5. El juego de la lista secreta

1K 121 165
                                    


Viendo mi situación, desde miles de puntos, debí admitir que siempre había imaginado mi vida un poco más mágica

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Viendo mi situación, desde miles de puntos, debí admitir que siempre había imaginado mi vida un poco más mágica.

Tenía 13 años cuando mis padres me adoptaron. En esos momentos, estando entonces encerrada en el interior de un orfanato, recibiendo burlas de uno que otro niño por mi apariencia, creía que mi vida sería aterradora.

Hasta que aparecieron mis salvadores. Una joven de cabello pelirrojo y un joven con lentes, con un libro en la mano. 

Las encargadas del orfanato, más alborotadas de lo normal, nos formaron. yo iba más atrás del resto: menos oportunidades de ser escogida.

Cabe admitir que en ese orfanato aprendí a apreciar los colores. Se volvieron mi único escape.

Los ojos de la pareja se encontraron con los míos.

Y no observaron a los demás niños.

Las encargadas, aún más alborotadas, se confundieron ante su decisión. Adrián fue quien se acercó a mí y Zoé habló con las alborotadas.

—Hola —sonrió Adrián—. ¿Cómo te llamas?

En esos momento no conocía a quien tenía delante, pero fuese quien fuese, él me veía especial y yo a él.

—Emma —murmuré.

—Eres muy bonita, Emma.

Muchas veces había tomado esa frase como una burla hacia mi persona.

En ese entonces no entendía lo que tenía. No comprendía porqué no podía jugar bajo el sol con los demás niños., no entendía porqué era distinta al resto. No entendía porqué debía de usar más bloqueador que otros, hasta que llegaron los que serían mis padres.

Nunca nadie se había preocupado en enseñarme lo que tenía, hasta que fui adoptada por personas que sí se preocupaban por mí de verdad.

En el orfanato, muchas veces, pensé en cómo sería mi vida si fuese un poco más normal, si no hubiese estado en un orfanato.

—Me gustaría que mi vida fuese más como un cuento de hadas, más dulce —murmuré.

Clark me observó y esbozó una sonrisa.

—Me encargaré de que así lo sientas.

Una ebullición de emociones se aproximó en mi estómago: miles de hadas, atontadas, se tambaleaban de un lado a otro sin cuidado, estrellando sus pequeños cuerpos contras las paredes que conforman mi cuerpo.

—Emma, ¿te parece buena idea hacer una lista? Para ambos... yo igual quisiera vivir a mi forma.

Una idea, tal cual como un relámpago, cruzó por mi mente.

—¡Una lista secreta! —exclamé con entusiasmo.

—¿Qué? ¿Cómo? —preguntó confundido.

Tintes de otoño | completaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora