Capítulo 1

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Capítulo 1: Dos gotas de agua

Nunca te imaginarías que el ser más frío y siniestro pudiese encontrarse en el lugar más recóndito y ardiente de cualquier parte del espacio acompañado de un ángel cuyos rasgos preciosos posee, ese angelito tenía el cabello tan largo que casi tapaba sus caderas, bellos ojos amatistas que indicaban solo pureza, su tez blanquecina irradiaba luz a todos lados como la luna al cielo oscuro.
Estaba herido en cada rincón de su piel, con cortes en todos lados y heridas profundas, pero no sentía dolor, solo percibía el tacto de las yemas de unos dedos finos, y la delicadeza de uñas largas que hacen erizar su piel. Ella colocó la cabeza de aquel hombre sobre sus piernas, y acariciaba su cabello anaranjado.

—¿Mamá?

Esa sensación tan placentera que traía recuerdos que juro olvidar, que bella sensación tan pura, lastima que no era quien creía su mente. Esas manos eran las de Natsume.
Kamui ese día experimentó algo más que el abrazador calor de las llamas de el infierno, percibió la soledad misma. Abuto no estaba a su alrededor, nadie lo estaba, solo esa mujer que quería creer que era su madre, pero su pecho hacía una presión dolorosa indicando casi el mismo dolor que sintió al saber que ya no la vería más.
Abrió lentamente sus ojos al sentir lluvia salada caer en su rostro, cuando sus ojos zafiro se abrieron se achinaron, logró ver a esa Yato llorar, ¿Natsume llorando? Imposible. Volvió a cerrar sus ojos para dormir con la calma de que sus heridas ya no ardían, gracias a la compañía de aquella mujer la soledad ahora no era tan mala.

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Los dos fueron socorridos luego por la tripulación. La batalla que Natsume y Kamui habían tenido duro tres días y dos noches, ganaron contra aquellos monstruos que poseían no solo una fuerza bruta, sino una destreza impresionante y una sed de sangre bestial, eran demasiados, perdieron la cuenta al matar mil cientos setenta. Sus músculos estaban agotados, y si bien Natsume moría por dormir, se quedó parada viendo el cristal que los alejaba del planeta al que habían visitado luego de que vendaran y desinfectaran sus heridas.

—Aún me pregunto cómo es que el capitán salió más herido que tú. —La oji violácea no lo miro, apretó con fuerza la sábana que la cubría, unió sus cejas al recordar lo que sucedió. Sintió una gran culpa recorrerle el pecho y quedó en silencio, Abuto la miro de soslayo y suspiro cansado—No pongas esa cara, no hiciste nada malo, ¿o si?

—Déjame en paz Abuto.—No quería aceptar lo que sucedió ahí, sus latidos aumentan considerablemente cuando recuerda. El castaño nota un pequeño sonrojo viniendo de esa hermosa mujer, provocando que más curiosidad obtenga de todos sus sentidos, se sabe que Kamui y Natsume tienen poderes similares, que su fuerza bruta es casi de igual a igual, pero el capital la superaba, algo que ella no podía aceptar, y por eso varios enfrentamientos han tenido y los miembros de la tripulación deben separarlos enseguida, porque podrían destruir la nave con su imprudencia.
Ahora Abuto no comprende qué sucedió para que el pelirrojo quedara inconsciente y ella despierta. Han pasado diez horas desde el rescate.

—Solo vine a decirte que el capitán despertó.

Ella alzó su vista y lo miro asombrada, abuto logró vislumbrar en esos ojos violáceos claros, un brillo precioso.

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No se movió cuando despertó, comúnmente cuando uno logra abrir sus ojos luego de mucho tiempo de dormir se queda estático un tiempo, quieto sin pensar ni decir nada. Él, en cambio le cuesta asimilar que soño con lo que parecía ser una escultura, modelando a imagen y semejanza la calma, desde su punto de vista. Pero cuando esa imagen poco a poco la divisaba con más claridad, era esa mujer preciosa que parecía estar llorando sobre él con tristeza. Evidentemente Kamui pensó que se trataba de un mal sueño, esa mujer no derramaba lágrimas, las provoca, y no a él por supuesto, a los demás. Pero si tan claro tenía que eso era un sueño, ¿por qué su mente se lo recuerda tanto? Quiere ignorar el hecho pero siente fuertemente que sus sentidos guardarán ese recuerdo quizás por siempre.

𝐑𝐞𝐝𝐚𝐦𝐚𝐧𝐜𝐲 | 𝐊𝐚𝐦𝐮𝐢Donde viven las historias. Descúbrelo ahora