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Su cabellera pálida resplandecía en la oscura habitación, su piel era tan pálida que sus cortes se podrían ver a kilómetros, y los moretones llenaban su piel de colores oscuros.

Su cuerpo era cubierto por un vestido negro casi liso, que hacía que su piel parecieran estrellas en una noche, y sus ojos cristalizados parecían el mismo mar en invierno.

Y el la vio, y contemplo sus marcas rojas en casi todo el cuerpo y un nudo se formo en su garganta, cuando la vio escribir su nombre en la pizarra con la misma delicadeza de una flor que tenía más espinas que pétalos.

Desireé.

Y los ojos de el chocaron con los de ella, y parecía un eclipse, ambos con la piel tan pálida y con el alma tan negra, y ninguno de los dos sonrió, porque las miradas hablaron por ambos.

Y el la vio sentarse lejos de él, y algo dentro de él sabía que esa chica estaba tan rota, que lo cortaría con sus pedazos rotos, y aún así se acercó a ella, temiendo ser rechazado.

Pero los ojos de ella estaban en otro lado, miraba fijamente el piso y sus lágrimas corrían tan deprisa, y sus sollozos eran tan débiles, y parecía un ángel que había caído del cielo.

Y el se sentó a lado de ella y contó las veces que las lágrimas cayeron por sus mejillas y deseo que cada una de esas lágrimas fueran luces, y guiarán a la chica devuelta a casa.

Porque el sólo veía un ángel, no veía a una chica que deseaba morir tanto como él, pero se olvidó que los ángeles que caen del cielo se convierten en demonios, y el ya tenía muchos de esos.

Y aún así tomó su mano fuertemente, y no la soltó.
~
"No te vallas, no puedo hacerlo por mi cuenta, salvame de los que me asustan en la noche, no puedo vivir conmigo, asi que quedate esta noche conmigo." Dont go - Bring me the horizon.

Suicide Season | Evan PetersWhere stories live. Discover now