14. ¡No ocupen la sala de menesteres!

Start from the beginning
                                    

-Te presento a Eldred Worple, un antiguo alumno mío, autor de Hermanos de sangre: mi vida entre los vampiros. Y a su amigo Sanguini, por supuesto.

Worple, un individuo menudo y con gafas, le estrechó la mano con entusiasmo. El vampiro Sanguini, alto, demacrado y con marcadas ojeras, se limitó a hacer un movimiento con la cabeza; parecía aburrido. Cerca de él había un grupo de chicas que lo miraban con curiosidad y emoción.

-¡Harry Potter! ¡Encantado de conocerte! -exclamó Worple mirándolo con ojos miope-. Precisamente, hace poco le preguntaba al profesor Slughorn cuándo saldría la biografía de Harry Potter que todos estamos esperando.

-¿Ah... sí? -dijo Harry.

-¡Ya veo que Horace no exageraba cuando elogiaba tu modestia!

Annie apretó los labios sintiéndose fuera de lugar ahí. Miró a su alrededor, observando a muchas personas desconocidas.

-Annie, ahí están Hermione y Theo -dijo Harry tirando de su mano para safarse de los adultos. Los chicos estaban detrás de unas telas doradas casi transparentes, con un vaso en la mano.

-¡Hola chicos! -saludó Annie.

-¡Hola! ¡Que bonita, Annie! -exclamó Hermione. La castaña y Harry se sentaron en la misma mesa.

-¡Gracias! ¡Tú también!

Un mesero se acercó y les dejó cuatro copas con hidromiel. Annie miró la copa, sin atraverse a tomarla. No le llamaba la atención el alcohol.

-Si no la quieres beber, no lo hagas -le dijo Harry suavemente besando su mejilla- ¿quieres que vaya por ponche?

-Puedo ir yo -dijo Annie levantándose.

-Voy yo -dijo Harry antes de que ella lo hiciera. Se levantó y fue directo a la mesa de bebidas y aperitivos. Annie rió un poco cuando el pelinegro fue interceptado por Trelawney.

-Esto está un poco aburrido -dijo Hermione bebiéndose su copa hasta el fondo. Annie alzó ambas cejas, divertida al ver como Hermione pedía otra.

-No vayas a dejar que haga algo loco, Theo. Se va a arrepentir después.

-Le falta ser alocada -dijo Theo mirando a Hermione quien miraba al fondo del salón- le hará bien.

Annie sonrió.

-No sé si Trelawney acaba de predecir mi muerte o estaba hablando con ella misma -dijo Harry dejando un vaso enfrente de Annie y algunas galletas- las probé, se parecen a las galletas muggles que te gustan.

Annie sonrió y tomó una, comenzando a comer. Hablaron por unos minutos más hasta que todos se quedaron callados. Los cuatro voltearon en todas las direcciones, buscando el porqué.

Argus Filch iba hacia ellos arrastrando a Draco Malfoy por
una oreja.

-Profesor Slughorn -dijo Filch con su jadeante voz; le temblaban los carrillos y en sus ojos saltones brillaba la obsesión por detectar travesuras-, he descubierto a este chico merodeando por un pasillo de los pisos superiores. Dice que venía a su fiesta pero que se ha extraviado. ¿Es verdad que está invitado?

Malfoy se soltó con un tirón.

-¡Está bien, no me han invitado! -reconoció a regañadientes-. Quería colarme. ¿Satisfecho?

-¡No, no estoy nada satisfecho! -repuso Filch, aunque su afirmación no concordaba con su expresión triunfante-. ¡Te has metido en un buen lío, te lo garantizo! ¿Acaso no dijo el director que estaba prohibido pasearse por el castillo de noche, a menos que tuvieran un permiso especial? ¿Eh, eh?

Annie y el Misterio del PríncipeWhere stories live. Discover now