Y si te llegas a morir
no la culpo a ella.
Y si llegas a morir
no te culpo a ti,
ni culpo a la vida,
ni a la cabeza de arrebatos.
Y si te llegas a morir,
no tengo a quién culpar.
No tengo dónde buscarte,
no tengo dónde llorarte.
Y si te llegas a morir,
no culpo a nadie, ni siquiera
a tus manos manchadas de sangre,
ni siquiera a tus lágrimas de angustia.
Si te llegas a morir,
guárdame un lugar en
la memoria muerta.
Y huye mientras puedas.
Huye que te alcanza la pelona,
huye que te persigue el diablo,
Huye por si llegas a morir.
Huye como siempre.
Y si te llegas a morir,
Estaré devastada,
Estaré arruinada.
Pero no culpo a tus dedos
suicidas, ni culpo
a tus miedos galopantes.
Pero ya es tarde.
Estoy devastada, arruinada,
jugando al equilibrio emocional.
Al borde de la tortura,
sosteniendo más dedos suicidas,
y queriendo también huir.
Estoy huyendo de unas manos,
de un abismo que me lleva
a la locura.
Estoy por un rumbo manchado
de sangre.
Huye de mis recuerdos.
Huye de lo que conozco.
Huye de mis sueños, y déjame
huir de estos dedos.
Annette C.M.
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Madrugadas tibias [Colección de poesía]
Poetry╰☆╮Poemas en tintes calientitos muestra esta colección de poesía que encierra sentimientos cotidianos y rebuscados, donde todo es más rico de leer cuando las madrugadas están tibias. ¿Te animas a que hasta el verso se haga un beso? ...