Parte 2.

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Podría decir que lo único que resonaba entre ellos eran sus pasos, pero realmente no era así.
Ranpo hablaba y hablaba, sobre un tema y otro; sobre crímenes resueltos, libros interesantes, la Agencia..., era natural, y Poe prestaba atención a cada palabra que salía de su boca.
Reían juntos, intercambiaban intereses, caminaban uno al lado del otro acercándose inconscientemente en un idioma corporal que casi siempre hacía que sus manos rozaran entre paso y paso y por tal evento sus rostros se encendieran avergonzados.
Aún así, Poe no entendía los sentimientos del detective, y no creía ser capaz de averiguarlos, por propia y pura cobardía.
¿Cómo podría ariesgarse a perder la relación que tenía con Ranpo? Él era especial. Él era único en su clase, interesante, inteligente, precioso. Brillante, pero no como una estrella, porque estaba seguro de que Ranpo viviría por siempre.

—Sé que eres reservado y no me cuentas todo, y está bien, pero no me puedo hacer el tonto por más tiempo. ¿Qué te pasa? Actúas más raro de lo normal. 

Aquél repentino cambio en la conversación crispó los nervios del novelista, quién no comprendía a qué se refería el otro. Hace un momento había preguntado de qué trataba la escena del crimen a la que se dirigían, y Ranpo muy contento contó un par de cosas; como que la identidad de la víctima era incierta, no encontraban un arma homicida, y no había rastro de sangre o heridas exteriores el cuerpo. Con eso podía sacar algunas conjeturas, pero mientras pensaba en eso hizo una expresión extraña, y cuando quiso comentar algo vió el rostro ajeno mirando a su persona con curiosidad, ruborizándose y sintiendo que perdía la voz.

—¿A... A qué te refieres, Ranpo-kun? E-Estoy perfectamente. ¿Habías dicho que la víctima es un hombre o una mujer?

El de menor estatura no era conocido por ser delicado, dispuesto a insistir sin respeto a la intimidad del otro.
Aún así, su forma de hablar había cambiado de una forma extraña en la perspectiva del escritor, no sabía interpretarlo.

—Olvida el caso por un momento y responde a la pregunta, ¿qué te pasa?

Poe entreabrió sus labios, pero no dijo nada.
El detective tomó su mano y lo conduzco hacia algún lugar en donde pudieran sentarse, encontrando unos bancos con buena sombra de árboles en una plaza.

—Poe-kun... puedes confiar en mí, si es un secreto, te prometo que no le digo a nadie. Si lo hago me cortas un meñique.

—¡N-No podría hacerle algo tan horrible a Ranpo-kun!

El pelinegro sonrió por lograr cambiar la expresión de su mejor amigo, sintiéndolo más auténtico. Lo escucharía si tenía algo que decir, porque el otro siempre lo hacía y no se quejaba nunca, y aunque Ranpo lo podía llegar a parecer, no era alguien desgradecido o que no notara a los demás.
Eran mejores amigos, ¿cierto? Y los mejores amigos hablan entre ellos, no necesariamente de cosas triviales.

Sus ojos verdes, posados en los violáceos del mayor, esperaban pacientemente algo.

Poe se removió inquieto en su lugar, miró hacia otra parte, suspiró, tomó aire, bajó la mirada jugando con sus sudorosas y temblorosas manos, y Ranpo sólo lo observó, dándole un poco de espacio, tratando de transmitirle con su expresión que no tenía nada de qué preocuparse.
Poe no había dicho nada, pero sus mejillas se encendían más a cada minuto que pasaba, tratando de entender en qué situación estaba.
Se puso de pié, pidiéndole al detective que lo imitara. Tomó sus manos, tratando de ponerse recto y decidido. No huiría otra vez, lo haría, iba a confesarse.
No era tan difícil, sólo tenía que decirlo.
Dos palabras, dos simples palabras y no haría falta nada más.

—R-Ranpo-kun... —Murmuró su nombre con su voz entrecortada, sentía que le daría un ataque de nervios en cualquier momento. "No te desmayes, no te desmayes..."

¿Por qué tenía que ser así? ¿Por qué en ese lugar? ¿Por qué en ese momento?
Tenía que aceptar la realidad, eran mejores amigos, Ranpo lo rechazaría y probablemente no podría arreglar el desastre que creía estar a punto de cometer.
Pero sus sentimientos no iban a cambiar mientras viviera día tras día suspirando como un tonto enamorado, creando escenarios y obras fantásticas en su cabeza en las que los protagonistas eran ellos dos, que luchaban contra criaturas monstruosas y hombres avaros por el infinito amor que se tenían el uno al otro.
Sólo tenía que ser sincero.
Y lo que tuviera que pasar, pasaría. ¿Era necesario desvivirse por algo que sabía inevitable?

—Sucede que...

"Ahí voy, lo haré."

—Tú también me gustas.

Y entonces, Ranpo lo interrumpió.
La secuencia de expresiones en el rostro del escritor fueron tales que tal vez nunca en su vida creyó poder verse más confundido, ridículo, avergonzado, molesto, incrédulo, y un montón de cosas más.
Amplió tanto sus ojos que se movió su flequillo, enrojeció tanto que parecía un tomate maduro y todo su cuerpo se sintió paralizado derrepente.
Creyó tener una alucinación auditiva.

—L-Lo siento, Ranpo-kun, creí que habías dicho algo...

El detective contuvo sus ganas de reír, inhaló y negó con su cabeza entendiendo que el más alto ni siquiera se percataba de que había entrelazado sus dedos.

—No fué una alucinación, tarado. Dije que tú también me gustas. Eso era lo que querías decirme, ¿verdad? ¡No creí que fuera necesario aclarar algo como eso! Siempre fuimos algo así como personas que se gustan pero no hablan de eso, es algo-...

Y entonces su discurso se cortó al sentir unos cálidos y tímidos brazos rodeándolo.
Poe lo abrazaba con fuerza, derramando lágrimas contenidas como si toda la vida hubiesen estado queriendo salir.
¿De verdad estaba pasando?
¿Él, su razón de ser, el amor de su vida, la persona más maravillosa en el mundo entero, todo este tiempo correspondió a sus sentimientos?
¿Cómo no se dió cuenta antes? ¡Se sentía tan idiota! ¡Se sentía tan afortunado!
Nunca en su vida se sintió más feliz.
Entonces comenzó a reír de un momento a otro, sorprendiendo al menor.
Reía y lloraba.
Todo eso era ridículo.

—¡R-Ranpo-kun, eres la persona que más quiero en todo el mundo!

Se sintió seguro de decir algo así, de ser transparente, se sintió en familia por primera vez, como si todo estuviera bien y no fuera a cambiar nunca.
Porque los latidos de su corazón no estaban solos, sus pensamientos no estaban solos, él no estaba solo y nunca lo estuvo.

—¡¿C-Cómo puedes decir algo tan vergonzoso de la nada?! ¡Eres tan cursi, voy a vomitar!

Ranpo trataba de safarse de los brazos del otro como si fuera un gato arisco siendo acosado por un infante.
Ahora él estaba tembloroso, ahora él sentía su rostro arder y ahora entendía que era capaz de alinear los latidos de su corazón con los de Poe así como había hecho con su rutina, no podía vivir sin saber de él, sin reír con él, sin que pelearan como si fueran archienemigos cuando la realidad era todo lo contrario.

—¡M-Me gustas! ¡Me gustas mucho, Ranpo-kun!

Se amaban.
Pero iban un paso a la vez, y tal vez así era como debía ser. Así funcionaba para ellos.
Así estaban, de alguna forma u otra, siempre juntos.

—¡Y-Ya, ya! ¡Lo sé! ¡Lo sé!

—Tengamos una cita.

Y con una sonrisa cerraron un contrato invisible.


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⏰ Última actualización: Dec 24, 2019 ⏰

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