Capitulo 1 - Intriga entre versos
- Ya envió la carta señor?
- Si, el consejo a hablado. – dijo una voz autoritaria.
- Me niego! – dijo una tercera cabreada. – No le basta con nosotros? Y aparte como sabremos si es de fiar, no la conocemos! Me niego ha aceptar lo que diga el consejo ese de mi…
- Se hará lo dicho y no hay nada mas de que hablar! – dijo cortando a la tercera con voz aun mas autoritaria y con matices de enfado.
- Hola, ya volví. – dije alzando la voz para que resonara por toda la casa.
- Hola cariño, siéntate a comer. – dijo mi padre ofeciendome la silla con un plato de costillas.
- Como te fue el día? – dijo mi madre interesada mientras devoraba una de ellas.
- Extrañamente bien.. – dije pensativa.
- Y eso hija? – dijo mi padre intrigado.
- Creo, que es la primera vez, en todo el semestre – hice una pausa para ponerle mas emoción – que no me choco con el calefactor de la entrada de clase.
Todos reímos a la vez.
- Aleluya. – dijo mi madre alzando los brazos – Ya no tendremos que pagar mas calefactores!
- Cierto, nuestras cuentas estaban en rojo de tantas veces que te chocabas y se rompían!
- Sois unos exagerados, solo paso un par de veces.. bueno, a lo mejor tres o cuatro..
- O cinco o seis! – dijo mi madre riéndose.
- Cambiando de tema. - dije molesta ya que mi madre lo único que hacia era llorar de risa – Mañana tendremos una excursión a no se donde, ahora mismo no me acuerdo donde me han dicho. – dije mientras me rascaba la cabeza intentando recordar-lo.
- Cariño, si quieres te llevamos al medico, a lo mejor es por tantos golpes. – dijo mi madre con burla.
- Sera eso. – dije riendo sarcásticamente.
Me levante, recogí y me dirigí hacia mi habitación. No es gran cosa que se diga, lo normal de una habitación. Una cama bastante pequeña, una estantería con muchos libros, un escritorio, un ordenador y un sillón. Ese sillón me encanta, recuerdo cuando me lo trajeron.
- Cariño mira lo que hemos traído!
Sali corriendo de mi habitación a la llegada de mis padre. Él llevaba una caja enorme.
- Es un regalo? – dije entusiasmada
- Si cariño. – respondieron los dos a la vez.
- Pero que celebramos? Si no es mi cumpleaños aun.
- Ya lo sabemos cielo pero lo vimos y pensamos que te gustaría.
- Pero tendré regalo cuando cumpla seis años o este será mi regalo? – dije confusa ya que yo quería otro regalo para mi sexto cumpleaños.
Los dos rieron dulcemente.
- Este regalo es porque eres una niña muy buena Anne Graham. – dijo mi madre acariciándome el pelo con su ternura maternal.
- Vamos abrirlo! – dijo mi padre finalmente.
Entramos al salón ya que no les había dejado salir del recibidor y empecé abrir aquella caja grandiosa.
Cuando pude conseguir deshacerme de todo el papel de regalo me quede sorprendida.
- Te gusta cariño? – dijo mi padre alegre – Es un sillón, para que cuando seas mayor, puedas relajarte en él y pasarte las tarde leyendo libros.
- Pero si no me gustan los libros.. – dije con la cabeza agachada.
- Te gustaran, ya verás. – afirmo mi madre con una sonrisa.
Desde ese día, tal y como dijeron mis padres, es mi sitio favorito de la casa, donde me relajo y paso el tiempo inmersa en novelas fantásticas donde todo se puede hacer realidad.
Deje de soñar y me dispuse a dejar los libros sobre la mesa del escritorio y a leer atentamente donde nos iríamos mañana que tenia a toda mi clase tan emocionada.
Iríamos a un seminario de poesía. “Supongo que estará bien” pensé.
A la mañana siguiente hice todas mis tareas i me dirigí hacia el instituto. En la puerta de este había un hombre de unos ochenta y algo de años con el pelo canoso y un traje viejo gritando a toda voz.
- Los de bachillerato humanístico, súbanse al autobús.
Dicho y echo. Subí en busca de algún sitio donde sentarme. Encontré uno vacio i allá repose mi cuerpo cansado de tanto andar, pero como siempre, hay alguien que te lo estropea.
- Perdona, ahí me siento yo.
Mire aquella chica alta con el pelo castaño y lacio y aquellas gafas que le sentaban tan bien y a la vez le resaltaban los ojos azules.
- No sabia que los sitios se escogían. – dije yo sin darle mucha importancia.
- No se escogen, pero nosotras si ya que vamos con el grupito de aquí atrás, así que nos gustaría sentarnos todos juntos.
Mire hacia atrás y me encontré a un grupito de chicos bastante guapos, supongo que serian del instituto de enfrente.
- De acuerdo, disfruta del sitio. – dije finalizando la conversación y sentándome cinco o seis asientos hacia delante.
Cuando pensé que ya no me iban a interrumpir mas, escuche un grito.
- Anne! – dijo Lara con su sonrisa de oreja a oreja.
Lara es una chica muy bonita, con su cabello castaño cobrizo y los ojos marrón avellana.
Se sentó a mi lado.
- Pensé que no ibas a venir.
- Pues aquí estoy, aparte, como me perdería un seminario de poesía que después seguro que pondrá el Sr. Fricher en el examen. – dije riendo.
- Es verdad, se me había olvidado ese inconveniente de salir de excursión. – dijo divertida.
Hablamos durante todo el camino hasta llegar a nuestro destino.
- Señor, podríamos vigilarla, puede que el consejo se equivoque.
- Si, será lo mejor, no nos queremos volver a equivocar. Reúne a un grupo y averiguar donde esta.
La muchacha iba a salir por la puerta cuando el hombre la llamo.
- Y recordar, siempre con cautela.
Hizo una señal de aprobación y salió del despacho.
- Que ha dicho?
- Que formemos un grupo, tenemos que asegurarnos de que es ella.
Todos los presentes asintieron.
- Alguien sabe donde esta en este momento?
- Creo que esta en un seminario, no muy lejos de aquí. – dijo una pelirroja con una tablet en la mano.
- Pues vamos allá.
DU LIEST GERADE
Aurimesis
Sonstiges- Mi madre me conto una vez, que no nos podemos fiar de nadie ya que no es lo que parecen. Hay unos monstruos que se llaman cambiantes y cambian según lo que tu quieras ver o tus miedos. También me dijo que hay gente que sabe quienes son y que los m...