☀️(37) Eres muy bonita, Fran

Comenzar desde el principio
                                    

—Vamos por allí —menciona y lo sigo.

Corremos hacia un muro de un metro y nos ocultamos detrás, sin embargo, yo no llego a tiempo y veo el momento justo en que una mujer sale de un tambor grande y grueso, dispara a mis piernas y suelto un gritito cuando una segunda bala toca mi pierna. Mi rodilla se dobla y caigo detrás del muro con brusquedad.

—¡Demonios! ¿Estás bien, nena? —Thomas se acerca con rapidez, toma mis mejillas.

Estoy algo sorprendida por el golpe. Mis ojos caen a mi pierna y dos manchas de pintura pintan mi traje. Le regalo una sonrisa eufórica a Thomas.

—Estoy genial —respondo y Thomas asiente con una sonrisa y una mirada que no logro descifrar.

Me quedo quieta mientras veo cómo observa unos varios grupos que se están disparando entre sí. La chica que me dio un tiro ya fue eliminada por Thomas segundos después de haberme dado en la pierna.

Seguimos unos cuantos minutos más jugando a los soldados, hasta que quedamos solo nosotros y un grupo más. Soy bastante mala en esto, pero Thomas me ayuda a disparar y a esconderme para que no me vean. Thomas y yo corremos hasta unos tambores y nos escondemos justo a tiempo cuando las balas del grupo enemigo pasan por donde cruzamos minutos antes.

Thomas se derriba en el suelo y yo igual, ambos jadeando de la emoción y adrenalina. Miro su rostro, y al mismo tiempo, su mirada choca con la mía, una sonrisa altanera y que me dice que busca problemas, se forma en su boca.

Asiente hacia mí en palabras ocultas a través de nuestras miradas. Mueve sus labios contando hasta tres. Al momento en que termina de contar, ambos sacamos nuestras cabezas y comenzamos a disparar.

El grupo enemigo también hace lo mismo, pero ninguno de nosotros acierta y ellos mucho menos. Thomas me toma de la mano para movernos de lugar mientras disparamos y lo sigo.

El otro grupo se esconde, pero justo en ese momento, mi arma decide fallar y ninguna bala sale. Frunzo el ceño, ¿Se acabaron las balas?

Tardo demasiado en reaccionar y cuando alzo la vista, uno de ellos dispara hacia mi varias veces, lo único que hago es cerrar los ojos y cubrir mis pechos, pero ninguna bala llega y choca contra mí. Solo siento ser deslizada hacia un lado, cayendo al suelo con suavidad.

Abro los ojos, mirando mi torso: nada de pintura. Miro a Thomas y su torso está manchado de pintura rosada, amarilla y roja. Esta respirando aceleradamente y sudor cubre todo su cuello.

Me salvó.

—Que ganemos queda por ti ahora, rayo de sol —murmura y me entrega su arma ya que a él no le sirve más.

—No puedo contra ellos dos, Thomas —logro decir.

—Solo queda uno, al otro le di cuando intento lastimar a mi chica —murmura con una sonrisa—. Tu puedes.

Mis ojos se abren y trago duro.

Asiento con determinación, más para convencerme a mí misma.

Yo puedo. Yo puedo. Thomas confía en mí.

Alzo la cabeza detrás de otros tambores más altos, y observo el lugar con el arma de Thomas pegada a mi pecho. No hay nadie. Observo con más detenimiento y una cabeza sale de un fardo de heno, su arma sobresale y me escondo con rapidez, oyendo como las balas chocan contra el metal del tambor.

Luego de unos segundos, me incorporo de nuevo y levanto mi arma, la persona viene corriendo hacia mí, ocultándose entre cualquier cosa para que no le dé.

Mi corazón se dispara cuando veo que no puedo darle y se acerca cada vez más. Entonces recibo una nalgada por parte de Thomas y de la sorpresa, pego un chillido al mismo tiempo que presiono el gatillo y de los nervios, no lo presiono una, ni dos, sino tres veces seguidas.

A Prueba De Ti [T#2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora