Día 26 Amor/Desamor

Start from the beginning
                                    

No lo pensó dos veces y se impulsó hacia delante, tomando a Jin GuangYao por el brazo que aún le quedaba. Su corazón se estrujó, su pecho dolió. Estaba cubierto de sangre, su rostro inexpresivo, sus ojos sin vida. Apenas enfocó su mirada cuando sintió la presión en su brazo, pero esa fue toda la demostración que exhibió. Lan XiChen lo abrazó y apretó contra su cuerpo mientras oía desencadenarse una batalla cerca de su posición.

Intentó movilizarse arrastrando a GuangYao, tarea que le resultó más difícil de lo que creía en un primer momento. El peso muerto de una persona que no cooperaba sumado a la delicadeza con la que intentaba presionarlo a moverse por temor a que sus heridas ya de por si grave empeorasen los obligaba a una pelea indirecta por dar paso por paso. Sin embargo, Lan XiChen se percató como de un momento al otro sus músculos parecieron responder más firmemente a sus órdenes; sus oídos ya no silbaban, la mano que sostenía aún su espada se volvió más ligera, su visión más clara.

La neblina se disipaba, al menos de su lado. Jaló con fuerza del brazo ajeno, más impaciente y presuroso que antes. El miedo y la culpa comenzaban a enturbiar su mente; lo que estaba haciendo esta mal a varios niveles, a muchos de ellos. Estaba anteponiendo sus intereses egoístas a la búsqueda de justicia por mentiras y elucubraciones que se habían tejido durante años y que ahora exigían una respuesta clara y contundente que él no iba a permitir que se diera lugar; una risa macabra se dejó oír a sus espaldas, a unos cuantos metros. Sus ojos no pudieron dejar de desviarse en esa dirección, el brillo de Bichen deslumbrando en la niebla. Aquel sujeto, quien fuera, había logrado una distracción que él no podía desaprovechar, pero su hermano...

Su hermano menor estaba con Wei WuXian. Por alguna extraña razón, en esos momentos se sintió un poco más distanciado de Lan WangJi, como si este de alguna manera se estuviera alejando de él, también por sus propios fines egoístas.

Jin GuangYao tembló suavemente bajo su agarre y sus rodillas cedieron, obligándolos a ambos a arrodillarse. XiChen tenía que tomar una decisión drástica y contundente, y tenía que hacerlo en ese momento.

Envainó la espada de un rápido movimiento y con la mano libre desató la cinta de su frente; la sensación de desamparo se dejó sentir en segundos, pero su resolución era férrea. De un movimiento resuelto, enlazó el brazo de GuangYao al suyo propio con fuerza, abrazando el cuerpo maltrecho de la persona que no podía permitirse perder, bajo ninguna circunstancia.

Lo que iba a hacer a continuación era por demás arriesgado, tanto para GuangYao como para sí mismo; la duda de si el cuerpo malherido del otro podría soportar un viaje a larga distancia de aquellas características lo hizo titubear en su lugar, sopesando sino sería mejor opción trasladarlo primero a algún sitio seguro y luego...

— Er-Ge.

XiChen inspiró brusca y profundamente, sorprendido. Jin GuangYao parecía haber reaccionado de repente, su rostro claro y en apariencias enfadado. Chasqueó la lengua y se deshizo del agarre que XiChen había elaborado con su cinta a manotazos, jalando bruscamente para separarse de ella. El mayor sólo pudo observarlo confuso antes de sostenerlo nuevamente por el hombro, evitando que se pusiera de pie.

— ¿Qué haces? Debemos irnos.- farfulló despacio, intentando persuadirlo. El sonido de espadas chocando se volvía cada vez más cercano, más peligroso.

— Er-Ge, por favor. No te involucres en esto.

Sus ojos ambarinos, en esos momentos fríos y calculadores observaban la neblina; XiChen se asombró de la capacidad de recuperación que parecía haber experimentado GuangYao, lo que lo llevó a sospechar que algo se estaba escapando de su entendimiento.

— ¿Tú...planeaste esto?

Finalmente, el rostro del menor se desvió hacia él. Sonrió de manera perturbadora, la sangre en sus labios contrastando con la palidez de su piel. La diversión le llegó a los ojos, adquiriendo un aire más cálido que en cierta medida tranquilizó a XiChen. Al menos, no parecía haber perdido la razón. No del todo.

Fictober XiYaoWhere stories live. Discover now