Siete días de atardeceres violetas con aroma a jazmín.
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Créditos imagen de portada: https://nitrile-hero.tumblr.com/
Los personajes no me pertenecen, son creación de Kohei Horikoshi.
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Shinsou no era la persona más cariñosa de todas. En realidad le costaba bastante demostrar su afecto a sus personas queridas, pero intentaba hacerlo muy a su modo.
Aunque que la persona con la que más quería ser cariñoso lo rechazara la mayoría de las veces no ayudaba mucho en eso.
En ese momento estaban viendo una película en la sala de su casa. Shinsou ya ni recordaba de qué trataba porque estaba más concentrado en ver a su lindo novio apoyarse en su huesudo hombro. Era capaz de percibir la calidez del cuerpo del peli verde y debido a la cercanía las pecas de su rostro se hacían más claras. Shinsou no podía apartar la vista de ellas.
Izuku Midoriya, en cambio, se veía absolutamente tranquilo. O al menos eso aparentaba. En ningún momento había alejado la vista de la pantalla y sus dedos jugaban con la mano de Shinsou, haciendo formas en la palma. Sentía que era más que nada una manía y a él le resultaba tierno, pero en el fondo eso lo estaba matando.
Shinsou deseaba tocarlo más. Quería tener a su novio incluso más cerca de lo que estaban. El deseo era tan grande que sentía la mente nublada.
Pero la realidad era que, después de tres meses de relación, ellos no habían pasado más allá de simples besos y unos cuantos toques. Claro está, Shinsou no se estaba quejando de ello. De hecho nunca se había sentido más feliz desde que estaba con Midoriya, mas había algo que lo molestaba desde hace un tiempo. Era una pequeña espinita que no lo dejaba tranquilo y por la cual era incapaz de concentrarse en la película en aquel instante.
Un recuerdo reciente vino a su cabeza. Estaban Midoriya y él en el cuarto del peli verde haciendo "tareas", aunque al parecer las respuestas se encontraban en la boca del otro porque no se separaban en lo absoluto. A Shinsou le encantaba la forma en la que Midoriya se aferraba a su cuello y jalaba el cabello de la nuca, como si quisiera más de él.
Fue por eso que creyó apropiado... ir un poco más allá. Realmente no lo hacía con mala intención. Sin embargo, sus manos morían por tocar más allá de las mejillas de Midoriya y por ello se aventuraron en el interior de la camiseta del pecoso.
Aunque su emoción fue esfumada en un instante al recibir una pequeña cachetada. Muy, muy pequeña, fue tan solo un golpecito. Aunque fue bastante impactante para ambos porque de inmediato se separaron.
Y Midoriya lo único que hizo fue pedir disculpas, acomodarse la ropa y salir del cuarto. Shinsou no tenía idea de adónde iba a ir si esa era su propia casa, por eso tuvo que marcharse él de la casa minutos más tarde con picazón en la mejilla y una gran incertidumbre en su pecho.
