Capítulo 3. #INSANELOCKANE

37 2 0
                                    


Cierro todos los perfiles, hago una declaración o me voy de la Argentina?

Mil comentarios. Un cosquilleo en la cara. No es nada Doc, no empieces. Son 40 años, no da actuar como una granulienta colegiala víctima del grooming o ciberacoso.

¿Leo o no lo leo? volvió a dudar jugando a tonta y re tonta. Calambre en el brazo derecho. Tranquila, es la tensión.

Ay, Chano Cruz te siguió. Emoción y crisis nerviosa. El pulgar del pie anestesiado. El derecho. ¿Estaré teniendo un ACV?

¡Legalicenlá! pudo leer debajo de una meme con su foto fumando.

La Doc respiró e inhaló profundo, cuatro veces, concentrada solo en el vaivén del aire. Mindfulness para no explotar. Mente y conciencia Plena.

Imposible: La sociedad de Psiquiatría te siguió. Es decir, adiós minúsculo prestigio.

Taquicardia, caída del celular al piso, temblor inexplicable en las manos. Hormigueo en cada nervio del cuerpo.

¡Si, ACV! ¡Voy a morir! gritó casi sin voz.

¡Al menos me voy a ahorrar la verguenza!

Solo quisiera despedirme de Valentino y decirle que a pesar de que me vaya ya no me necesita, que lo tiene todo para ser feliz, que por suerte no es como yo. ¡Tipear con parkinson es imposible!

¡Y la re mil puta, no quería morirme hoy!

Ewan Mac Gregor te siguió. ¿What? ¿Síntomas de Delirio lúcido? Podía ser, hacía poco había leído en la revista anual de Psiquiatria que combinar ansioliticos con Marihuana podía disparar un brote.

¡Sheat!

Se pellizcó y volvió a mirar el IG. Sí, la seguía siguiendo. Esto sí que se había ido completamente de sus manos. Dejó de sentir el brazo derecho. No había forma de detener la muerte. Llegaba casi de la misma manera que en Citizen Kane, su película preferida.

¡Si, moría #INSANELOCKANE! Era fabulosa, hasta para morirse. Jueguitos de palabras, asi arrancaba o terminaba todo.

Vintage la Doc, como ninguna otra de su generación, recordó la escena inicial en donde Orson Wells, enunciaba su ultima y enigmática palabra antes de morir: Rosebud. Después, un noticiero informaba que el magnate de la prensa y las finanzas Charles Foster Kane había muerto en su palacio de Xanadú. Kane había heredado siendo niño una fortuna y durante un invierno fue separado de su madre para ser educado acorde a su nuevo status. La pregunta que hacía girar a la pelicula era entonces ¿quién es realmente Kane? Un periodista recorre su vida intentando develar el sentido de aquella palabra. Pero este trayecto deriva en la vacuidad: nadie sabe nada de rosebud... Al final de la película, en un gigantesco horno, se queman objetos que Kane ha acumulado durante su vida: un trineo es arrojado al fuego, la cámara se acerca, en el trineo se lee Rosebud, hasta que las letras desaparecen en llamas. Rosebud es la palabra escrita en aquel trineo con el que el niño Kane jugaba en la nieve aquel invierno cuando el destino se convirtió en millonario....

Esa escena siempre la estremecía.

Estaba claro que todos ibamos a tener nuestro momento Rosebud. Aquel que nos sintetiza, nos define y nos marca en un segundo para decir todo o nada sobre nosotros antes de convertirnos en puras cenizas. Y así como en Kane, en un segundo su vida corrió de a flashes: el primer día en el jardín llorando con un topolin sin juguete, el olor a cría recién parida de Valentino. Dos sortijas sucesivas ganadas en la calesita del zoologico de La Plata. Un beso al viento con ojos cerrados y Martin corriendo con el guardapolvo blanco. Su inocencia perdida en unas manos ajadas por páginas de cientos de libros. Los platitos colgados en el living de su abuela junto al cuadro de un niño llorando. Su esperanza salpicada en granas de colores de tortas de cumpleaños de otros niños, nunca en el el suyo. Jurar por la patria y por Pavlov (ja!) al recibir su diploma. Reír hasta vomitar en el zamba del Italpark. El día en que Mamá Karenina estaba tan contenta que le compró un Conogol.

Conogol, sí, esa sería su última palabra. La gritó en un mensaje grabado para Roxy. La unica diferencia era que Roxy sí sabía que significaba.

—¿Qué tomaste esta vez? —dijo Roxy abatida entrando al depto como si se tratara de un nuevo cuadro. La doc se había tenido que arrastrar hasta la puerta para abrir.

—Lo mismo de siempre. Solo que me estoy muriendo —contestó ahogada. Prácticamente no sentía ningún miembro.

—No Doc —Le palmeó el hombro—. Ataque de Panico, ataque de panico.

Tu canciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora