Capítulo 3

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Gabriel me lleva a mi casa, satisfecho con dejarme allí sin haber perdido los estribos. Hasta yo estoy asombrada.

Y Kadva, sin mirarlo rodea mi cintura con un brazo y aparecemos en la habitación de un hotel. ¿Y cómo sé que estamos en un hotel? Pues fue el mismo al que me trajo aquella vez... mi primera vez.

—Entonces, tu lado de la luz ya se despertó —dice Kadva, mientras me mira fijamente sentado en la cama.

— ¿Tan obvio es?

—La puñetera protección que te puso Gabriel, sí —responde con una sonrisa en los labios mientras se acerca a la cama y se sienta—. Me hace querer averiguar qué es lo que escondes.

Hago una mueca con la boca y él suelta una carcajada. —Ya está despierto tu lado «luminoso». Ahora solo hay que esperar que la oscuridad vaya a ti.

—Siempre ha estado despierto y tú lo sabes.

Sonríe de esa forma que lo hace parecer incluso más descarado de lo que ya es, y a mí se me derriten, las bragas... para qué mentir. Kadva hace que mi cuerpo experimente emociones fuertes solo con una de sus sonrisas.

Pasé cinco días enteros con Gabriel, y estaba ansiosa de pasar tiempo con Kadva, con él las cosas son tan... distintas.

—Lo raro es que el «Plumitas blancas» no se haya dado cuenta.

Le doy un manotazo en el hombro antes de lanzarme a la cama a su lado, siento como cambia el peso de esta antes de que sus dientes hagan contacto con una de mis nalgas.

— ¡No hagas esas cosas!

—Soy un demonio, me encanta molestar —se levanta y se va hacia el baño—. Necesito que estés lista en media hora, nos vamos de fiesta.

—Supuse que trabajaríamos en cuanto tuviéramos oportunidad.

—Para nosotros, trabajar es una fiesta —vuelve a sonreír y se encierra en el baño.

Y vaya que lo es. La verdad es que no sé de donde salió, Kadva es único.

En el tiempo que paso con él, reafirmo lo que ya sabía. Nací para esto, para molestar, para hacer el mal. Aunque me mido, no soy como él, que se divierte con la maldad extrema. Supongo que mi parte ángel es lo que me hace frenarme.

Pasamos los días debajo de las sábanas y las noches en la calle. Kadva es el demonio de la avaricia, pero bien que podría ser el de la lujuria.

En nuestros descansos, entre polvo y polvo, me cuenta sobre una chica, la líder de la Comunidad Mágica, un Fénix. Me cuenta que el «trono», de ella por derecho, quiere ser usurpado por alguien que es tan maligno como el mismo «Padre Demonio», y eso hace que mi piel se erice. También me cuenta que hay uno de sus hermanos cuidando de ella porque que es tan fuerte los tiene a todos muy asustados. Dice que es tan fuerte como Padre, como el primer Fénix.

Me duermo pensando en ella, y en las palabras de Kadva al decirme que, si esta es sola la iniciación de ella, no va a querer saber cómo será cuando obtenga el trono. Porque de ello está convencido.

La Decisión [RELATO CORTO] ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora