AU | The one that would be breaking my heart | Stony

II. Someday soon we'll be together.

—¿A dónde? — preguntó Tony, anticipándose a la respuesta, humectándose los labios resecos con una mueca llena de sorna. Howard entornó los ojos a la evidente burla de Anthony.

—Tú ya sabes dónde.

Howard abandonó la habitación y Tony extendió sus brazos hacia arriba, en clara victoria, mientras se ponía nuevamente los audífonos y tarareaba feliz una canción de Artic Monkeys.

Es por eso ahora que está aquí, feliz, de regreso a lo que fue alguna vez su hogar. Claramente, la ciudad tenía muchas cosas nuevas, pero para él no es ningún problema adaptarse. Por favor, no estarían hablando de Tony Stark si no. Suelta un largo y tendido suspiro, mientras observa a su alrededor, familiarizándose con el instituto nuevamente. No es muy diferente a como lo recuerda, la verdad. La entrada está igual que antes, con grandes y frondosos pinos envolviendo el camino a la puerta principal. Tony evoca el recuerdo de él junto a sus amigos corriendo como idiotas hacia dentro, mientras el timbre sonaba de fondo, advirtiéndoles que estarían a punto de comenzar las clases y ellos iban con retraso.

Por supuesto, la bruma de esos recuerdos remueve su corazón, porque siente que algo les debe a esos tres. Y no sabe si se los volverá a cruzar, porque puede que estén en otra escuela o bien hayan dejado la ciudad. Atento a sus cavilaciones internas y ahogando sus nervios al pensar que lo van a odiar, pues hace muchos años cortó abruptamente el contacto con ellos por el desgraciado de Howard, ingresa al instituto. Tony observa a su alrededor, contemplando lo que sería su centro de estudios de su último año, y no pudo evitar rezongar al captar varias miradas en él cuando hubo entrado.

Entonces, una persona que pasa a su lado, se detiene y él es incapaz de no devolverle la mirada de manera altanera. Está a punto de decirle algo con su afilada lengua, pero su comentario muere apenas en su garganta, cuando pestañea varias veces y reconoce a esa persona.

—¿Bruce? ¿Bruce Banner? —inquiere, acomodando su mochila en uno de sus hombros. Su camiseta resbalándose por ese lado, revelando su acanelada piel. Los ojos miel de Tony brillan por un instante, y el chico de lentes le sonríe devuelta. Esa sonrisa le trae paz, y Tony sabe la razón.

—¡Tony Stark! — grita escandalosamente Bruce, envolviéndolo de pronto en un abrazo que no se esperaba. Bruce Banner es ahora un poco más bajo que él, pues Tony no es una persona muy alta que digamos, y usa los mismos lentes cuadrados y nerds que tanto recuerda con nostalgia. Y claro, lleva puesto un suéter. Un estúpido y lindo suéter que le hace querer decir que no está para nada a la moda. —¡Dios mío, pensé que nunca te volvería a ver!

—Yo menos, Brucie-boo. — admite con una pizca de picardía en el apodo que le tenía a Banner cuando eran más pequeños. Por supuesto, Bruce se sonroja y eso le hace pensar que nada ha cambiado entre ellos. Tony le regresa el abrazo, un poco frío, pues no se esperaba esto. No, nada de esto. Está a punto de preguntarle como ha estado pero su ex mejor amigo se adelanta:

—¡Hay que decirle a Pepper! ¡Y a Rhodey!

—¡No jodas! — exclama Tony, efusivo. Ambos están haciendo un escándalo cerca de los casilleros, pero eso poco importa cuando está reuniéndose con una de las personas más importantes de su vida: —¡¿Siguen aquí?!

—¡Sí, sí! — responde el cuatro ojos: —¡Vamos, Tony! Oh.

—¿Qué?

—¿En qué clase estás? —inquiere Banner. Tony tiene las mejillas sonrosadas debido a la emoción, y eso está bien, piensa Bruce. Hace muchos años que no ve al Stark, y que se aparezca nuevamente en su vida es motivo suficiente para hacer show, aunque esté sonando el timbre que da por comenzado las clases.