2. Insomnio

743 43 3
                                    

Yo era mayor que tu, sin embargo, nadie me había besado alguna vez en los labios. Siempre dije que esperaría al amor de mi vida, que era algo especial como para dárselo a la primera persona que simplemente me quisiera. Por eso decidí esperar, dentro de mi había algo que sabía que no faltaría mucho para ese primer beso.
Era un día hermoso, días antes nos habíamos estado abrazando demasiado, me dejabas pequeños besos en el cuello y luego te retirabas avergonzada. Éramos amigas, y ese no era un comportamiento adecuado ante los ojos de los demás, pero para nosotras sería el comienzo de algo maravilloso.
Me llevaste hasta mi casa y como siempre nos pusimos a hablar horas antes de despedirnos. Pero esta vez era diferente, nuestros cuerpos estaban más cercas que nunca, las caricias iban y venían. Nunca se me cruzó la idea por la mente de que lo que hacíamos estuviese mal.
Entre carcajadas me llenabas de besos, que rozaban apenas mis labios. Me apartaba un poco.
- Me vas a hacer equivocar- recuerdo haber dicho.
Y en una milésima de segundo. No se si lo habías planeado o el momento tan hermoso te llevó a tomar coraje y arriesgarte, me besaste.
Fue un beso rápido. Un beso que ocultaba timidez y miedo de no ser correspondido. Un beso que para mi era el más preciado, pero que nunca hubiese imaginado que sería así.
- Puedo equivocarme de nuevo?- preguntaste y una sonrisa en tu rostro se asomó al ver que yo asentía.
Segundo beso, mi mente estaba nublada, no había nadie más en este mundo que tu y yo.
Estaba aturdida. Besaba a mi mejor amiga. Besaba a la persona que conocía todo de mi, incluso lo peor.
No sabía si era lo correcto, pero en ese momento en el que sus labios estaban sobre los míos, no pensé en eso.
Me alejé de ti, caminé rápidamente hasta mi casa, pero cada un segundo, volteaba a verte. Te habías convertido en una mujer hermosa.
Todo fue utópico. Pero como siempre, se derrumbaría fácilmente.
Ambas sabemos que mi mayor problema ha sido mi mente. Es quien nos ha jugado en contra en cada paso que dimos juntas como pareja.
Mi mente tampoco me dejaría en paz esta vez, y comencé a cuestionar lo que había pasado.
Que lo habías hecho a propósito, que eso no había pasado, que era un juego para ti, que le contarías a las personas que había caído en tu trampa.. Esa y millones de teorías conspiraban contra mi lógica.
Me sentí culpable de haberlo hecho, me encerré en mi cuarto y no salí por nada del mundo. Lloré hasta quedarme dormida.

Lo que debí decirte antes de que te marcharas [Lésbico]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora