14. Abelia

8.7K 2.2K 399
                                    

El juego está por comenzar cuando veo a un chico de pie al comienzo de las gradas, buscándome con sus binoculares

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

El juego está por comenzar cuando veo a un chico de pie al comienzo de las gradas, buscándome con sus binoculares.

Alzo la mano y la agito para que Ramón, quien tiene media cara pintada de violeta y la otra mitad de amarillo, me vea. Su peluca púrpura amenaza con salirse de su lugar cuando tira con rapidez del codo de Kassian,  serpenteando entre la gente.

Él no tiene nada en común con su amigo. Camina encorvado, con una camiseta lisa y jeans, sin mostrar ni un solo color del equipo en ellos. Pide disculpas a medida que avanzan y choca sin querer con las personas, mientras Ramón grita «¡Abran paso, corazones!».

—¿De verdad tenías que invitar a mi ligue de una noche? —reprocha Sobb en mi oído.

—No cuestiono tus aventuras, tú no cuestiones a mis invitados. —Le doy una palmada en la rodilla al tiempo que los muchachos llegan.

—Ahora tenemos el cabello del mismo color, nos podríamos hacer pasar por hermanas —me dice Ramón.

—De otra madre —bufa Sobb, ganándose un codazo.

—Hablando de madres, ¿la tuya no te enseñó modales? —contesta el moreno antes de sentarse entre nosotros y arrebatarle el refresco para sorber ruidosamente de la pajilla—. Me quedo con esto hasta que te disculpes apropiadamente por haber prometido que me llamarías. Hacer promesas en vano está mal, es como tener sexo sin juegos previos y apropiada lubricación. ¡Duele, hombre!

—Ya te la estás acabando —apunta Kassian cruzándose de brazos y echando un vistazo alrededor.

Esta definitivamente no es su zona de confort.

—Como él acabó con mi corazón —replica, a lo que Sobb rueda los ojos y comienza a jugar con uno de sus piercings.

Miro al chico del baño y sus ojos de bebé. Hago un ademán para que se siente a mi lado.

—Estoy cómodo de pie

—Estarás sobre tu trasero si sigues obstruyendo la vista de estos tipos. —Señalo con mi pulgar sobre mi hombro, desde donde llegan malas miradas.

Se sienta de inmediato.

—Así que... —digo, esperando que formule algo.

Pasa sus manos por sus muslos, como si estuvieran sudadas. ¿Hiperdrosis?

—¿Así que? —Repite. Adopta una expresión relajada al instante—. Oh, claro, así que... —Frunce el entrecejo—. Espera, me perdí, ¿así que qué?

—Eres horrible entablando conversaciones, ¿verdad?

—La más pura de todas ellas.

Me rio.

—Te darías unos tips, pero no los necesitas.

—¿No necesito dejar de crear situaciones sociales incómodas? —Se rasca una oreja—. Desacuerdo. Los tips serían útiles para encajar un poco.

—¿Y qué hay de divertido en encajar?

Prefiero un silencio un poco incómodo pero real a una conversación monótona y sin sentimiento, digna de olvidar. Sin embargo, aunque no lo note, él es mejor socializando de que lo cree.

—Es fácil decirlo cuando tú encajas en todos lados.

—Los rompecabezas completos pueden darte una sensación de orden y satisfacción, pero si quieres emoción es mejor tener un rompecabezas con una pieza faltante o una que no haya forma de encajarla en ningún sitio.

Reprime una sonrisa y sé que está disfrutando de esta conversación. Los equipos entran al campo y la multitud enloquece y se pone de pie, pero nosotros permanecemos sentados.

—¿Crees que las personas incompletas se sienten mejor que las que no lo están? —Sus manos se han quedado quietas, lo que indica que su incomodidad disminuyó un poco.

—Creo que todos estamos incompletos en diferentes grados.

Sonríe de lado y me sostiene la mirada hasta que el locutor anuncia: —¡Y aquí está Ralph, alias El Demoledor, Dixon! ¡¿Guiará el quarterback a su equipo directo a la gloria?! —Entonces, la aparta avergonzado.

Lo peor de gustarle a una persona es cuando eres consciente de que no puedes corresponderle.

A veces porque no sientes lo mismo.

A veces porque tienes pareja.

A veces porque sabes que complicará las cosas.

A veces porque estás embarazada.

A veces por todas las razones.

Otras veces, por ninguna.

Lo que grito para tenerteWhere stories live. Discover now