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-¿Freddie? - Las manos del moreno continuaron moviéndose sobre sus propias piernas, dejándose pequeños toques inocentes. Subió su mirada y vio aquellos ojos grisáceos observándolo Fijamente. Los ojos de su ángel, de la persona que lograba calmarlo, quien se encargaba de él. Soltó una risita tierna y susurró.

-¿Sí? - John mostró una sonrisa mirando al otro, se separó un poco esta vez mirando al reloj y dijo.

-Vamos a dormir, ¿sí? Recuerda que cuando duermes tarde no te dan tus caramelos - Freddie frunció su ceño y asintió levemente para levantarse poniendo una pequeña sonrisa en su rostro. Tomó las manos de John y se aferró a sus brazos, él castaño lo cargo en estos llevándolo hasta su habitación, la cual estaba adornada de alguna que otra imagen de Jimi Hendrix, Aretha Franklin, Led Zeppelin, The Beatles, de todo. Puesto que aunque fuese alguien difícil en todo momento estuvo presente su propio estilo.

Al recostar a Freddie en su cama susurró.

-A dormir ya, ¿esta bien? - Freddie asintió soltando risitas, John dejó un beso en la frente de otro, quien al sentirlo sonrió, tomó su osito y lo abrazó con fuerza.

-¡John, John! - Dijó emocionado al ver las manos del otro cubrirlo con las sábanas.

-Dime, Freddie.-El nombrado lo tomó por sus manos suavemente sonriendo eternecido. John siempre debía estar alerta por si en algún momento Freddie se ponía violento. Aunque el moreno había logrado algo, se había robado el corazón de su médico y psicólogo, algo que nunca nadie había podido hacer.

-¿Puedes leerme un ratito? Es solo que aún no tengo sueño... Y bueno, quiero atención - Hizó un puchero que logró derretir el corazón de John.

-Freddie, te dije que debes dormir ya... Si no lo haces sabes que tendré que hacer que te castiguen - Acarició el cabello levemente a él otro, quien solo pudo bajar su mirada y asentir desanimado.

-Esta bien... Entonces vete - Lo soltó de golpe y se dio la vuelta, para soltar un pequeño suspiro cruzandose de brazos. - Salté de mi habitación, sabes que si no lo haces yo mismo puedo sacarte de aquí - Ahora solo sonaba la respiración molesta del azabache, sus ojos se cerraron.

John en cambio sólo suspiro, cubrió bien a Freddie, aunque él otro tuviese cambios de personalidad tan rápidos sólo podía quererlo más, tomó el libro que Freddie amaba leer. Se acomodó en la cama y dijo - ¿Vas a acurrucarte en mi pecho mientras leo para ti? - Se volteo rápidamente el azabache mirando con ternura al otro, asintió y se acurrucó en su pecho mirando al libro. John comenzó a leer usando un tono animado, era casi igual al tono que usaba el presentador del programa favorito de Freddie.

La forma en que John decía cada párrafo del libro hacía reír a Freddie, a veces usaba tonos que sabía que harían sonreír al menor (osea a Freddie xd).

Pasados unos minutos Fred cayó dormido, John estiró su brazo para dejar a un lado el libro, besó la frente de Freddie repetidas veces, y se levanto para volver a cubrirlo. Le sonrió y susurró.

-Descansa, mi Freddie - Acarició sus finos cabellos, mientras miraba los finos rasgos del otro, se veía como un pequeño gatito. Acarició su mejilla con delicadeza sonriendo. Su respiración tranquila lo hizo sonreír al instante.

Bajo su mirada y se retiro con rapidez del cuarto, caminando hasta la mesa de aquel hospital, se sentó y miró todos los papeles que tenía sobre Freddie. Venían todos sus datos, todo sobre él, cada detalle de aquel hermoso, misterioso y peligroso individuo.

¿Por qué tendría que estar Freddie ahí?  Pues... Freddie cuenta con serios problemas de personalidad, también era alguien propenso a ser agresivo, su perversidad era enorme, solia tener deseos que cualquier ninfomano desearía, era todo un masoquista, tenía tendencias a ser un completo psicópata, era incluso psquizofrenico, aún era un sujeto en prueba, hasta ahora se conocían aquellos datos. Así que no sabían si contaba con más problemas mentales.

Anteriormente John había nombrado algo sobre un castigo, pues esos castigos, eran hacer algunos escritos, donde Freddie tenía que poner el estado de sus personalidades. Freddie detestaba hacer aquello, amaba escribir, pero le gustaba más cuando lo hacía por cuenta propia. Lo obligaban a poner el estado de cada personalidad que tenía, tenía que poner si estaban tranquilos, si tenías ganas de asesinar a alguien, si lo hacían odiar más fácil a los demás, tenía que poner de todo ahí.

Pero antes... ¿Cómo es que Freddie terminó así?

Pues... Cuando apenas era un infante comenzó a pasar por millones de traumas, un familiar suyo anteriormente había abusado sexualmente de él, por eso venía su afición al sexo. La soledad que pasaba por estar todo el día solo en su casa le había obligado a crear personalidades que harían que Fred pudiese sobrellevar todos esos problemas emocionales. Él siempre estaba solo, eso estaba claro, pero al escuchar otras voces, al hacer conversaciones con personas que no estaban ahí. Era la única forma en la que lograba sentirse amado, en la que lograba olvidar todas esas tendencias a ser violento o a querer suicidarse para dejar a un lado todos sus problemas.

Sus padres lo habian abandonado en su casa, quienes lo habían llevado a él hospital psiquiatrico habían sido sus vecinos, puesto que al verlo después de mucho tiempo. Lo notaban desnutrido, nervioso, tímido, sensible, irritable, y cómo no, violento. Estaba de una forma terrible, así que llamaron a la policía, después de algunos estudios se le dio un tipo de diagnóstico, le hicieron millones de pruebas, puesto que aunque estuviese violento, también tenía la salud por el suelo. Así que se la pasó casi dos meses en el hospital, ya tenía 19 años, pero su comportamiento cambiaba bastante, igualmente para que alguien se encargase de su caso llamaron a los mejores especialistas y lo encontraron.

Este chico tenía el nombre de John Deacon, un médico y psicólogo bastante reconocido. Cuando recién se conocieron, Freddie le tenía miedo, su personalidad temerosa y tímida salía a flote durante sus primeras sesiones. Pero pasado un largo tiempo John logró meterse en la vida de Freddie, le dio el cariño que nadie le había dado hacia años.

Y así fue todo, así pasó muchísimo tiempo. John viviendo con la única idea de proteger a Fred, lo veía como un pequeño amorío, como un adorable bebé. Era la única persona que lograba tranquilizar a Fred en todo momento de tensión.

Las pruebas que solían darle a él moreno siempre eran por 6 bases.

La primera base era una serie de preguntas, las cuales eran agresivas, relajadas, excitantes, alegres, algunas eran más para que Freddie pudiese hacer una historia donde los médicos viesen la forma en que Freddie lograba manejar su propio bienestar. Algunas de sus respuestas eran escalofriantes.

La segunda base era ponerlo con un médico, ambos sentados frente a él otro, le daban algunas cosas a Freddie, le hacía preguntas como "¿qué harías con esto?", "¿cómo se llama?", "¿Te gusta?", "¿podrías describir como lo usarías?" entre otras.

La tercera base era dejar a Freddie en una habitación, era como un cuarto cualquiera, lo ponían en algunas situaciones donde solían haber personas que eran como dobles. Algunos eran objetivos atractivos para Freddie, aunque él sabía lo que me hacían y no solia caer tan rápido.

La cuarta base era mostrarle imágenes de distintas personas, situaciones o cosas. Sencillo.

La quinta base era ponerlo en una habitación, donde le mostraban videos, algunos eran para ver las reacciones del objetivo osea Freddie.

La sexta base era recostarlo en una camilla, le daban algunos toques eléctricos en sus extremidades tapandole la boca, después ponían electroshocks en los costados de su cabeza.

Miró los datos que estaban en la carpeta negra donde venía una foto de Freddie. Se veía precioso, sus enormes ojos brillaban, se veían animados, se veía totalmente hermoso. Sus carnosos labios, su mirada tan seductora, John estaba tan enamorado de su paciente, estaba loco por aquel chico. John sabía que para Freddie no estaba muy presente el interés en alguna persona. Aunque, quien sabe como podría funcionar su mente, ¿no?

He's just a boy ... right? ( Deacury ©) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora