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— Hostia tío... — Murmura Luzu con pesadez al caer en cuenta de lo que estaba ocurriendo y, solo en aquel instante, fue capaz de reconocer cada uno de los aromas dulces que bañaban el ambiente.

La situación era bastante clara; Los Omegas del grupo habían entrado en Celo y, al parecer lo habían echo en conjunto, lo cual era bastante inusual de ver pero posible entre aquellos Omegas que pasaban mucho tiempo juntos tales como sus amigos.

La razón por la cual Luzu no lo había sentido con anterioridad, era por el hecho de ya tener una Omega predestinada y un lazo establecido con ella, por ende, su Lobo ignoraba cualquier señal que omitieran Omegas ajenos a la suya. A decir verdad, era una gran ventaja para Luzu contar con un lazo que mantuviera en un límite a su Alfa, ya que podría controlarse con suma facilidad y podría ayudar a sus amigos Omegas en dichas situaciones como la que ahora estaban padeciendo.

Antes de que cualquiera de sus amigos intentará levantarse de su lugar, Luzu hablo.

Se quedan sentados donde están — Dijo con aquella voz Alfa que pocas veces solía utilizar, llamando la atención de sus compañeros.

El único que se lo desobedeció, fue Fargan, levantándose de su lugar. Otro Alfa que, debido a su edad, lograba mantener un equilibrio casi impecable entre su parte racional y su parte salvaje, lo cual lo ponían en una posición de no únicamente un Alfa maduro, si no también, uno bastante poderoso y de temer.

¿Que pasaría si te desobedezco, Luzu? — Gruñe amenazante a comparación de su compañero, quien había intentado sonar tranquilo.

Luzu suspiro profundo, pero sin mostrar en ningún momento un signo de debilidad, no era un Alfa al que le gustará pelear por cuestiones innecesarias similares a la actual, pero comprendía que sus compañeros eran Alfas escandalosos.

Fargan... — Le devuelve el gruñido, dejando ver unos caninos dentro de su boca. — Tío, déjate de tonterías, tu mas que ninguno entiendes lo que pasa.

Fargan vuelve a gruñir molesto, pero inmediatamente baja su cabeza hacia el suelo, cerrando sus ojos, sumergiéndose en la negrura de su propia mente para buscar tranquilizarse.

— Quiero que se queden aquí en lo que yo voy a buscar a los chicos.

Luzu agarra con velocidad su espada de Diamante que reposaba sobre una de las mesas del lugar, sin importarle las amenazas silenciosas de sus compañeros presentes. Con espada en mano, se dirige hacia la puerta, pero antes de retirarse de la residencia, voltea a ver a sus amigos levantados de sus lugares.

Luzu... — Ruge con cierta fuerza Rubius, buscando acercarse lentamente a el.

Luzu se alarma, puesto que entendía que aquel acercamiento era demasiado peligroso e indirectamente le estaba retando a una pelea. Era obvio que se presentase esta situacion, después de todo, ¿A qué Alfa le gustaría que otro se haga cargo de un Omega en Celo?.

¡Basta! — Grita furioso con un rugido de por medio proveniente de su Lobo interno. — ¡Dejen de ser tan capullos y quédense aquí!. El que me siga, y el que se atreva a tocar a un Omega sin que se lo requiera, ¡Le voy a cortar la puta cabeza!.

Los Alfas se sobresaltaron y, al mismo tiempo, se quedaron estáticos en sus lugares, pareciendo haber comprendido la amenaza del castaño.

Luzu los miro por última vez con sus ojos escarlatas, para luego retomar la acción de dirigirse hacia los cultivos que se encontraban fuera de la casa de Fargan, lugar donde el grupo de cuatro Omegas había querido ir a alimentar a los animales mientras comentaban sus preocupaciones entre hombres de la misma casta.

— Todo estará bien... — Murmura para si mismo y su Lobo, quien a pesar de mostrarse intimidante ante los demás, estaba asustado por armar una pelea con personas queridas.

𝐄𝐍𝐓𝐑𝐄 𝐎𝐌𝐄𝐆𝐀𝐒 彡 𝗞𝗮𝗿𝗺𝗮𝗹𝗮𝗻𝗱 𝗜𝗩 [cancelado] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora