H [0%] - La despedida

156 21 6
                                    

"Even when we try to say goodbye, and you can cut the tension with a knife in here"

Cargo la gran mochila hasta la zona donde están esperando los autobuses y suspiro al poder descargar el enrome fardo de cachivaches que llevo encima. Ni siquiera sé cómo todavía no se ha reventado la tela de la mochila, pues hay demasiadas cosas metidas a presión. Manualidades, objetos de los talleres, regalos de los monitores… Pero el regalo más grande ha sido poder vivir esta experiencia.

No ha sido todo bonito, desde luego que no. He tenido mis momentos de bajón, momentos en los que me escondía en el baño de la cabaña a llorar cuando mis compañeras ya se habían ido; pero también he vivido momentos que no cambiaría por nada del mundo. Simplemente ha sido un pedacito más de vida que me afecta y me conforma como persona. Por mucho que quisiera volver a ser la misma, ya no puedo. Sé que soy capaz de sobrevivir a un campamento, y eso cambia algunas cosas.

Alguien me da un toque en el hombro derecho, y cuando me giro, pese a que no veo a nadie a mi lado, oigo una risa proveniente de mi lado izquierdo. Me vuelvo a girar y me encuentro a Ashton. Le devuelvo la sonrisa, aunque siento un nudo en el estómago. El mismo nudo que lleva ahí desde ayer por la noche. Por muchas cosas malas que haya podido sentir aquí, no quiero irme. No quiero volver a casa, pero es inevitable.

-¿Qué? – Le digo a Ashton, ya que no me quita el ojo de encima y ninguno de los dos ha dicho una palabra desde que está a mi lado.

-Nada – musita encogiéndose de hombros y sonriendo. Y sé que una sonrisa tan franca y hermosa jamás podría causarme tanta tristeza como lo hace la suya.

-¿Nada? ¿No nos vamos a ver durante un año y todo lo que me dices es nada? – Pongo los brazos en jarras y noto como mi actitud le hace gracia.

-Así que al final sí que vas a repetir el año que viene.

-Bueno, no podía dejar a mi compañero monitor solo en la estacada – le doy un suave golpe con el puño en el brazo y él se balancea sobre sus pies.

-Te echaré de menos.

Esa frase me pilla totalmente desprevenida, y se me encoge el corazón unos cuantos centímetros más.

-Yo también – digo mucho más bajo de lo que me gustaría, pero la voz me empieza a flaquear y no me apetece montar una escena ahí mismo. Ashton sonríe y me rodea con sus brazos, pero eso no me hace sentir mucho mejor. Es como si encontraras tu lugar favorito del mundo para minutos más tarde irte y no volver.

Nos separamos y trato de respirar hondo para no ponerme a llorar, pero las fuerzas y la voluntad no están de mi parte últimamente. Él me da un beso en la frente y me acaricia la mejilla izquierda con el pulgar, apoyando su mano en mi mandíbula.

Los chicos llegan en tropel y nos separan a regañadientes, despidiéndose de mí por turnos. Veo una última vez la sonrisa de Ashton antes de alejarse hacia el otro autobús. Me despido de un par de chicas efusivamente y subo al mío, sentándome junto a una de las compañeras de habitación que he tenido estos días.

Me saco el móvil del bolsillo, inservible por su falta de batería, y le quito la funda de plástico, revelando el pequeño trozo de papel con un número de teléfono escrito. De él. Suspiro y me llevo las manos a la cara. Dos semanas viéndonos cada día, y lo único que me va a quedar son las conversaciones a distancia. Y casi lo aborrezco. No quiero entrar en esa espiral que nos lleva directamente hasta el olvido. No quiero ver como en estos 365 días nos vamos distanciando hasta no ser más que dos desconocidos que se ven en la obligación de mantener conversaciones estúpidas. No quiero volver a verle dentro de un año y ver que todo ha cambiado.

Pero al mismo tiempo sé que esto es lo único que me queda, y no quiero perderlo.

Miro distraídamente hacia las ventanas de la otra parte del autobús, esperando a que se suban las personas que faltan y pongamos rumbo a casa. Me fijo en que hay movimiento fuera, me reincorporo y veo a Ashton agitando los brazos. Cuando me ve para y me hace una señal para que baje. ¿Qué pasa ahora?

Llego a la puerta del autobús y Ashton no se mueve ni un ápice, unos cuantos metros más allá. Empiezo a preocuparme porque quizás no me estaba haciendo las señales a mí, pero me ve vacilar y agita la mano en su dirección.

-¿Qué pasa?

-He sido un estúpido al pensar que de verdad podía despedirme de ti así.

Frunzo el ceño, sin comprender sus palabras. Pero antes de poder siquiera pensar en moverme, él ya ha reducido la distancia entre nosotros. Espero a que sus brazos me rodeen en un abrazo, pero eso no sucede. Levanto la cabeza para mirarle a la cara sintiendo el sol clavando su calor en mi piel, al igual que la mirada de Ashton se me clava en el corazón. Sonrío apenas perceptiblemente, porque la situación me está poniendo de los nervios. Casi sin pensar le agarro de la tela de la camiseta por el costado y él se inclina hacia mí hasta que nuestros labios se están casi rozando. Casi. No he bajado del puñetero autobús por un casi.

Junto nuestros labios con urgencia, pues puedo oír perfectamente los motores poniéndose en marcha. Sus manos crean un juego de caricias en mi espalda, a la vez que cierro mis puños entorno a la tela sobre su estómago.

-¡Chicos, hora de irse! – Un par de bocinas resuenan con insistencia.

Noto mis labios deslizándose en los suyos una vez más, queriendo guardar esa sensación en mi memoria para siempre. La sonrisa de Ashton me reconforta, aunque mi cuerpo tenga maneras diferentes de expresarlo.

-Adiós – digo sin moverme un ápice, tratando de controlar las lágrimas rebeldes que no dejan de brotar a mis ojos.

Él me besa una última vez y me da un pequeño empujón hacia atrás, obligándome a marcharme yo primero. Y lo hago, me giro sin volver a mirarle para poder llorar a gusto, aunque mi sonrisa no desaparezca.

_______________________________

FIN 

:o

¡Espero que os haya gustado! :) 

Low battery║a. irwin auWhere stories live. Discover now