Somewhere Only we Know

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Llevaban poco más de cinco meses saliendo cuando Chloe por fin hizo formal la mudanza al departamento de Beca. Todo había sido rápido, todo lo que habían vivido había sido prueba suficiente para saber que querían estar juntas todo el tiempo, que querían llegar a casa y encontrarse, y que no necesitaban más tiempo para conocerse. Sus amigos creían que estaban apresurando las cosas. Ellas no escuchaban otras opiniones y se dedicaban a vivir.
Beca había concedido a Chloe el honor de ser la única persona que conociera su hogar de esa forma. Le había dado un juego de llaves para que usara el lugar como si fuera suyo, y le había pedido, exclusivamente, que mantuviera el misterio con el resto de la gente que las frecuentaba. Chloe amaba el misterio, y además adoraba ser ella quien tuviera ese privilegio. Se hizo a la idea muy rápido. Estar allí no se sentía extraño, ni fuera de lugar. Estar allí era como tener, finalmente, un hogar, y nada de lo que había tenido en su vida se parecía a eso.
La primera noche luego de su efectiva mudanza, un apagón afectó a la ciudad. Beca la sorprendió cocinando pastas, tomaron un lugar en el piso de la sala, usaron el sofá como respaldo, y dejaron que la luz de la luna, y algunas velas, hicieran de iluminación durante la cena. Beca había conseguido un papel que había deseado mucho, y su sonrisa sólo era opacada por su emoción para contar cómo había recibido la noticia. Chloe sólo podía pensar en lo hermosa que se veía cuando estaba tan animada, y, carente de palabras, se dedicó a escucharla.
- Sin embargo, lo que más me alegra hoy es que por fin decidieras acceder a vivir conmigo. No podía verte desaparecer por el ascensor una vez más, ni aunque supiera que llegarías otra vez al siguiente día.
- Qué peligroso es estar enamorada de una escritora, ¿no crees? Sabes exactamente qué decir todo el tiempo para tenerme enterita a tus pies.- Chloe hablaba en serio. Siempre había pensado que enamorarse de la chica que escribía era un error, un camino de ida, un pasaje directo a la pérdida de la cordura y el criterio. Y Beca había logrado que ella cayera, ciega, ante su capacidad de decir cosas bonitas sin esfuerzo.
La besó. Había probado de esos labios infinitas veces los últimos meses, pero siempre era embriagador. Besarla también podía hacerla perder la cordura. Y lo hizo.
De pronto cruzó las piernas por sobre Beca, y se sentó en su regazo para seguir besándola, para tener un ángulo diferente. Y el beso se convirtió en caricias, y esas caricias las llevaron a quitarse sus camisas. La piel pálida de Beca hacía contraste con el sostén azul marino que llevaba puesto, y del cual Chloe se deshizo sin problemas. La pelirroja tenía movimientos rápidos, hábiles, muy ingeniosos. Pero Beca no la dejaba dominar por completo. La recostó sobre la alfombra, y quitó sus pantalones para descubrir que su sexo ya emanaba un calor excitante por encima de su ropa interior. Pero a ella le gustaba jugar un poco. Acarició sus piernas desde las rodillas, y subió hasta el límite, justo donde Chloe deseaba que sus manos se detuvieran, pero luego bajó otra vez y una sonrisa malvada se dibujó en su rostro antes de acercarse a besarla, ya con más pasión, con más deseo.
Chloe la aprisionó contra su cuerpo, envolvió sus piernas en la cadera de Beca, y logró un roce que la hizo soltar un gemido. Sabía que ese gemido era la perdición de la actriz, y sabía también que no pasaría mucho tiempo hasta sentirla moverse con fuerza contra ella. Enredó sus dedos en el cabello castaño, introdujo su lengua en la boca de Beca, jugó con ella, y en un ágil movimiento logró su cometido: tomar el control, estar sobre ella, y quitar rápidamente sus jeans y toda la ropa que se interpusiera entre ellas.
- Ahh... Qué bien se siente eso.
Beca se estremeció cuando los dedos de Chloe se encontraron presionando su clitoris, y estrujó fuertemente un cojín que había quedado al alcance. La pelirroja se acercó peligrosamente a su cuello, dejó un beso suave y empezó a bajar. Se detuvo en sus pechos, estimulaba con su lengua cada parte del cuerpo de Beca, hasta que llegó a donde ella quería, a donde explotaba automáticamente. Y para suerte de Chloe, Beca nunca se contenía. Sus gemidos eran audibles en toda la sala, sus manos aferradas a cualquier cosa que tuviera cerca eran la prueba firme del placer que le causaba su novia, y cuando arqueaba su espalda y tiraba la cabeza hacia atrás, todo en su cuerpo pedía más. Se corrió una vez y luego se retomar fuerzas, se sentó sobre Chloe, introdujo dos dedos en ella y con movimientos suaves, fue llevándola a la perdición.
- Por Dios, Beca, no aguanto más.
Chloe logró decir eso luego de gemir en su oído por un rato, mientras sus uñas se clavaban en la espalda de la morena, que no dejaba de moverse sobre ella, y tampoco sacaba sus dedos de su interior. Se corrió mientras sus dedos aún estaban dentro suyo, y soltó todo el peso de su cuerpo en la alfombra, agotada, pero complacida como nunca antes. Beca la besó, aún sobre ella. La besó y acarició todo su costado. Sus ojos conectaron con los suyos, y ambas sonrieron.
- Te amo.
Fue el primer "te amo" que Chloe dijo. El primero en toda su vida. Y posiblemente el único que sería completamente cierto aunque pasaran mil años.
- Te amo.- repitió.- Y estoy completamente enamorada de ti.
Recibió un sentido beso de respuesta, y al terminarlo, Beca le devolvió el sentimiento.
- También te amo, Chloe Beale.

(Re) Escribir nuestra historia.Where stories live. Discover now