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«2019»

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«2019»

—Y tendremos el baile de invierno en un par de meses, así que te recomiendo...—metí los libros dentro del casillero con fastidio, la presidenta estudiantil me había estado siguiendo durante toda la mañana, con el pretexto de que era su deber al formar parte del comité escolar mostrarme todas las instalaciones de la preparatoria. Ya me estaba empezando a impacientar, quería que se callara de una vez.

Estaba terminando de sacar algunas cosas de mi casillero cuando noté como el tono de su voz fue disminuyendo hasta apagarse por completo. La vi con confusión, tratando de entender la razón por la que se había callado, de hecho he estado esperando por el momento en que deje de oír su molestosa voz todo el día, pero está de más de decir que se calló de manera abrupta, ella tenía la mirada fija en algo detrás mío.

Vi lentamente por sobre mí hombro mientras sentía el ritmo de los latidos de mi corazón en aumento, de repente todas las conversaciones y murmullos en el pasillo me parecieron simples ruidos distorsionados conforme la marcha del tiempo pareció ralentizarse.

Resulta curioso como había estado esperando aquel momento por mucho tiempo y aún así hubiese aplazado su llegada con gusto si hubiera tenido la opción de hacerlo. Supongo que, contrario a lo que pensé, habían partes mías que no estaban preparadas para verlos aquí, ni en ningún otro lugar, tan diferentes y caminando con despreocupación por los pasillos de una preparatoria cualquiera en uno de los muchos pueblos prácticamente ocultos que hay en el mundo.

Poder confirmar en primera persona que seguían con vida era una experiencia totalmente distinta a la que tuve las veces en las que él me aseguraba que no estaban tan muertos como muchos creían.

Era casi como sentir como mi alma abandonaba por unos segundos mi cuerpo debido a que todo el espacio disponible lo había llenado el odio y la sed de venganza.

De pronto sentí como volvía la cordura a mi cuerpo y salía de aquel estado de estupefacción que quizá no olvide jamás.

Los seguí con la mirada mientras ellos caminaron hasta la mitad del pasillo, donde se detuvieron para que los pelirrojos guardaran sus cosas en dos casilleros continuos.

Debía admitir que estaban irreconocibles, ya no eran aquellos niños famélicos, enfermizos y vulnerables. Aún así, solo viendo sus ojos era capaz de revivir el sufrimiento por el que pasaron por tantos años.

Ellos intentaban parecer normales todo lo normales posible, aparentaban ser simples adolescentes rebeldes y naturalmente arrogantes, pero no podrán jamás serlo y lo saben. Hay una particular chispa de humanidad que tienen las personas comunes, que han sufrido y llorado por cosas cotidianas y encuentran diversión en detalles tontos e incluso minúsculos. Esa chispa no la tienen los condenados, los que han sufrido, gritado y llorado por tanto tiempo y con tanta fuerza que sus almaa quedaron prácticamente huecas, podía reconocer ese vacío fácilmente si los veía con atención a los ojos.

Era imposible ignorar la carga de superioridad que ahora desprendían, algunos con rostros serios y otros con perversas sonrisas en los labios.

Pero todos tenían en común el brillo en sus ojos, lleno de arrogancia y algo burlonamente cínico.

Examiné a los dos pelirrojos que los acompañaban, encajaban a la perfección, igual que ellos poseían esa apariencia atractivamente demoníaca que incitaba a adorarlos, temerles, desearlos y odiarlos por igual.

Antes de llegar sabía que no sería fácil, que destruirlos costaría tiempo y de el mejor plan que pudiese salir de mi cabeza.

Pero valdría la pena en el momento en que los derrotara a todos. Ellos me habían quitado algo, tenía sentido para mi vengarme quitándoles todo.

Se equivocaban si pensaban que no cobraría lo que me debían.

La "presidenta estudiantil" (quizá debí haberle prestado más atención cuando mencionó su nombre) se enfocó en ellos, mantenía una expresión consternada en el rostro.

Ella debía de conocerlos, o al menos poder informarme sobre que tipo de fama tenían ellos en el pueblo. Después de todo, en el poco tiempo que la había tenido a mi costado, noté que tendía a hablar de más. Así que le pregunté:

—¿Quiénes son?—mi vista aún seguía puesta en donde estaban parados, esperando con semblantes calmados para poder continuar su caminata por el pasillo.

—Me gustaría saberlo—dijo mirándolos con desconfianza, pero encontré un atisbo de intriga en su voz—. Nadie los conoce demasiado. Sé que todos menos los pelirrojos son hijos adoptivos de los Kaiser. Los adoptaron hace unos años, a todos al mismo tiempo. Fue algo bastante repentino y nadie sabe por qué-yo sí conocía el porqué, pero evidentemente no estaba en mis planes contárselo, le hice una seña para que siguiera hablando y así lo hizo. No parecía muy cómoda al hablarme sobre ellos, pero si parecía tener mucho que decir-los pelirrojos son hermanos, les llaman los gemelos Agni. Su padre murió hace unos 3 o 4 años. Su madre entro en una depresión bastante grave por eso, tengo entendido que está internada en un hospital psiquiátrico en un pueblo más grande que está al norte, a tres horas de Windsor. Los Agni perdieron técnicamente a ambos padres, así que al igual que a los Kaiser; les llaman los huérfanos. Aunque hay otras formas de llamarles. Te recomiendo no acercarte demasiado a ellos, a pesar de parecer bastante tentadores son peligrosos.

Ellos procedieron a continuar su caminata por el pasillo, todos con una confianza casi envidiable, como si no tuvieran nada de que temer.

Cuando pasaron por nuestro lado no pude evitar sentir una descarga de ira recorriendo mis venas, lo cuál hizo que cerrara con fuerza la puerta de mi casillero, que sin darme cuenta estuve sosteniendo durante todo este tiempo.

Los únicos que parecieron percatarse fueron Even y Leila, que dirigieron sus miradas hacía mi, pero fue un momento fugaz luego sus rostros permanecieron inescrutables y siguieron su recorrido, al parecer restándole importancia a mi arrebato.

Quizá ese fue su primer error, sentirse tan confiados, creyéndose invencibles y superiores, pensando que nadie estaría dispuesto a meterse con ellos.

Pero estaban equivocados.

Yo había prometido destruirlos y cumpliría esa promesa.

Miré a la molesta chica a mi costado, que parecía perdida en sus pensamientos mientras observaba al grupo de demonios perderse en la tumultuosa marea de estudiantes.

—¿Que otras maneras?—pregunté, repitiendo sus palabras en mi mente.

—¿Qué?—ella respondió saliendo de su trance, un tanto confundida.

—¿Qué otras maneras hay de llamarlos?—cuando pareció entender, contestó.

—Algunos los llaman pecados o...¹se detuvo un momento.

—¿O...?—la alenté a continuar, mirándola fijamente para incentivarla a seguir hablando.

—O, puedes decirles asesinos.

Dos cosas:

Uno: Lean “†” para que tengan una mejor idea de que camino va a tomar esta historia.

Dos: Por si no ha quedado claro, este libro es un borrador y cuenta con una estructura narrativa bastante experimental. La narración va a cambiar en algunos capítulos según yo lo vea necesario.
También aclaro que va a tocar algunos temas fuertes, como suicidios, violaciones, problemas psicológicos, etc. Evidentemente los tocará de una manera adecuada, recalcando que las acciones de los personajes no deben de ser seguidas, recuerden que esto al final del día es ficción.

ABERRANTESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora