Capítulo 26

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Sigo rodeada por los brazos de Billie y tratando de respirar a velocidad normal. La he cagado. Me observa con los ojos muy abiertos y su abrazo se tensa un poco. Me muerdo la lengua. Ya han pasado un par de segundos y no he recibido respuesta alguna.

—Yo...— murmura.

Comienzo a llorar. Últimamente he estado mostrándome más sensible, Mike culpa al embarazo. Yo... no estoy tan segura, por mi parte. He pasado por mucho y dudo que mi salud mental esté calibrada como un reloj suizo.

Me deshago de su abrazo, agitando los brazos. Intenta alcanzarme, con las cejas arqueadas, parece preocupado. No le hago caso.

—Olvídalo— digo, mientras cojo mi cazadora gris del armario de pared.

—Eileen...— susurra. Su voz es suave y tranquilizadora, pero me hace sentir aún peor. No necesito su solidaridad. 

—Calla, joder— simplemente respondo. Abandono la habitación a velocidad y me dirijo al recibidor, donde cojo las llaves de la camioneta de Mike. 

—No te vayas, la puta madre— grita, tratando de alcanzarme.

—Billie...— me volteo justo antes de cruzar el umbral. Llevo la cazadora toda desarreglada, el maquillaje corrido y , como broche de oro, mi calzado consiste en pantuflas. Soy la viva imagen que alguien elegiría para un panfleto contra el uso de drogas— No te entiendo. 

Arquea las cejas y avanza, tratando de llegar a mi lado.

—No— le digo— ¿Qué clase de rollo llevas en la mente? ¡Joder! ¿Me das la puta guitarra que tu puto padre te regaló antes de morirse de puto cáncer y no puedes responder a un puto "te amo"?— me encuentro gritando, pero a pesar de que me estoy lastimando las cuerdas vocales, mi voz no suena potente. La lágrimas siguen recorriendo mi rostro, tiñéndose de negro. Mike asoma la cabeza desde su cuarto, pero sabe que es una de esas situaciones en las que él no debe intervenir.

Eso es todo, me doy la media vuelta y abro la puerta principal con todas mis fuerzas, por lo que golpea la pared causando un gran estruendo. Dando pisotadas, llego hasta la camioneta de Mike, cuya puertilla también abro violentamente. Billie comienza a correr detrás mío y puedo observarle a través del espejo retrovisor.

—¡Vuelve, Eileen! Tú sabes que yo no...— 

No puedo oírle, su voz me hace sentir como una tonta. Prendo el estéreo de una patada y subo el volumen al tope. La única escena que contemplo ahora es Billie moviendo los labios y agitando los brazos frenéticamente al son de "I'm the Walrus" de los Beatles. Piso el acelerador y comienzo a manejar sin saber bien adónde me dirijo. Tomo la curva que lleva al centro y procedo a ,básicamente, vagar por toda la ciudad, observando a las estúpidas personas con sus malditas vidas normales desde la ventanilla, mientras que John Lennon continúa cantando un montón de cosas sin sentido.

Tarareo al compás de la canción mientras golpeo con fuerza el volante, siguiendo el ritmo. He comenzado a calmarme. Lo patético de todo es que no me encuentro enojada con él en lo más mínimo, es decir, ¿cómo podría enojarme con él? Soy yo la estúpida que deja que este torbellino de sentimientos ,que sube por mi garganta como un espumoso vómito, se apodere de mí. Ni siquiera es ira, es la verguenza lo que me invade. No podré volver a verle la cara. 

Mis turbulentos pensamientos siguen rondando mi mente como un par de buitres sobre algún animal moribundo. Es entonces cuando veo una pequeña tienda de abarrotes y aparco en el estacionamiento. Muero de sed. Abandono el auto y entro en el establecimiento, cruzándome con una de esas puertas que se abren automáticamente cuando estás cerca de ellas. Le sonrío. Es la primera cosa que parece hacerme caso en un largo tiempo.

Give me Novacaine (Green Day Fanfic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora