12. Eres un estúpido Ron

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-Ann, no mientas -dijo Harry. Ella se encogió de hombros.

-Lo siento, quería animarte.

-Ya lo haces, sólo con sonreír -le dijo abrazándola por la cintura mientras continuaban caminando.

Ron los alcanzó unos tres minutos después, viéndose alicaído.

-He jugado como un saco de estiércol de dragón -dijo Ron

-Eso no es verdad -replicó Harry-. Eres el mejor guardián de todos los que se presentaron a la prueba. Tu único problema son los nervios.

Siguió animándolo mientras regresaban al castillo, y cuando llegaron al segundo piso Ron parecía un poco más alegre.

Harry apartó el tapiz para tomar un atajo, pero se encontraron a Ginny y Dean besándose apasionadamente. Annie se apresuró a tomar a Ron por la túnica para que no hiciera nada, pero fue demasiado tarde.

-¡Eh, eh!

Dean y Ginny se separaron y volvieron las cabezas.

-¿Qué pasa? -preguntó Ginny.

-¡No quiero volver a ver a mi hermana besuqueándose con un tipo en público!

-¡Este pasillo estaba vacío antes de que vinieras a meter tus entrometidas narices! -le espetó Ginny.

-Hum... Vamos, Ginny... -dijo Dean-. Volvamos a la sala común...

-¡Ve tú! -le soltó ella-. Yo tengo que hablar con mi querido hermano.

Annie se mordió el labio y miró a Harry. Aquello no sonaba para nada bien. Dean se marchó, aliviado de poder abandonar aquel escenario.

-Mira, Ron -dijo Ginny apartándose el largo y pelirrojo cabello de la cara y fulminando con la mirada a su hermano-, vamos a aclarar esto de una vez por todas. No es asunto tuyo con quién salgo ni lo que hago...

-¡Claro que es asunto mío! -replicó él, igual de furioso-. ¿Crees que me gusta que la gente diga que mi hermana es una...?

-¡Ron! -exclamó Annie sorprendida mientras Ginny sacaba su varita, furiosa.

-¿Una qué? -gritó Ginny-. ¿Una qué, Ron? ¿Qué ibas a decir?

-Él no iba a decir nada..

-¡Claro que sí! -le espetó ella con rabia-. Que él nunca se haya besado con nadie, o que el mejor beso que jamás le han dado sea de nuestra tía Muriel...

-¡Cierra el pico! -bramó Ron, su rostro virando del rojo al granate.

-¡No me da la gana! -chilló Ginny fuera de sí-. Ya te he visto con Flegggrrr. Te mueres de ganas de que te dé un beso en la mejilla cada vez que la ves. ¡Es penoso! ¡Si salieras un poco por ahí y besaras a unas cuantas chicas, no te molestaría tanto lo que hacen los demás! ¡Si tan sólo no fueras tan estúpido para pedirle una cita a Daphne!

Ron también sacó su varita, por lo que Annie y Harry se pusieron entre medio, sus varitas fuera.

-¡No sabes lo que dices! -gritó Ron intentando apuntar, para lo cual tenía que esquivar a Harry, que se había puesto delante de Ginny con los brazos abiertos-. ¡Que no lo haga en público no significa...!

Su hermana soltó una carcajada desdeñosa y trató de apartar a Harry y Annie.

-¿Con quién te has besado? ¿Con Pigwidgeon? ¿O tienes una fotografía de tía Muriel debajo de la almohada?

-Eres una...

Un rayo de luz anaranjada salió de la punta de la varita de Ron. Annie empujó a Ginny para que no le diera, pero terminó por darle a la castaña.

Annie y el Misterio del PríncipeWhere stories live. Discover now