Dragons of Atlantis - La leyenda (Pausada)

Capítulo 8 - El reino de Keres

                       CAPÍTULO 8 - EL REINO DE KERES

Nunca había visto nada semejante a aquello. ¡La línea temporal había cambiado radicalmente! Aquello me asustó bastante porque no tenía ni idea qué podía llegar a pasar. ¡Podría hasta ser el fin del Universo tal y como lo conocíamos! Así que para salvaguardar el orden temporal y evitar una catástrofe, lo mejor sería que yo también participase en la guerra por Atlantis…

Keres estaba más que satisfecha con el éxito de su plan. Aunque había hendido en el corazón de Adán, no esperaba del todo que la entregase su alma tan fácilmente. Era una pena que no pudiese tomarla allí mismo. Su alma era muy poderosa y, para su propósito, tenía que llevarle a sus dominios. Con Tiamat perdido en las tundras, Eva muerta y Adán bajo su poder, la victoria estaba garantizada.

- Ha sido una elección muy inteligente, Adán. Para intercambiar tu alma con la de Eva tendrás que viajar al Altar Espectral más cercano, es la entrada al Inframundo. Allí te esperaré para comenzar el ritual -explicó Keres.

- ¿Cómo encontraré ese lugar si se puede saber? –preguntó  Adán sin dejar de pensar en rescatar a Eva.

- No muy lejos de aquí hay un bosque nevado. Te abriré afuera un portal que te llevará directamente hasta el corazón de ese bosque, en un claro donde te aguardarán las ruinas. Encontrarás varios entes de Energía Azul flotando por el camino, ellas te guiarán hasta mí. Te espero con ansia en el Inframundo. Adiós Adán -Keres se marchó dejando tras de sí un rastro de humo morado.

Ya está. La decisión ya estaba tomada y no podía echarse atrás, no si quería salvarla. ¿Cómo había podido dejar que acabase así? Si hubiese estado más atento a ella en vez de sus ansias por acabar con Keres… Pero ya era demasiado tarde, ahora tendría que pagar el precio de su error, un precio que aceptaría con gusto.

 Interrumpiendo sus pensamientos, una pequeña bola azul apareció atravesando una pared de la caverna de Nidhogg, agitándose como si quisiera que le siguiese. Esa debía de ser uno de los entes de los que se refería la diosa. El ente salió de la caverna sin esperarle. ¡Si lo perdía de vista nunca encontraría el camino al Altar Espectral.

Persiguió a la bola azul a través del Lago del Témpano hasta llegar a la orilla donde los dos humanos estuvieron descansando tras el combate contra Ymir. La pequeña esfera flotante llegó a la ladera de una montaña se precipitó hacia ella sin frenar lo más mínimo. Entonces, se abrió un portal violeta por el que el ente cruzó. Adán se detuvo ante el portal. Al otro lado le esperaba el territorio de Keres. Ocurra lo que le ocurra, no podía detenerse, había decidido su destino e iba a recuperar a Eva como fuese. Decidido, atravesó el portal y apareció en medio de un bosque cuyos árboles estaban cubiertos de escarcha.

Dentro de la arboleda, los altos pinos ocultaban los rayos de luz que quedaban del día y daba la sensación de que ya era de noche. A su alrededor, varias esferas azules flotaban errantes entre los árboles. Mientras avanzaba, sintió como si algo o alguien le siguiese. De hecho, creyó ver una sombra agitarse tras él; pero no le dio importancia, al fin y al cabo podría ser cualquiera de esos entes.

El humano siguió el camino que marcaban aquellas bolitas azules hasta que llegó a un montículo de considerable tamaño rodeado de varias columnas. De la colina gris brotaba un inmenso haz de luz azul y cientos de esferas azules giraban a su alrededor. Sin lugar a dudas, era el Altar Espectral.

***

A la vez que Adán ascendía por las escaleras que ascendían hasta la cima del Altar Espectral, Keres atravesaba un puente de piedra que cruzaba un profundo abismo y cruzó varias galerías hasta llegar a una estancia que parecía no tener paredes. Desde las tinieblas, una voz grave se dirigió a Keres.