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ȻȺᵽ.18

Zeldris:_No lo se Estarossa... Tengo miedo a que se enfade si sabe ma verdad..._

Junto con Estarossa, estaban en un pueblo, ambos disfrutando de devorar las almas de los aldeanos que ahora ya estaban inmóviles en sus lugares, con su mirada perdida y sus ojos opacos.

Estarossa:_Bueno... Le prometiste ser honesto... Sabes que no lo has sido del todo._

Zeldris:_No quiero que... Se valla con él. _

Estarossa:_Tendria sentido, si supiera lo que Meliodas hizo, ella no estaría felizmente casada contigo, comiendo pastel, bebiendo su cerveza favorita..._

Zeldris:_Si supiera... Estaría con él... ¿Verdad?_

Estarossa:_En teoría no puede, recuerda, están atados hasta la eternidad ahora._

El pelinegro miró su anillo, recordó su extraña petición de matrimonio, y sin querer, una sonrisa apareció en sus labios, mientras soltaba una pequeña risa.

Zeldris:_Si... Supongo que si._

Estarossa:_Zeldris... Sigue ocultandolo..._

Y esas fueron sus últimas palabras antes de retomar el paso hacia su reino.

Zeldris:_¿Sabes? Me sorprende que estemos tan tranquilos mientras que deberíamos estar bajo ataque..._

Estarossa:_No hables y disfruta._

Y así partieron de aquel pueblo desconocido para ellos.

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Zeldris:_¿Ves? Así puedes hacer tu propio pastel._

Dijo el chico mientras escribía en un papel, la receta de un pastel rosado con frutas. Al lado de él estaba la pequeña ___, con su cabello ahora castaño, sentada en un escritorio mientras movía sus pies felizmente.

_Pero... Me gusta cuando lo haces tú, es más especial. _

Zeldris sintió sus mejillas calientes, no se sonrojo pero tenía calor en ese momento.

Zeldris:_Bueno... Podrías hacer uno para mi algún día._

Ambos sonrieron felices, la chica miró hacia todos lados, como si estuviera comprobando algo.

_Zeldris... ¿Alguna vez te has enamorado?_

Y así a el pelinegro se le cayó su pluma con tinta fresca en la punta, y al caerse sobre el papel, dejó un salpicón pequeño que arruinó la perfecta caligrafía suya.

Zeldris:_Bueno... Si, una vez, no fue hace mucho pero..._

_¿Pero?..._

Zeldris suspiró, miró a la diosa que estaba sentada a su lado, el estaba sentado en una silla, las piernas de la chica se habían detenido, el tic tac del reloj era insoportable.

Solo quedaba decir ma verdad.

Zeldris:_Solo... No se pudo._

_¿Por qué?_

El pelinegro estaba acorralado, sus manos se movían inquietas, temblaban, hablar de ese tema siempre fue una espina en su dedo que nunca pudo quitarse.

Y tal vez, tampoco nadie se la quitaría.

Zeldris:_Bueno... Yo... Solo la alejé de mi para salvarla._