo, no podía contra eso. –La gente te ama, mi amor. Transmitiste una energía increíble y brillaste tanto, pero tanto, tanto que el sol se sintió intimidado. –En sus arranques de dulzura extrema solían ponerse apodos, así como cualquier pareja. Solcito era el que el menor utilizaba con más recurrencia, no estaba muy alejado de la realidad. – Yo siento demasiado orgullo y es un abuso, porque soy chiquitito y no me entra más en el cuerpo, voy a explotar y mis restos van a ser corazones y brillitos que digan te amo, Valentín, soy tu fan número uno. –Y eso era sólo una partecita de todo lo que sentía, pero se controlaba por no parecer increíblemente intenso. Además, no sabía bien cómo poner en palabras todo aquello que sentía.

-No, no explotes.-Murmuró el mayor, marcando nuevamente aquel pucherito en sus labios. Se caracterizaba por ser una bestia del beboteo, su novio sacaba aquella parte irreconocible de su persona a flote y jamás había sido capaz de controlarlo. –Te amo mucho, chiquito. –Y se besaron, tan suave y colmado de dulzura que el resto del mundo desapareció.

El back era una fiesta, todo el mundo celebraba el éxito de un Luna Park colmado de gente. Pero, en momentos como este, cuando sólo son ellos compartiendo algo tan simple como un beso, una burbuja invisible aparece a su alrededor y no son capaces de prestar atención a nada más.

Valentín no podría estar más agradecido con la vida por esto.








No soy yo si no clavo algo lleno de intensidad y amor, ya me conocen. 

Es una verga,  les pido mil disculpas. 


Verte reír.Where stories live. Discover now