Pero no puedo. Porque el destino es cruel y la vida nunca nos da lo que queremos. Tengo que ser sincero contigo y ver la decepción cruzar tu mirada cuando te diga que terminaste tu relación de dos años porque ingenuamente, al igual que yo, creíste que nuestra magnética atracción tiene algún futuro.

   — ¿Qué quieres que te diga? —respondo sin decir nada de lo que pienso en realidad—. No recuerdas lo que pasó, ¿me vas a creer todo lo que te diga?

   —Por supuesto que sí.

   — ¿Y si te miento?

   —No lo harías —responde tan seguro de sí mismo, que termina por contagiarme un poco de su esperanza—. Confío en ti, Jae, por favor dime que pasó. Recuerdo cosas, p-pero no todas.

   ¿Por dónde es conveniente empezar? Podría decirle solamente que Yukhei vino a dejarlo aquí porque estaba ebrio. Sería una explicación corta, pero considerando que amaneció en su habitación, perfectamente se lo va a creer.

   Pero, ¿Qué caso tiene negar lo que pasó? Seguro se termina enterando de todo y cuando lo haga nada me garantiza que se tome de buena manera que le haya escondido la verdad. Sobre todo si él me está diciendo en la maldita cara que confía en mí.

   —Yukhei te trajo anoche —suspiro y luego miro mi taza de café, captando algunas pequeñas burbujas que se asoman en la superficie. El agua todavía sigue demasiado caliente para beber, ojalá la hubiera enfriado más—. Te trajo de su casa, bueno, de la fiesta más específicamente hablando, ¿ya lo recuerdas?

   Parece pensarlo un poco, pero cuando su boca se abre para decir algo, lo interrumpo.

   —Antes de eso te pusiste borracho, llegaste a la fiesta y después... bueno, tú hiciste algo.

   — ¿Algo?

   —Algo —le confirmo, procesando lo que se supone que debería decir después.

   Ambos nos miramos a los ojos, sin decir nada mientras las emociones saltan sin control de un lado a otro. Bajo la mirada hacia sus brazos y puedo ver que la piel se le eriza un poco por las corrientes de aire que hay en la casa, ¿de verdad no nota que le hace falta la playera?

   — ¿Fue algo malo?

   Regreso la vista hacia su rostro, ese que parece cansado y demacrado. A pesar de que durmió más de diez horas seguidas luce como si hubiera pasado la noche en vela.

   ¿Así me veré yo?

   —Depende de cómo lo tomes tú —puntualizo, usando un tono de voz demasiado reprochador para manejar el ambiente con neutralidad.

   Jeno se lleva las manos hacia la cara y se la refriega con fuerza. Mi actitud lo está exasperando, lo sé, pero debería entender que no es fácil para mí decirle esto. Mucho menos después de saber que no tiene ni idea de las consecuencias con las que tiene que cargar ahora.

   ¿Y si se arrepiente? ¿Y se termina de hablar conmigo e inmediatamente va con Renjun a decirle que quiere regresar con él?

   Mi miedo tiene una justificación, claro que la tiene.

   —Jae, yo sé que tú no tienes la culpa de nada, al contrario, fui un idiota anoche por beber tanto y terminar aquí, pero...

    Deja la oración al aire.

   No entiendo como pero el café en mi taza ya se ha enfriado. Al igual que mis sentimientos. La única diferencia es que lo primero me lo anuncian mis manos que ya no reciben su calor y lo segundo, la falta de tacto que se me cruza para decirle que se libró del infierno que estaba viviendo a lado de mi mejor amigo.

Extraño |NoMinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora