Estarossa Y Mael en RE: ZERO

Capitulo 1: La Llegada del Arcángel y El Demonio

Han pasado varios años desde la caída del rey demonio, la paz entre las razas por fin se ha dado, los demonios y las diosas ahora podemos vivir prósperamente, y después de ello todos comenzaron a formar su vida, los siete pecados capitales ya no tenían razón de existir por lo que cada uno de ellos se fue alejando del equipo, el primero fue Escanor sin la gracia del sol era un simple humano, por lo que decidió abrir una taberna en Camellot. Los siguientes fueron Ban y King quienes formaron una vida con sus amadas la hada y la gigante Diane, Gowther quien después de la guerra no se sabe de él, desapareció sin dejar rastro, Merlín que sigue estudiando su magia en secreto.......Y por último...Meliodas, quien se casó con Elizabeth, la mujer a la que tanto amé, era inevitable esto, yo sabía que estar a su lado no ocurriría jamás, por lo que acepte eso....Estoy bien al final de todo, he podido vivir una vida mas tranquila, me aleje del clan de las Diosas, en busca de algo que llene mi vacía vida, no sé cuánto tarde pero espero no sea mucho.

Ahora mismo me encuentro entre unas montañas viendo el sol mientras estoy sentado en el suelo abrazando mis rodillas, solo quería mirar el brillo del sol e imaginar mi vida con Elizabeth, la única persona que nunca se burló de mí, quien me hizo levantar entre esperanza.....le debo mi vida por eso y si verla feliz es la respuesta a mi deuda, la aceptare.... Vaya el sol esta un poco raro este día, me siento mareado, siento que alguien me llama.

Mael-san.

¿Quién dice eso?....solo puedo escuchar que alguien me llama, al parecer lo dice con una voz de preocupación, pero no reconozco esa voz, ¿Qué importa ahora? Solo quien cerrar los ojos y dormir un poco, comencé a tallar mis ojos y sentí que el mundo estaba dándome vueltas, al abrirlos no pude evitar poner una cara de asombro, de un momento a otro aparecí en una ciudad, lo más extraño es que estaba de pie y con algo diferente en mí, al verme detalladamente pude notar que llevaba el mismo atuendo a cuando era la escoria de Estarossa, la misma gabardina azul marino, los guanteletes y botas metálicas, la espada que usaba en ese entonces.

¿pero qué? ¿Dónde estoy? El arcángel se preguntaba mientras veía a su alrededor muchos semi humanos, la confusión en él lo consumió, al poco rato escucho a un hombre frente suyo decirle con algo de enojo..... ¿Oye tu? ¿has estado parado en mi tienda un tiempo? No sé de dónde saliste, pero te interesan unas manzanes.

El arcángel al notar al hombre se animo a preguntarle con mucha cortesía... disculpe amable caballero ¿Dónde me encuentro? Estoy un poco desorientado.

El vendedor cuya apariencia era de un hombre casi a la altura de Mael, musculoso, cabello verde recogido con un paliacate hacia atrás y algunas cicatrices en su cuerpo le respondería un poco frustrado... Nos encontramos en Lugunica más exacto en la ciudad, ahora si no vas a comprar nada mejor retírate.

El arcángel decidió irse sin ninguna objeción, no tenia sentido preguntar mas aun cuando la respuesta que recibió hace unos segundos no le fue de utilidad, pero así mismo pudo pensar.. Lugunica, nunca había escuchado de el pero ese hombre no mentía, algo raro me pasó y tengo que averiguar que fue, no estoy seguro de que está pasando, pero es mejor investigar pronto.

El arcángel decidió caminar un rato e investigar con calma la situación y descubrir si su sospecha de estar en otro mundo era cierta, cuando camino cerca de un callejón oscuro podía escuchar unas voces extrañas, dichas voces le daban un presentimiento negativo y por tal decidió investigar que sucedía, al entrar al callejón notó como 3 hombres tenían amenazando a una chica, al parecer querían quitarle sus pertenencias amenazándola con una daga cerca de su estómago, la chica con temor estaba por entregar sus pertenencias pero al ver al Arcángel se sorprendería al ver sus ojos dorados y llenos de luz, los tres agresores voltearon en curiosidad al asombro de su víctima, al tener la mirada puesta en Mael se asombrarían al ver su tamaño, sus ojos y las prendas que vestía.