Capítulo 6

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Mis emociones eran directas, sin indecisión alguna.  Yo estaba hirviendo de furia, urgida de sexo, que sentía los más grandes deseos de dejar a lado mi incredulidad.  Se acercó más y me rodeó con los brazos, luego levantó mí cabeza obligándome a besarlo, sentía su miembro duro y grueso contra mi estómago pidiendo a gritos que fuera liberado, sus dedos largos me acariciaron el cabello, contuve el aliento, respiraba afanosamente, en espera de lo que vendría a continuación.

Caímos los dos al suelo, yo trataba de apartarlo de mí.  Forcejeamos, dando vueltas, retorciéndonos, en silencio, una lucha frenética, su fuerza contra la mía. Pero la verdad eso no fue una gran batalla.  Yo tenía piernas fuertes, pero él tenía los bíceps, y pesaba más y más fuerte y tenía mucha más determinación qué yo de utilizar algo caliente, hinchado y exigente, hasta tal punto que toda la capacidad de raciocinio y todo su equilibrio mental habían desaparecido. Y yo le quería. Le quería y le deseaba, sí él quería aquello de tal menera, fuese bueno o malo.

No sé cómo, lo cierto es que acabamos sobre aquel colchón, sin duda había conocido amantes mucho antes de aquella noche. Y fue ahí donde me poseyó, metiéndome a la fuerza aquella parte sexual suya, hinchada rígida, que tenía que quedar satisfecha, ya la introdujo en mi carne rígida que se oponía y desgarró.

Y ahora ya habíamos hecho lo que me había jurado no hacer nunca.  Estábamos condenados para toda la eternidad, condenados a arder siempre, a colgar boca abajo y desnudos sobre los fuegos eternos del infierno. Pecadores, precisamente lo que Jongin habría predicho con temor hace tiempo.

Nos separamos y nos quedamos mirándonos, con los rostros entumecidos y pálidos de la impresión, y apenas capaces de hablarnos.

Sehun se levantó y fue el primero que habló, con una voz que finalmente se había transformado cortante, aveces, en profunda y masculina.

—Debemos irnos ya ____.

—No entiendo —dije.

—Lo que quiero decir —murmuró, mientras tomaba sus pantalones y comenzaba a vestirse, miraba sin expresión al espacio, a la nada —Yo siempre pensé qué, cuándo se es mayor se sabe cómo salir de cualquier problema, que nunca se tienen dudas sobre lo qué está mal y lo que está bien, pero nunca creí que los mayores se viesen a veces desconcertados y sin saber que hacer, cómo nosotros.

No pude menos de mirarle, llena de asombro —Podrías haberte ahorrado el esfuerzo—le dije a Sehun, que estaba parado en un rincón mirándome, yo aparte la cabeza de aquel espectáculo, asqueada por lo que acaba de hacer.  Siempre estaba a la altura de cualquier problema difícil.

Sehun se acercó a mi lado de la cama y se sentó en el borde, mirándome durante un momento muy largo.  El no tuvo la necesidad de decirme sus sentimientos ante su evidente indiferencia.  Sus ojos llenos de  confusión me lo decían todo.  Sus movimientos apáticos decían más todavía.

Bajamos por las escaleras cómo pálidos y soñolientos fantasmas, en estado de subnormal de conmoción.  Al cruzar la entrada principal me cogió de la mano y avanzamos descalzos alejándonos de la enorme casa;  me sentía muy rara por estar al aire libre, pisando el suelo, en una noche cálida de invierno.  Dejando atrás el  maravilloso día que nos regalaba la noche, eran las dos de la madrugada cuándo subimos al auto, y las dos y media cuándo ya nos encontrábamos en la oscuridad de la carretera con destino a nuestros hogares.  Seguimos allí, en silencio, mirando de vez en cuándo algo que nos llamaba la atención, como las nubes flotantes, y el juego de la luz de la luna sobre nosotros. 

—La verdad _____, no sé qué decirte —Lo oí suspirar, fue un suspiro hondo y triste.

—En fin —comencé a decir con la voz ronca y sofocada, agarrándome al único que parecía preocuparse ya de aquello—, ¿es el amor o el dinero lo que hace girar el mundo?

Sehun parecía confundido.  Las distintas emociones que se reflejaba en su rostro le daban un aire confuso, desconcertado, deslumbrado y como indefenso.  Sentía deseos de ponerme a gritar, como "Carrie" y protestar, pero había algo roto en sus ojos que me indujo a contenerme y cerrar la boca.

—_____..., lo que dijiste no vuelvas a decir cosas estúpidas cómo aquellas...

—¿Y por qué no? —repliqué, sofocandome—.  Todo lo que dije es verdad.  No hice más que expresar lo que siento.  Me limite a soltar lo que tu tienes escondido en lo más profundo de tu ser.

—¡Yo nunca he dicho que seas una interesada! —gritó el con la voz ronca golpeando el volante— No vuelvas a decir tal cosa, o pensarlo siquiera.

—Sehun, ya lo he dicho antes, y te lo vuelvo a repetir, no somos nada y nunca lo seremos, sí es lo que te preocupa no pretendo atarte a una vida que no sea la tuya, se que esto es pasajero y también se que somos de distintas clases, recién nos conocemos no me puedo enamorar de un día otro.  Tu eres libre de hacer lo que quieras pero tampoco puedo seguir prestandome a estas cosas.  Así que por favor llévame a casa y olvidemos lo que sucedió.

Dangerus Submissive⤡𝒪𝒽 𝓈ℯ𝒽𝓊𝓃Where stories live. Discover now