—Espero que todo salga bien en su viaje a Busan. En serio —cambió de asunto—. Recuerden comunicarse con nosotros en cuanto lleguen.

—Claro, hyung. No te preocupes; lo haremos.

—¡Nos vemos, chicos! —se despidió la pelinegra

—¡Nos vemos! —al unísono se despidió la pareja, finalizando la vídeo llamada.

—¿Listo para partir? —animó el pelirrojo a Jungkook, recibiendo una afirmación de su parte.

Jungkook tomó de la mano a Taehyung mientras que este confiaba su peso a su bastón, dirigiéndose al interior del tren. Adentro parecía ser un lugar cómodo y acogedor para ambos. Los vagones lucían modestos, con una vivacidad arcaica y respetable. Les hacía recordar bastante a aquellos antiguos trenes de juguete que se ven en películas o tiendas de reliquias. Al encontrar su habitación se encantaron con la idea de tener una ventana, pues así disfrutarían más del largo viaje.

—Traje cartas —anunció el castaño—. Sé que este viaje se tomará su tiempo hasta llegar a Busan, entonces...

—De hecho, llegaremos de noche a Busan.

—Ah, ya veo... 

Se sentaron en una cama y se echaron plácidos de espaldas. Cuando Jungkook estaba a punto de comentar algo, su estómago le interrumpió con gruñidos y el pelirrojo se echó a reír.

—Al parecer alguien tiene hambre —se burló haciendo cosquillas en el estómago del otro—. ¿Quieres que vaya a buscar bocadillos al vagón del restaurante? 

—Descuida, yo iré —amplió una dulce sonrisa y palmea suave el muslo del chico antes de salir de la habitación.

Taehyung suspira y ríe en cuanto Jungkook desaparece. De su mochila saca discreto su cámara y una libreta. Observa como el tren comienza a avanzar y se acerca a la ventana de la habitación, viendo a todas las personas despidiéndose con las manos alzadas de otros pasajeros. Fotografió todo lo que en sus ojos se reflejaba para poder rememorar aquellos instantes. Rebuscó entre las páginas de su libreta y encontró su último escrito. Se sintió tan emocionado de estar al lado de Jungkook. Esta vez estaba complacido de poder disfrutar una navidad con él; su primera navidad juntos. Sabía que no podía estar equivocado con sus propias palabras, y lo cierto era que Jungkook sí pertenecía en él. En su corazón, en su alma. Es así como imaginaba los mejores de los augurios y anécdotas por compartir. Se sentía tan complacido como ansioso ese mismo instante.

Guardó su libreta justo antes de que el castaño muchacho apareciera de vuelta con una bandeja repleta de canapés de diversos sabores, dejando a Taehyung con la boca abierta.

—Deja de babear y comamos ya, estoy famélico.

Ambos soltaron una carcajada e iniciaron a comer mientras se divertían observando como el tren se alejaba de Seúl. Calles conocidas, edificios, casas y más lugares se distanciaban de ellos en ese humilde tren. Sonreían al ver como de a poco la nieve se acumulaba en el vidrio de la ventana y la bandeja terminaba vacía. Estaban satisfechos y contentos.

Ya se había vuelto tarde, y la luna los saludaba. Es ahí cuando Taehyung le pidió un favor a Jungkook.

—¿Por qué querrías hacer eso...?

—¿No puedo? 

Jeon no se negó y exhalando se deshizo de su chaqueta, apartándola de la cama enfrente de Kim. Su espalda chocó con la pared cerca del vidrio y al observar el cielo, la luz de la luna le decoró su rostro. Justo como Taehyung anhelaba. De su mochila sacó una gran libreta de hojas pálidas y un lápiz de carbón para comenzar a trazar delicadas líneas. Lustró a Jungkook como sus hambrientos ojos le codiciaban su belleza, recorría con maravilla los rasgos faciales. Sus ojos fueron tan brillantes como estrellas y sus labios se volvieron en una obsesión, irresistibles para Taehyung en ese minuto. Al seguir con sus cabellos se entretuvo con los rulos que el castaño tenía. Bajando con su cuello emprendió otro tipo de viaje, como una degustación para sus orbes. Sin embargo, algo le detuvo.

camaleón ¹ • taekookTempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang