Llegada a Rumpelsky, Rusia.

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Cuando entraron en Rumpelsky, hacía rato que se había ocultado el sol y la hora de la comida había pasado ya.Cuando llegaron por fin a su nueva casa se dieron cuenta de que el que se le había vendido le había estafado. Tenía todas las paredes sucias y se notaba que hacía tiempo que no la ocupaba nadie. El interior estaba todavía peor. Había telarañas por todas partes y en los muebles antiguos había carcoma. Las paredes también estaban sucias y se les caía la pintura nada más tocarla.

El señor y la señora M.J. en vez de desanimarse, lamentarse y decir "Pobre de mi por qué tengo esta vida tan injusta" ya que no podían hacer nada al respecto, se pusieron manos a la obra. Primero fueron a la ciudad que estaba a 10 kilómetros de allí y empezaron a comprar: pintura blanca, pinceles, brochas, escobas, desinfectante para los insectos, tablas, clavos, martillos y todo lo necesario para conseguir tener una casa como la que supuestamente iban a tener.

Después de dos semanas de duro trabajo en equipo, por fin se podía decir que era una casa de la que poder disfrutar sin tener que estar pensando que igual se les caía una araña en la boca mientras dormían o encontrarse en las habitaciones, ratas y cucarachas gigantes.

Otro día con unas tortas que habían hecho empezaron a presentarse a los vecinos de la calle pero todos cuando les decían donde se habían instalado se encerraban en sus casas y decían: "No deberíais haber venido a aquí". O también: "la desgracia llega de nuevo a este pueblo".


La historia espeluznante del señor y la señora M.JWhere stories live. Discover now