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– Chani, cariño, baja a desayunar, se te hará tarde para la escuela. – La dulce voz maternal de la Señora Kang se escuchó en las escaleras. El adolescente de 17 años quien acomodaba el cuello de su camisa se apresuró y tomando su mochila aún abierta bajó las escaleras, dejó sus cosas en el sofá de la sala y se acercó al comedor sentándose en su lugar.

– Buenos días, Juho. – Saludó dulcemente a quien en los últimos tres años se convirtió en la figura paterna de la casa.

Juho había estado saliendo con la madre de Chani por cuatro años luego de que su madre hubiera tomado la decisión de rehacer su vida después de que el padre biológico de Chani la abandonara al enterarse de su embarazo. A Chani no le molestaba la idea de que su madre saliera con alguien, de hecho fue él junto a su mejor amigo, Hwiyoung, quienes la convencieron. Ver a su madre constantemente sola y sin nada más que trabajar y dedicarse por completo a él no le gustaba en lo absoluto, pensaba '¿qué será de ella cuando me vaya de casa?'.

La relación que tiene con su padrastro es muy buena. Desde que su madre se lo había presentado le agradó, pensaba, además de guapo, que se veía responsable y serio, alguien capaz de cuidar de su madre cuando él decidiera ya no vivir con ella. La diferencia de edades no les afecta en absoluto a la pareja, 12 años no son impedimento para amarse, ella tiene 31 y el 43. El intachable empresario se fijó en la linda organizadora del mercado donde iba por sus frutas y verduras semanalmente y no tuvo miedo de cortejarla. Dejó de lado los estigmas de la sociedad y hoy día viven felizmente casados con un adorable y dulce hijo; Chani.

Chani es dulce, sonriente, amable, entusiasta y educado, es muy ordenado y algo tímido, a simple vista dirían que es un chico frágil y suave como el algodón. Juho ganó su apreció y Chani el de él en muy poco tiempo, el vínculo es fuerte pero ambos buscan reforzarlo de alguna manera; han hecho salidas los dos solos o los tres, ven películas en casa pero ambos siguen sintiendo que algo falta.

– Buenos días, Chani. – Dijo Juho sin dejar de leer el periódico. La madre del pequeño se acercó a la mesa y dejó el vaso de leche con chocolate delante de su hijo antes de sentarse a la derecha de su esposo y en frente de su hijo.

– Cariño, puedes dejar el periódico y desayunar con nosotros, por favor. – El mencionado sonrió y cerró el periódico. Chani sonrió en cuanto pudo ver la sonrisa ajena.

– En seguida, mujer. Sabes que debo estar informado con lo último en marketing.

– Lo sé pero Chani ya llegó a la mesa, ya podemos desayunar.

– Te tardaste un poco más hoy para bajar. ¿Todo en orden? – Preguntó Juho tomando su taza de café y dando un pequeño sorbo. Chani se tensó un poco.

– Sí, todo en orden. Es solo que tuve problemas con... con la camisa, los botones por alguna razón se corrieron varias veces. – Inventó rápidamente y soltó una risita.

– No nos quieres decir que te estabas arreglando para alguien, tal vez... – Soltó la madre y Chani rápidamente se sonrojó y negó varias veces.

– No es así mamá, de verdad tuve problemas con mi ropa. – Juho rió y despeinó un poco al pequeño.

– Comamos, debemos irnos pronto. – Chani llenó su boca rápidamente con el sándwich de jamón que había en su plato.

– Oh, cariño. Esta tarde tendré la reunión con el jefe para ver si mi ascenso es un hecho, así que podrás quedarte en casa con Chani cuando el regrese de la escuela y tener tiempo para ustedes. – Chani casi se atraganta al oír sus palabras. Golpeó su pecho mientras tosía. – ¿Estás bien, hijo? – Preguntó preocupada.

– Si, mamá. Amm... – Tomó de su leche con chocolate y miró de reojo a Juho volviendo la mirada a su madre. – Tengo que terminar un proyecto para una clase, estaré ocupado estudiando en mi habitación.

– Tranquilo. Otro día tendremos tiempo. Yo estaré en mi estudio mientras haces tú tarea, si necesitas algo puedes contar conmigo. – Chani sonrió y asintió.

Chani terminó primero de comer, se levantó y agradeció la comida, seguido se despidió con un beso en la frente para su madre y una dulce sonrisa para Juho, tomó sus cosas y salió. En el camino a la escuela se encontró con Hwiyoung como ya era costumbre.

– ¡Hey, amigo!

– Hola, Hwiyoung. – Contestó sin la dulzura y alegría que lo caracteriza.

– ¿Pasó algo en casa? – Preguntó Hwiyoung. – Nunca saludas así, que ocurre. – Se paró frente a Chani y caminando de espaldas lo mira fijamente para que hable.

– Es... es Juho. – Suspiró. – Hoy me quedaré solo con él en casa. Mamá tiene una reunión y no sé cuánto se tarde.

– ¿Eso no era lo que querías hace tiempo? – Cuestionó Hwiyoung con una sonrisa.

– No. O bueno, sí, pero ya no habrá gente como cuando salimos los dos, estaremos solos y estoy seguro de que seré un desastre. Por eso decidí quedarme en mi habitación, dije esta mañana que debo estudiar.

– Por Dios, Chani, es tu oportunidad de que por fin puedas besarlo "accidentalmente" como lo has planeado desde que lo conociste.

– Lo sé, pero... le dirá a mamá y no quiero que me mate, además, tenemos 26 años de diferencia de edad y soy menor de edad, sería pedofilia. – Esquivó a Hwiyoung y siguió caminando.

– ¿Ahora te haces el legal? – Rió corriendo hasta alcanzar a su amigo. – No decías eso ayer cuando me contabas cómo serías capaz de tragarte todo su miem... – Chani cubrió su boca rápidamente y les sonrió tímidamente a otros estudiantes que iban en su misma dirección.

– Baja la voz si vas a hablar de eso, idiota. – Le descubre la boca. – No quiero que toda la escuela se entere que me gusta mi padrastro desde hace más de cuatro años. – Dijo en susurro y Hwiyoung sonrió.

– Eres un tonto. Tienes la oportunidad servida en bandeja de plata y la piensas dejar pasar.

– Le contará a mamá y ella no sabe aún que me gustan los hombres. Me matará y me enviará a una escuela militar. – Ambos entraron a la escuela y caminaron hacia sus casilleros.

– Exageras. – Sonrió y le rodeó el cuello con el brazo pellizcando una mejilla de su amigo. – Es tu decisión pequeña bolita de algodón, pero yo que tú no la dejaría pasar.

Chani suspiró, negó rápidamente y borró de su cabeza a su padrastro. Tomó sus libros y se dirigió hacia el salón junto a su mejor amigo.

La jornada transcurrió normal. Chani trataba de prestar atención pero estaba demasiado disperso, cada hora que pasaba era una hora menos para estar con Juho, solos, en casa. Sus nervios aumentaban conforme el tiempo del encuentro se iba reduciendo. Al sonar el último timbre pasó saliva y se despidió de su amigo quien le guiñó en señal de que lograra que algo pasara, Chani le hizo una mueca tierna y se dispuso a caminar con destino a casa en donde probablemente Juho ya debe estar ahí.





MI PADRASTRODonde viven las historias. Descúbrelo ahora