Capítulo 12

6.6K 365 15
                                    

-Yo quelo mantequilla –Megan alzó la mano.

Nos encontrábamos desayunando en una mesa pequeña de las niñas, con tazas rosas, panecillos de colores y en sillas demasiado pequeñas para mi tamaño y el de Matt. Ya llevábamos allí cinco minutos y yo sentía que no iba a poder ponerme de pie porque mi trasero se iba a quedar incrustado allí.

-¿Té o café, señor? –Le preguntó Austin a Matt.

-Café.

Estaba demasiado caliente como para que él lo sirviera, entonces daba la vuelta hasta llegar a mi lado, yo le servía la taza con café y volvía para dársela a Matt. Luego se sentó a su lado y comenzó a tomar su leche con chocolate.

-¿Voy a ir a la escuela acá?

-Claro que si –le dijo Matt.

-¿Yo tamben voy a ir al jardín de niños? –preguntó Ashley.


Matt y yo habíamos discutido eso miles de veces. Yo no quería que las niñas fueran a ningún jardín de niños ni nada, porque yo podía cuidarlas en casa, pero Matt insistía, porque según él, debían acostumbrarse para cuando comenzaran el colegio. Pero yo seguía sin ceder, no quería que alguien más cuidara de ellas, cuando yo podía hacerlo perfectamente porque pasaba todo el día en casa.

-Si.

-No.

Matt volteó a verme. Le dediqué una mirada por sobre mi hombro y seguí con mi desayuno.

-Si, tú y Megan –le dijo.

-No les mientas, Matt –dije.

Se inclinó un poco hacia mi.

-No vamos a discutir ahora –susurró y luego besó mi mejilla.


(...)


Salí del baño envuelta en una tolla y con otra toalla en mi cabello. La habitación estaba vacía, pero el televisor estaba encendido. Lo apagué y me dirigí a buscar mi pijama. La puerta se abrió de golpe y la cabeza de Matt se asomó. Volteé a verlo y me reí.

-Hola –dijo con una pequeña sonrisa.

-Hola –le dije y moví mi mano de izquierda a derecha.

Ahora me sonrió un poco más, pero no entró a la habitación, empujó algo la puerta. Volteé para seguir buscando mi pijama, ya quería irme a dormir.

-¿_____?

-¿Quep? –No volteé.


Se quedó callado, no siquiera hizo algún sonido que pudiera llamar mi atención. Pasó un minuto, encontré un pijama. Matt se aclaró la garganta. Volteé a verlo y abrí la boca con impresión.

-Aww, Matthew.

Sonrió algo tímido y tendió su mano.

-Son para ti.

-Que lindo eres –corrí para tirármele encima.


Apartó el ramo de rosas para que yo pudiera abrazarlo con comodidad. Alcé el rostro y lo encontré observándome. Le sonreí, ¿por qué era tan lindo? Bajó su rostro y me besó en los labios.

-Te amo.

-Yo te amo a ti –dije toda emocionada.


Hacía mucho Matt no me regalaba rosas y como antes para mí era casi una costumbre, cuando descubrí que ya no lo hacía, me había puesto mal. Y ahora volvía con un ramo el doble de grande de los que usualmente me regalaba, ¿cómo no iba a estar emocionada?

Me separé de él y me entregó el ramo de rosas. Me acomodé la toalla sobre el cuerpo y ahí fue cuando note que Matt no iba con pijama o ropa casual. Llevaba una camisa y un pantalón de vestir, unas zapatillas no formales, pero no deportivas. Estaba nervioso, se rascó la nuca.

-¿Y ahora qué? –dije cuando fui a buscar el pijama que se me había caído al ver las rosas que Matt traía para mí.

-No, nada –se encogió de hombros.

Yo preguntaba porque no me gustaba que luego de algo tierna, se hiciera un silencio incómodo y ambos nos sintiéramos nerviosos e incómodos.

Y de repente, caí. Me di cuenta de que él estaba así vestido y me traía rosas, porque seguramente tenía una cena de negocios o algo por el estilo. Siempre yéndose por la noche así de vestido, yo comenzaba a pensar otras cosas.

-¿A que hora vuelves?

-¿Cómo?

Comencé a vestirme frente a él. ¿Qué importaba? Después de todo, no había nada que él no hubiera visto jamás.

-Los niños ya están durmiendo –me informó.

Alcé la vista para encontrármelo en la puerta, no se había movido nada.

-No han cenado, Matt.

Cuando yo había subido a la habitación, para darme una ducha. Estaban viendo “Nemo” con Caroline. Y de repente, ahora ya estaban durmiendo.

-No soy tan mal padre –me dijo e hizo una mueca-. Les di la cena. Ashley ya estaba que se le cerraban los ojos y bueno, los otros dos se quedaron completamente dormidos después de que los arropé.

Sonreí. Era extraño que Matt hiciera eso. No era un mal padre, tampoco descariñado, pero como siempre estaba de viaje, en una cena de negocios o muy cansado, nunca hacía ese tipo de cosas.

-¿Un punto a mi favor?

-Claro que sí.

Me quité la toalla de la cabeza y entré al baño. Matt seguía ahí parado, ya no me fijé en que hacía. Me cepillé el cabello y salí del baño. Matt ya no estaba.

-Por lo menos te hubieras despedido –dije mientras buscaba mi ramo de rosas.

Estaba sobre la cama, acompañado de una caja grande. Sonreí. Abrí la caja lo más rápido que pude y me encontré con un vestido color cereza. Mis ojos se abrieron con sorpresa, lo saqué de la caja y una nota calló a mis pies. Observé el vestido por unos segundos, me había dejado impresionada. Lo dejé estirado sobre la cama y tomé la nota.

“Ponte linda, más de lo que ya eres, te espero escaleras abajo. –Matthew”

Volví a sonreír. No iba a tardar demasiado, me quité el pijama lo más rápido que pude y me coloqué el vestido con cuidado. Dejé mi cabello suelto, pero me coloqué unas pequeñas hebillas a los costados, para que no me estorbara. Me maquillé solo un poco, sabía que a Matt el maquillaje mucho no le gustaba. Me puse unas gotas de perfume y corrí a buscar unos tacones que hicieran juego con el color del vestido. Cuando los conseguí, apagué las luces y salí de la habitación.

A penas estuve frente a las escaleras, me di cuenta que yo también debía poner de mi parte si quería que esto funcionara. Entonces, no iba a sacar temas que provocaran discusiones o iba a decir algo que a él le molestara. Pero como estábamos, muchas cosas del otro nos molestaban, iba a ser difícil.

Un ruido escaleras abajo, me hizo salir de mis pensamientos.

-No, mierda, mierda –sentí a Matt decir.

Reí por lo bajo. Me iba a quedar un rato allí arriba, tenía que darle tiempo de limpiar lo que había hecho. Lo vi pasar corriendo con pedazos de cristal en la mano. Una copa. Así que ya no teníamos una docena, teníamos solo once. Volví a reír y recordé cuando a los hermanos de Matt se les había dado por romper vasos en la casa anterior. Matt volvió a cruzar por allí, ahora sin nada en la mano. Y esta vez, retrocedió lentamente y volteó a verme. Me sonrió.

-Hola.

-Hola, Matt –reí levemente.

Me observó de pies a cabeza, sin borrar la sonrisa de tu rostro.

-Lo elegí yo solo. Sabía que te iba a quedar así de perfecto.

-Oww, es hermoso, en serio. Gracias.

-No hay de que –dijo.

Nos quedamos callados unos segundos, me dediqué a jugar con la tela de mi nuevo vestido.

-¿Vas a bajar o debo subir a buscarte?

Me reí con nerviosismo, esto parecía una primera cita y yo una cría. Comencé a bajar las escaleras, Matt se lamió los labios. Eso solo lo hacía cuando estaba nervioso. Cuando llegué al último escalón, me tendió la mano. La tomé y terminé de bajar.

-Espero no creas que es demasiado cursi –dijo casi en un susurro.

-No creo que sea demasiado cursi, Matty.

-Ya llevabas tiempo sin decirme así –dijo sonriendo.

-Bueno, tú llevabas tiempo sin regalarme flores.

-Estamos a mano –rió levemente.

-Claro que si.

La mesa de la sala tenía un mantel blanco. Había dos platos, la comida estaba servida. El vino en el medio, unas flores en un florero de vidrio, una sola copa. Nos sentamos a la mesa.

-Así que… -dije mientras Matt tomaba el vino entre sus manos-, tenemos once copas.

-¿Tanto ruido hice?

-Algo nada más –reí.

Tomó mi copa y vertió el vino allí. Inspeccionó la mesa.

-No lo digas, ya sé que falta una.

-Yo voy –hice amague a levantarme.

-Ni se te ocurra, quédate aquí.

Se puso de pie y salió corriendo. Pude apreciar mejor la sala. Las luces centrales estaban apagadas, solo estaban prendidas levemente las luces de los costados. Sonreí, Matt se había tomado el tiempo de preparar una cena especial para los dos.

-No te gusta –se quedó a medio camino.

-No, no, no digas pavadas, Matt –le dije y dejé la copa sobre la mesa –. Si me gusta. Es muy tierno, en serio.

-¿Lo juras?

-Lo juro, Matt –dije rodando los ojos.

Se volvió a sentar y se sirvió vino él también.

-Sobre lo del jardín de las niñas…

-No, no, no –lo detuve antes de que pudiera seguir hablando-. No quiero discutir eso ahora, por favor.

-¿Por qué no?

-Vamos a pelear, lo presiento. 

Rió y asintió.

-Está bien, pero debemos hablarlo alguna vez.

-Tú lo has dicho, alguna vez, pero no será esta vez.

Cenamos mientras hablábamos de variados temas. Pudimos dialogar como una pareja normal, nos reímos como siempre lo hacíamos y luego, Matt trajo helado para postre.

-¿______? –Me llamó.

Alce la vista e hice una seña para que siguiera hablando.

-Me gustaría que dejemos las cosas claras, que nos digamos todo lo que nos molesta del otro y hablemos bien. Odio estar peleando contigo, que las cosas no sean como siempre y sentir que en el fondo, me odias.

-No, espera, espera –dejé la cuchara en el tazón-. Yo no te odio, nunca en mi vida podría odiarte, Matthew.

-Bueno, pero como actúas o como…

-No te odio y punto, que no se te vuelva a cruzar semejante estupidez por la cabeza. Te amo, grábatelo.

++++++

¿Apoco no es demasiado lindo? Las amo, gracias por votar y comentar, y escribirme cosas en mi pagina y mandarme mensajes muyy lindos ¡Gracias! 

Sí tienen alguna duda o quieren escribirme más cositas de amor pueden hacerlo en mi ask http://ask.fm/karencereza :) 

-karencereza

La Bella y la Bestia - Matthew Espinosa (Segunda Temporada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora